La vicuña es un mamífero de la familia de los camélidos que está en el altiplano andino. Es de carácter dócil, como la llama. Tiene un cuello fino que la convierte en un animal muy frágil. Todas las vicuñas se esquilan, excepto las hembras preñadas, las que tienen alguna enfermedad –por ejemplo sarna–, y los teques (crías) menores de 23 kilos, de entre un año y año y medio.
Se calcula que en Jujuy hay más de 150.000 vicuñas que están distribuidas a lo largo de la Puna, principalmente, pero también hay en la Quebrada de Humahuaca. Son animales silvestres, que andan sueltos, y cuyo manejo está a cargo de las distintas comunidades que poseen tierras en la zona. Los criaderos de vicuñas no están permitidos, con excepción del que tiene el INTA en su estación experimental de Abra Pampa. Hubo otras experiencias, que no han tenido continuidad, como el criadero de Molinos, Salta.
Las jornadas de esquila de vicuña duran dos días. El primero se utiliza para preparar los elementos que se utilizarán en el chaku y para ultimar detalles del proceder. Se trabaja sobre los mapas que diseñan los pastores para dividir los grupos que saldrán a arrear las vicuñas.
El segundo día es el de la esquila propiamente dicha. Si las vicuñas están en un dormidero, se arranca a las 6 de la mañana, en silencio, para luego sí empezar el arreo. Se hace caminando, siguiendo las indicaciones que los jefes dan por handys. Si las vicuñas están en una aguada, se arranca el arreo a las 10 de la mañana.
Alrededor del mediodía comienza la esquila, que se hace con tijeras clásicas y también con máquinas eléctricas que llevan dientes especiales, diferentes a los que se usan para esquilar llamas.
Para causarles el menor estrés posible, se les tapa los ojos con capuchas. Y, antes de terminar, se les coloca un chip para identificarlas y hacer un seguimiento que en el chaku del año siguiente ofrecerá datos de peso, crecimiento, y otros factores.
Las familias son las protagonistas del chaku de cada localidad. Muchas veces los miembros de otras comunidades de la zona también se suman. Saben hacerlo porque lo aprendieron de generación en generación, o porque participan de las capacitaciones que hace el INTA en Abra Pampa.
El kilo de fibra de vicuña se vende a 450 dólares. Para llegar a un kilo de fibra generalmente hay que esquilar entre 4 y 5 vicuñas. En cada chaku se suelen reunir alrededor de entre 6 y 10 kilos, pero se puede llegar hasta 70 kilos en chakus excepcionales.
Por ejemplo, en la lagunilla de Farallón, que está a 4.700 metros de altura, las vicuñas desarrollan un pelo más largo y, por eso, cada vellón puede llegar a pesar un kilo. Además, las vicuñas de nuestra puna ofrecen una fibra que suele ser color marrón claro y eso la hace muy requerida por los mercados de Europa.
El chaku es una práctica ancestral que con los años se fue perdiendo, pero que de un tiempo a esta parte volvió a cobrar fuerza. Desde entonces, la caza furtiva de vicuñas disminuyó notablemente. Si bien el consumo de la carne está prohibido por ley, hay quienes las cazan para sacarle el cuero y vender el vellón. Llegan, sobre todo, desde países limítrofes.