Armenios: "Sólo se admite cuando está en riesgo la vida de la madre"
"La Iglesia Armenia, desde luego, tiene una mirada muy comprensiva y amplia, obviamente sin condenar absolutamente a nadie, pero contraria al aborto", explica el arzobispo Kissag Mouradian, representante de la Iglesia Apostólica Armenia. Aunque se manifiesta en contra de la interrupción del embarazo, explica que se admite en ciertas circunstancias. Quizás es una de las religiones que lo admiten bajo un criterio más amplio: en aquellas circunstancias en las que se pone en riesgo no sólo la vida sino también la salud de la mujer. "Comprendemos el debate filosófico acerca de si un embrión puede ser considerado como vida humana o no, pero en lo que no hay discusión es en el contenido vital único e irrepetible de ese óvulo fecundado. El debate es muy complejo y no puede ser abordado sólo científicamente. Es un problema en el que, como religiosos, ante la duda, nos inclinamos por defender esa vida", dice.
–¿Qué pone en juego este debate sobre el aborto?
–Desde nuestra perspectiva lo que está en juego en este debate es la defensa de la vida desde su comienzo, ya que la práctica del aborto interrumpe intencionalmente el proceso natural de la formación de la persona humana, cuya culminación es el nacimiento del bebé, pero su inicio se da en el momento mismo de la concepción. La despenalización del aborto es un debate muy delicado en el que la Iglesia Armenia, desde luego, tiene una mirada muy comprensiva y amplia, obviamente sin condenar absolutamente a nadie. Aceptamos y promovemos las discusiones serias y adultas. No obstante, consideramos fundamentales estos aportes espirituales profundos de que toda vida en sí misma (no sólo la persona humana) merece el derecho de existir y desarrollarse sin que una voluntad ajena se arrogue el derecho de extinguirla.
–¿Cuál es la postura de la Iglesia Armenia sobre el tema? ¿En qué se sustenta esta posición?
–La posición de la Iglesia Armenia, como la de todas las Iglesias, y se podría decir hasta todas las religiones, es en contra del aborto. Se sustenta en algo tan esencial como el respeto de la vida misma, en tanto tal. Existe unanimidad en afirmar que a partir del momento de la concepción, el zigoto formado ya reúne los criterios establecidos científicamente para determinar que tiene vida. Comprendemos el debate filosófico acerca de si esa vida ya puede ser considerada como humana o no, pero en lo que no hay discusión es en el contenido vital único e irrepetible de ese óvulo fecundado, es decir, que hay una vida, y como tal, debe ser respetada, como la de todas las criaturas de Dios. No es sólo la persona humana la que merece que la inviolabilidad de su vida.
–¿Se admite en ciertas circunstancias?
–Es admitido el aborto cuando el feto presenta complicaciones que ponen en riesgo la salud y la vida de la madre.
–¿Cuándo comienza la vida? ¿Y la persona?
–Hay una complicación léxica, lo cual suele ser un trasfondo complejo que sobrevuela en todos los debates filosóficos profundos, algo que ya han advertido grandes pensadores como Wittgenstein o Foucault. ¿Qué entendemos por vida y qué entendemos por persona? La vida humana sin persona no existe, y la persona sin vida es muerte. Como señalamos anteriormente, desde la concepción misma ya hay vida, y eso es un hecho científico incuestionable. El debate de si esa vida puede ser considerada humana o como una persona, es muy complejo, y aparentemente no puede ser abordado sólo científicamente. Es un problema en el que, como religiosos, ante la duda, nos inclinamos por defender esa vida, al margen de la discusión de si es humana o no, ya que, como vida, ya tiene derechos inalienables y lógicamente el más elemental es su propia conservación.