Una guía de propuestas para planificar una salida rutera y comer en parajes y pueblos rurales bonaerenses, entre clásicos y nuevos emprendimientos que siguen apostando por la gastronomía local.
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A lo largo y ancho de la provincia de Buenos Aires hay cientos de pueblos y parajes recónditos que, desde hace años, sufren un proceso de despoblamiento. Salvo por aquellos intrépidos entusiastas que volvieron, de a poco, a apostar por la tranquilidad y el silencio de una tarde pueblerina. Entre las pocas opciones de sustento, la gastronomía comenzó a tomar fuerza y así florecieron por doquier restaurantes que se convirtieron en un imán para turistas y locales.
Para volver o descubrir, presentamos una guía con seis restaurantes que valen la pena, entre los partidos de San Andrés de Giles, Salto, Navarro, Chivilcoy, Cañuelas y Mercedes.
1. Almacén de Espora
Queda en medio del campo, a 8 km de la RN 7 y a 18 km del centro de Mercedes. Tiene horarios variables que se chequean muy fácil por mensaje de WhatsApp. Nació en 2008 cuando Claudio Mate, su actual dueño, quiso tener un lugar para recibir amigos cerca de su quinta. Tocaban música, tomaban vino y de pronto tantos querían ir que armó el negocio. Mercedino y empresario, se había entusiasmado con esta edificación de 1908 que está muy bien conservada.
Tiene los techos, estantería y mostrador originales de lo que alguna vez fue el almacén contiguo a la estación de Espora, un paraje que integraba la maravillosa estancia San Jacinto. Los guisos y los sándwiches de bondiola son algunas de las delicias ofrecidas por el hombre de la casa a los pequeños grupos que llegan para pasar el día, siempre que no llueva –ni haya llovido mucho– y el camino esté en condiciones. Música y catas de vino completan la propuesta de este lugar a quienes sólo se arriman con reserva previa. Abre sábados y domingos durante el día, pero no siempre. Admiten mascotas.
Paraje Espora. WS: +54 9 11 3433-1953. IG: @almacen.espora
2. Don Pascual
Cerca de Rojas, en la ochava de un pueblito, hace 20 años que los sorrentinos de este restaurante son un estandarte a la hora de comer. Sandra Nadal recibe en este restaurante que es punto de atracción de la zona. Queda en un paraje de cien habitantes estables que se llama La Invencible por una compañía de soldados que –dicen– era de temer. El salón es amplio y cómodo.
Sandra –nacida y criada en el pueblo– trabaja con sus padres, Daniel Nadal y Susana Cantelmi, descendientes de italianos. Ella aprendió a amasar mirando a su abuela y, como su mamá, es quien rellena los imperdibles sorrentinos de ricota, jamón y nuez.
También hacen ravioles, porque las pastas caseras son la especialidad de la casa. La ceremonia se da entre semana, en la cocina del restaurante. ¿Y por qué Don Pascual? Simple: por su anterior propietario, Pascual Garrefa, que alojaba a cazadores. Conviene reservar. Sólo sábado, domingo y feriados, mediodía.
Paraje La Invencible. T: + 54 9 (2474) 67-4051. FB: Don Pascual
3. Doña Irma
Queda frente a la estación de tren de Las Marianas y regala clima familiar en el comedor de un hotel que conserva fotos históricas y objetos de culto. Se trata de un restaurante-hotel de 1940 que nació con la llegada tren, cuando la zona era pujante, y que durante años fue de la familia Fegiano. En esta edificación centenaria basta con bajar las persianas para preservar el ambiente fresco.
Desde 1953 pertenece a los Camacci; Nazareno (abuelo de Andrés) es el promotor, secundado por su hijo y su nuera, Hugo e Irma Angrigiani. Con la retirada del tren en los 90 el pueblo quedó aislado y el restaurante –que se llamaba El Morocho por Hugo–, funcionaba sólo como comedor del hotel para los viajantes. En 2015 Andrés se decidió a reabrirlo con ayuda de su hijo Nahuel. En la cocina se multiplican los imperdibles ravioles y los canelones que, con 85 años, amasa Irma. “A ella sola le sale la masa. Todo en la cocina es a leña”, cuenta Andrés sobre este negocio que tiene cupo limitado para no perder calidad. En la semana sirven minutas si hay algún pedido especial. A los postres sorprende un muy buen dulce de higos. Cuentan con quincho y pileta para compartir. Sábados y domingos al mediodía. Conviene reservar. Si llovió mucho no se entra porque el camino no está consolidado.
Calle 1 entre 9 y 11, Las Marianas. WS: +54 9 2227 61-4985. IG: @saloncomedor_irma FB: Doña irma salon comedor hotel
4. La Rica Cocina Taller
Flamante emprendimiento familiar comandado por Álvaro García García y su madre Silvia, que es licenciada en matemática, pero muy exigente en la cocina. Abrieron en La Rica a finales de 2022. La propuesta es viernes a la noche de pizzas; sábados, mediodía y noche, y domingos mediodía.
Los fines de semana ofrecen tres entradas, tres platos y tres postres y los domingos, suman carne al asador. Todo se elabora in situ: buscan las mejores materias primas y técnicas para lograr platos tradicionales con calidad. También dan clases y talleres de gastronomía. Se recomienda reservar.
La Rica. WS: +54 9 2346 68-2088. IG: @laricacocinataller
5. Diseño 138
Clara Vázquez y Matías Massa participaron en la ambientación, el diseño de herrería y parte de la construcción de este restaurante y casa de eventos que abrió en 2018. Su cocina se basa (también) en hacerlo todo: no sólo los platos, sino también la panificación y la pastelería.
Trabajan con productos de estación y productores locales, con algunas excepciones: el conejo lo compran en San Andrés de Giles y los quesos en Suipacha. Tienen bodega y una huerta con flores comestibles y aromáticas. Su fuerte son las pastas, que varían cada quince días. Tanto es así, que acaban de lanzar D.Boutique de Pastas que las vende freezadas y con su salsa. Sólo con reservas. Viernes y sábado, noche. Domingo, mediodía.
Calle 138, esq. 15, Mercedes. WS: +54 9 2324 50-4786. IG: @diseno_138
6. Lo de Beto
Abrió hace 25 años y es un restaurante de ruta convertido en un clásico de esta “tierra de oportunidades”. El sándwich de vacío está entre los imperdibles. Beto es Norberto Carlos Todaro y provoca colapsos sobre la RN 205. Camiones, pick ups y autos familiares estacionan al costado de la ruta con conductores deseosos de un buen sándwich. Saben que el de Beto, que tiene casi 50 años en el oficio, no los va a defraudar. Su historia dice que estuvo 23 años en una estación de servicio de la zona, y que se hizo fama de parrillero con su padre y su tío.
“Mi papá me enseñó que con la comida no se juega; trabajo productos de la mejor calidad”, asegura este gastronómico de 73 años que valora a su equipo de trabajo. “Solo no hago nada”, admite, a la vez que señala que el fuego se prende bien temprano a la mañana. Ofrece una costilla entera que convoca multitudes; también tiene sus muchos adeptos el vacío y la tapa de asado, y nadie que haya probado estas variantes a la parrilla se niega a la empanada (de carne) de entrada, salvo quienes no tienen tiempo más que para algún sándwich… de carne, por supuesto. El salón tiene aire acondicionado, y hay también un parque con arboleda. De martes a domingo de 11.30 a 16.
RN 205 Km 64.400, Cañuelas. T: (2226) 68-7120.
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