Hace 74 años elabora, entre otros gustos, el mejor helado de limón, con una receta que alcanza a cuatro generaciones y que vino de Italia.
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Una mujer alta, robusta, pelo corto que no llega a los hombros, está parada en el salón sosteniendo un cucurucho cargado de helado y se puede ver que uno de los gustos es limón. O al menos eso parece, porque es color crema y porque ese sabor, el limón, es uno de los más célebres de Aloisio, la heladería de Mercedes fundada en 1949. La mujer es Chela, María Angélica Bojorge, y disfruta del cucurucho como si fuera la primera vez que pisa una heladería. Está casada hace 35 años con Jorge Aloisio, nieto de Vicente Aloisio y Victoria Pasani de Aloisio, mago supremo de los helados y socio, junto a Leandro Aloisio, de la heladería mercedina artesanal, más tradicional del pueblo.
Los dos saben hacer helados, pero Leandro admira a Jorge, le agradece haberle transmitido un saber familiar, “Yo aprendí gracias a él, hace tres años y medio”; reconoce en su primo segundo la valiosa trayectoria de quien empezó, nada más ni nada menos, que a los nueve años, “A los nueve años vine a la caja, hasta los doce”, dice Jorge. “A los doce me ascendieron a la fábrica. Ahí empecé en la fábrica y la fábrica no la dejé nunca”. Pero sobre todo, a Leandro le pasa algo que si le sucediera a cada persona, el mundo sería maravilloso: su trabajo, simplemente, le parece hermoso. “Es muy fascinante. Es hermosa la manera de trabajar que tenemos, que aprendí de él. La manera de forma natural, los productos que utilizamos, todo muy artesanal. Se mantiene lo mismo de hace tantos años, se trabaja de la misma manera, con la misma maquinaria”.
A las seis en punto de la mañana, Jorge abre la heladería y camina hasta la parte de atrás, donde está la fábrica. Enciende las luces y se ilumina la paila dulcera, la balanza de platillo doble y pesas de bronce que solo él utiliza (dicen que a una velocidad asombrosa). Prende la caldera y recibe 200 litros de leche de tambo, de un campo de Mercedes que pertenece a una familia a la que le compraron toda la vida. Así empieza la producción de cada día, hace 74 años. La heladería se llama Aloisio hermanos, por Vicente, el abuelo de Leandro, y por Carlos, su hermano, el papá de Jorge. Pero todo comenzó antes, cuando Vicente mayor, padre de los hermanos, llegó desde Italia a la Argentina, en 1905.
Qué frío está el helado
“Empezó mi abuelo con la venta ambulante. Mi abuelo fabricaba los helados y los vendía de forma ambulante”, dice Jorge. En 1926, Vicente Aloisio, que estaba en la localidad de Pergamino, viajó 168 kilómetros y llegó a Mercedes con una receta que traía de Italia. Se le ocurrió vender helados en la plaza, las calles, las casas. Cuentan que las primeras veces, al ofrecer ese postre desconocido, los mercedinos le decían que iba a matar a las criaturas porque era demasiado frío. En Italia había quedado su esposa Victoria con los dos primeros hijos, pero la separación física duró poco. No se sabe cómo, pero Victoria se enteró -tal vez una carta o un chisme que viajó por barco- de que Vicente tenía una novia en Argentina. Agarró una valija y los dos hijos y se subió al primer barco que zarpó al país. “Lo amaba, tenía locura con él. Y el abuelo la recibió y se habrá comido algún reto”, dice Jorge.
En 1949, Francisco, hermano de Vicente (chico) y de Carlos, compró un local, “puso un local un tío mío, que no es ninguno de la sociedad anterior. Estuvo unos años y le vendió al abuelo de Leandro y a mi papá, este local. En el 49 se inauguró acá”. La heladería central -hay dos sucursales más- está ubicada a media cuadra de la plaza principal San Martín.
“Un helado que se distingue” era la frase estaba pintada en la marquesina. La gente del pueblo se agolpaba esperando a que abriera. “Yo empecé tan chico que vi gente muy grande con los hijos, los hijos con los nietos. Van muchas generaciones. Acá va la cuarta generación”, dice Jorge que, desde que ingresó en la fábrica hasta la actualidad, no cambió el modo de elaborar helado, “Trajeron recetas de Italia. Son la base de lo que tenemos con algunas modificaciones por épocas, sabores, materia prima. Se fueron perfeccionando. Yo aprendí de esas recetas”. Uno de los 50 gustos que tienen es famoso por su delicioso sabor: el limón. Para fabricarlo, compran 70 cajones de la fruta amarilla. Jorge y Leandro cortan los limones uno por uno y los exprimen a mano. “Por ejemplo, el limón, exprimimos los limones a mano. Naranja exprimida. Venimos acá en la fábrica. El limón lo compramos y lo exprimimos. Seguimos trabajando de manera artesanal”. Por esta simple razón, si alguien se cruza con un mercedino y le cuenta que va a Aloisio a tomar un helado, el mercedino responde, “probá el de limón”.
Candy Suizo, la golosina de la nostalgia
Vicente mayor, el que empezó con todo, además de helados hacía un caramelo que se llama Candy Suizo. Sostenido de un gancho, el caramelo se estiraba con la mano hasta cristalizarse. Se formaba un bloque duro y se lo llevaba a refrigerar. Pasado un tiempo, se partía en pedacitos con un hacha muy pequeña. Como es de esperar, Jorge también sabe hacer el caramelo. Lo hace una vez por año, cuando le agarra nostalgia de su abuelo, dice, “...pienso en el abuelo y hago Candy Suizo. Dos por tres lo meto y ellos me rezongan porque lo tienen que romper. Cuando lo rompés te salpica todo, te queda pegado en el pullover, viste”. El Candy Suizo también se vende en la heladería como cada cosa que hacen y se despacha casi al instante.
En invierno hay churros. Leandro prepara la masa y Jorge fríe en una churrera que ubican en el centro del local. Los dos pasan horas en Aloisio como lo hacía Vicente, abuelo de uno y bisabuelo del otro. Sus esposas, Chela y Gisele Caracoche, también trabajaron ahí. Los dos noviazgos empezaron en la heladería: Chela era la hija de una amiga de la madre de Jorge; Gisele, a los 19 años fue a pedir trabajo y la atendió Leandro “...era jovencita, tenía 19 años y yo 28. Entró y coincidían los horarios. Estábamos hasta la una, dos, tres de la mañana charlando, charlando hasta que bueno... se dió”. Tuvieron una hija a la que le pusieron Victoria, como su bisabuela. Jorge y Chela tienen dos hijos: Cecilia y Nicolás Aloisio, “mi hija ama la heladería”, dice Jorge, y agrega, “Yo, cuando me voy de vacaciones extraño. Mi abuelo cuando se iba de vacaciones iba a recorrer heladerías. Copiaba ideas, probaba. No se podía desprender nunca del helado”. Si existieran las varitas mágicas, se podría decir que la familia Aloisio tiene la más dulce de todas. Si se le pregunta a Jorge y a Leandro qué gustos de helado prefieren, ninguno duda. Jorge: dulce de leche granizado y frutilla a la crema; Leandro: dulce de leche granizado y limón.
Datos Útiles
Aloisio Hermanos. Abre viernes y sábados de 12 a 1 hs; domingos a jueves de 12 a 00 hs. Calle 27 entre 20 y 22, Mercedes. T: (2324) 42274
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