Los contenedores hotel son tendencia en materia de alojamiento; aquí, algunas opciones en Patagonia, en la costa atlántica y en el sur mendocino
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Aquellos que estén aburridos del hotel tradicional encontrarán en la opción del container una experiencia nueva. Hay versiones para todos los gustos, contenedores ambientados con caracter y confort rodeados de la pura naturaleza, opciones que revindican las prácticas ecológicas y alternativas más descontracturadas que apunta a la vida relajada sin muchas pretensiones. En todos los casos vale probar esta forma de arquitectura de factura rápida, cuya instalación tiene como ventaja una intervención menor en el entorno. Es además un modo de reciclar, ya que en muchos casos se trata de unidades reutilizadas que sirvieron en su vida anterior para el transporte de mercaderías por mar. Aquí les proponemos variables instaladas en la Patagonia, en la costa pinamarense y en el sur de Mendoza, que son solo algunas posibilidades locales para experimentar en su próximo viaje.
Alterra Pinamar
Arte, mar y bosque
Durante varios años la galería de arte Alterra diseñada por el arquitecto Clorindo Testa –autor del proyecto de la Biblioteca Nacional– fue un eje de atractivo cultural en los veranos de Pinamar.
En 2011 las hermanas Silvana y Fabiana Spina junto con Jorge Massida decidieron trasformar el sitio que ocupa un predio de tres mil metros de bosque y se encuentra en el pulmón verde de esta ciudad, justo en el límite entre el centro y el barrio del Golf.
Trajeron cuatro contendores y los dispusieron entre los árboles en torno de una piscina central para dar vida a un versión muy particular del glamping, basada en una práctica sustentable a fin de intervenir lo menos posible en el bosque.
Cada contendor, que ellos llaman departamentos eco, fue acondicionado con todas las comodidades para alojar a dos, cuatro y seis personas. Además de la habitación cuenta con sala comedor, baño y kitchenette.
En la planta de baja de la antigua galería de arte se organizaron cuatro suites atelier provistas de todos los materiales necesarios (atriles, pinceles, pinturas) para aquellos que buscan combinar unos días de descanso con la pintura.
La planta alta se conserva como una galería de arte y allí se exhibe la colección permanente que solo se visita con cita previa.
Ubicados a nueve cuadras de la playa, Alterra ofrece desayuno, actividades para niños y clases de arte. Durante los meses de invierno permanecen cerrados y todos los años reabren a partir del mes de octubre enfocados en la temporada primavera-verano.
CasArtero. San Rafael
Una experiencia de vida ecológica
La eco posada es un sitio pensado para un público adulto y está ubicada en una hectárea de campo en Los Claveles, a 15 minutos del casco urbano de San Rafael.
Virna Lavarino y Germán Rodríguez, dueños y anfitriones, se conocieron hace unos años y decidieron querían un cambio radical. “El mundo está cambiando y hay que comprometerse en esa dirección”, aseguran. Y como la improvisación no es para ellos se capacitaron en turismo y prácticas sustentables.
Durante una viaje a San Rafael, Mendoza, se enamoraron de una finca y de sus dueños Paco y María, unos lugareños que les transmitieron un montón de secretos –Paco produce vinos y María es una genio haciendo salsa de tomate y dulces– les vendieron una porción de tierra y los ayudaron a integrarse a la comunidad.
CasArtero cuenta con dos estudios realizados con contenedores marítimos en desuso. Allí se armaron las suites que pueden alojar tres personas y tienen cuarto de baño, cocina equipada y una suerte de mini living, todo en 30 metros cuadrados.
Un tercer contenedor oficia de desayunador y próximamente inauguran un cuarto para depósito, cocina y sala destinada a home office.
Además, está la posada que ofrece dos cuartos y fue construida con un sistema de paneles de poliuretano inyectado, un sistema constructivo de bajo impacto en el entorno y alta eficiencia térmica. Una de las habitaciones fue pensada para personas con falta o disminución de visión, con cartelería en Braille y una maqueta volumétrica que las ayuda a conocer el entorno para manejarse mejor en la propiedad.
El predio cuenta con algunos frutales, álamos, sauces y algún que otro aguaribay que a futuro crearán un entorno fresco ya que el sitio no tiene arboleda añosa. Pegadito están los viñedos de Paco y María. Aún no armaron la huerta, pero la acelga que crece salvaje es el ingrediente número uno de las tartas que prepara Mirna.
El agua caliente y la electricidad se obtienen por energía solar y gran parte del mobiliario proviene de puertas, postigones y ventanas antiguas recicladas. Casi todos los procesos apuntan a una experiencia ecológica, obviamente se realiza clasificación de los residuos y las aguas grises se tratan con biodigestores para evitar contaminación de las napas.
Los proveedores también siguen prácticas sustentables, incluso CasArtero participa en algunas iniciativas, por ejemplo, el caso de los lápices que ofrecen a sus huéspedes, que se realizan con sus propios individuales de papel reutilizados.
Los desayunos están incluidos en la tarifa y la cena es opcional. Además, se organizan para los huéspedes actividades vinculadas a la agricultura y a la producción sostenible para que la experiencia sea completa.
Las Pampas. Río Pico
Paraíso patagónico
Los tres containers convertidos en unas lindísimas suites están envueltos por el bosque de ñires. Más allá la majestuosa visión de los Andes patagónicos convierten al sitio en un pequeño paraíso. Se trata de una nueva versión de alojamiento que ofrece el lodge de pesca Las Pampas, ubicado muy cerca de la aldea del mismo nombre, a una hora y media de Esquel, Chubut.
La idea del container surgió de la mano de un amigo del anfitrión, Agustín Fox, experto en construcciones alternativas que les acercó esta opción. Así armaron cada uno de los espacios que cuentan con un dormitorio, living, baño, la tradicional salamandra y una mini cocina para requerimientos básicos. Por dentro están revestidos con madera nativa, elemento que también se usó en las aberturas, una elección que le otorga extrema calidez a los interiores. Además, se ocuparon darles buenas dimensiones a las ventanas para aprovechar el paisaje circundante.
Cada uno de los contendores cuenta con deck propio, acceso privado y están emplazados a suficiente distancia, hecho que asegura intimidad a los huéspedes.
Aquí la pesca con mosca es la actividad principal, cuentan con guías expertos en la materia y una geografía privilegiada con numerosos lagos y ríos en los alrededores, entre ellos el río Pico, un curso de agua de clase mundial. El lugar resulta ideal también para los que buscan unos días de contacto estrecho con la naturaleza.
Aquellos que lo deseen pueden contratar el servicio de comidas de lodge, cuyo jefe de cocina es un egresado de Le Cordon Bleu, así como las viandas para las excursiones.
Santuario Patagonia. El Bolsón
Magia muy cerca del pueblo
Durante varios años mientras residía full time en los Estados Unidos, Alejandro Sánchez vino una y otra vez a la Patagonia de vacaciones y quedó encantado con esta zona. Sus padres le regalaron un terrenito en El Bolsón. Aquí construyó una casa para disfrutar de la pesca en familia.
“Un día, unos amigos de un hostel vecino nos empezaron a mandar gente para desayunar porque no daban abasto, los huéspedes se quedaban encantados con el lugar porque en el fondo del terreno está una de las paredes del cerro Amigo y tenés el pueblo a cinco cuadras. Es un sitio soñado cerca de todo” Tanto le insistieron que finalmente decidió armar allí un emprendimiento turístico. Un lugar que tuviese las cosas que él y Jennifer, su pareja, buscan cuando viajan. Se decidieron por el formato container y con un grupo de amigos los dejaron listos para recibir.
Santuario Patagonia cuenta hoy con cinco unidades para cuatro y dos personas. Además, tienen una casita del árbol y un camper, ambos ambientados para las vacaciones de a dos. Aquí, la TV no existe, pero sí hay muy buena señal de internet. La ambientación es sencilla, ideal para aquellos que quieran relajarse sin muchas pretensiones. El sitio cuenta con bicis, hamacas y una piedra para practicar escalada.
A partir del noviembre piensan abrir un restaurante con el concepto farm to table (de la granja a la mesa). El sitio está muy cerca y fue una antigua granja de la universidad de El Bolsón. Allí le dieron vida a la huerta que proveerá de la materia prima para las cenas que se ofrecerán con un menú nuevo cada día.
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