
Dafne Schilling: “Podés tener un montón de planes, pero la vida tiene otros”
Su nuevo libro, “Despertá tu magia”, ya es uno de los más vendidos del país
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Aún a cara lavada, con el telón de la lluvia de fondo y a través de una cámara, a Dafne Schilling se la percibe luminosa. Y a medida que la conversación avanza y se adentra en la profundidad de los temas que más la interpelan, la sensación se potencia. Esta “influencer espiritual”, que desde su cuenta de Instagram invita a meditar, bailar y practicar yoga en pos del desarrollo personal, acaba de lanzar su segundo libro, Despertá tu magia. Aquí revela oscuridades propias y la posibilidad de amigarse con ellas, en un método que ya tiene la recompensa de estar en el ránking de libros más vendidos. Y aquel no fue su único parto de estos meses: en diciembre pasado nació Río, su primer hijo y otra revolución de emociones. “Diría que tuve tres nacimientos, porque se sumó también la nueva versión de Dafne que nació con todo esto”, razona.
–¿Qué descubriste de vos en esta nueva versión?
–Las primeras semanas del nacimiento de mi hijo todavía quería que la vida funcione como antes. Que él se porte bien y todo siga igual. Después entendí que no había nada con lo que luchar, que era un momento de pura entrega. Y entonces me nació una enorme paciencia, con mi hijo y también conmigo en lo laboral y hasta en mis tiempos libres. Quizás antes sentía que tenía que realizar un montón de rutinas en mi día y ahora eso quedó a un lado, y los momentos que tengo libres puedo trabajar, meditar, hacer prácticas, lo que necesite. Si bien al inicio quería estar solamente conectada con mi hijo, la salida del libro y un montón de cosas laborales que disfruto también me requerían, y me hace bien estar conectada con eso. Siento que después de conectar un rato con mi trabajo soy también una mejor mamá.
–¿Qué trae este nuevo libro?
–Es como un paso 2 a nivel de profundidad en relación al primer libro. Está más conectado con encontrar la relación y la integración con nuestras zonas más oscuras. Nos invita a conectarnos de una manera más amable o amigable con esas zonas, y comprender que más allá de rechazarlas, hay que poder invitarlas a tomar un café. Es un libro que cuenta mis historias, pero que podés leerlo en distintos momentos y siempre encontrarle un nuevo significado. Lo terminé de escribir en enero de 2020, ni siquiera estaba embarazada, y lo vuelvo a leer ahora y le encuentro un nuevo significado en relación a este momento que estoy viviendo. Tampoco había pandemia, y entonces es un libro que le toca la puerta a un montón de gente hoy más que nunca.
–¿Todos podemos meditar?
–Sí. Inclusive, todos meditamos sin siquiera saber que lo estamos haciendo. A veces entramos como en estados de meditación y no nos damos cuenta. Me dicen siempre que para meditar hay que aislarse del mundo e irse a la punta de una montaña, y en realidad es más importante estar atento a los pequeños momentos en los que podemos tomarnos una pausa. Puede ser una caminata consciente mirando el alrededor. Hay hasta meditaciones muy simples que proponen mirar por entre las ramas de los árboles, porque eso genera un estado meditativo de relajación. Cuando empezamos a tomar pequeñas pausas en los días, podemos meditar hasta cuando estamos cocinando. Tenemos que estar más atentos a estar presentes en los momentos en lo que estamos, disfrutando de lo que hacemos, y a poner un poco de esfuerzo en no querer todo el tiempo ausentarnos de nosotros mismos.
–En el libro contás que sufriste ataques de pánico e insomnio. Si te pasa a vos, con todas tus herramientas, ¿qué nos queda al resto?
–Siempre fui ganando más herramientas a través de las experiencias. En los momentos en los que me pasó esto, recuerdo pensar cómo podía ser que no lo pudiera controlar con todo lo que sabía, pero justamente ahí reside la respuesta. Hay que bajar la guardia, conectarte con esa debilidad, ese lugar que necesita amor y compasión, y saber que a todos nos puede pasar. Y que lo mejor es ser amable con uno en los procesos que vas atravesando. Cuanta más compasión tenés con vos misma, más conexión vas a tener con tu sabiduría y vas a saber mejor qué hacer con eso que te está pasando. En esta nueva era del bienestar y de que todos queremos ser nuestros propios sanadores, esto también se vuelve una exigencia. Cuando estos ataques de pánico y el insomnio me agarraban, me sentía muy exigida a tener que resolverlo sola o ya mismo, en vez de entender que era un proceso que requería amor, no presión.
–¿Cómo se hace para dar este mensaje sin caer en el optimismo tóxico y las frases vacías?
–Justo una colega a la que le envié el libro me dijo que le gustaba cómo había podido expresar cosas tan espirituales con conceptos tan mundanos. Hay una parte en la que hablo de que voy a la playa y veo cómo a la gente se le escapa una teta, se revuelca en las olas, y al final comento cómo somos todos tan lo mismo, tan iguales. Me parece que se puede encontrar esa fórmula de comunicarlo con historias o frases que nos tocan a todos y no necesariamente es “hay que ser feliz todo el tiempo”. Ojalá que se lea como algo posible, y no como “los 5 pasos a la felicidad”, que nunca son cinco.
–¿Hay una fórmula para el equilibrio entre entrega y activar?
–Es que sanar duele, siempre hay algo que romper. Está muy fácil el bypass espiritual, hacerse la dieta de la luna, el tarot, la carta astral, ¿pero cuánto compromiso hay en ese proceso si al rato vas a estar dándote con un caño porque algo no te salió como esperabas? El proceso de la sanación es toda la vida. La mochila del pasado pesa siempre, entonces hay que ver cuánto tiempo nos quedamos enrollados en estar procesando la sanación y cuándo nos ponemos en acción y empezamos a hacer algo por nosotros. Las herramientas están ahí, todos tenemos una responsabilidad por ser felices, y no le podemos dar ese poder a la vida, ni a la pareja, ni a los hijos, ni al trabajo. Está en vos y es cuestión de poner las manos en la masa. Pero para sanar hay que sentir y para sentir a veces hay que romper.
–¿Descubriste algo de vos en cuarentena?
–Mucho. Lo primero es que vos podés tener un montón de planes, pero la vida siempre tiene otros. También me tomó por sorpresa la llegada de mi hijo, es algo que estaba re contra esperando y deseando, y sin embargo me sorprendió. Así que me cayó la ficha una vez más de que la incertidumbre y el asombro van de la mano, y vienen cuando soltamos. Por más de que suene a cliché, hay un momento en el que hacemos ese click y nos entregamos y tiramos en caída libre, aprendiendo que la vida también es un poco de eso.
–¿Es un peso o un elogio que te digan gurú espiritual?
–Lo tomo como un elogio. Creo que está bueno tener guías, yo misma los tengo. Y no siempre son seres lejanos, pueden ser nuestros tíos, abuelos, amigos, una canción, una mariposa. Sirven como fuente de inspiración y motivación.






