Como en los aviones: centro de simulación para médicos
Los vuelos de avión probablemente no se hubieran convertido en rutina, y en uno de los medios de transporte más seguros, de no mediar el sistema de prácticas en simuladores que permiten a los pilotos “acumular horas de vuelo” y prepararse para todo tipo de eventualidades sin necesidad de despegarse de la superficie terrestre.
Por eso, universidades y sociedades médicas están empezando a aplicar este sistema a la medicina. No sólo permite entrenar, sino también evaluar a quienes actúan en profesiones de riesgo. Y no sólo en el dominio cognitivo (conocimiento), sino también en el emocional y que involucra habilidades no técnicas (como el liderazgo, el trabajo en equipo, la comunicación, la toma de decisiones y la conciencia de las limitaciones propias, tales como el manejo del estrés y la fatiga).
En el país, tres destacados especialistas están desarrollando el que será en unos meses el Centro de Entrenamiento y Simulación más importante de América latina. Está concebido como una réplica del Center for the Future of Surgery, de la Universidad de California, en San Diego, dirigido por el argentino Santiago Horgan, uno de los impulsores del proyecto.
A Horgan lo acompañan en esta iniciativa los doctores Federico Moser, especialista en cirugía mínimamente invasiva, docente de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) y fellow de la Universidad de Illinois en Chicago, y Alberto Rancati, cirujano plástico, y docente de la UBA y de la Universidad de California en San Diego (UCSD).
"El de los Estados Unidos funciona desde hace tres años y es el más grande del mundo -detalla Rancati-. La idea es replicar esa experiencia en América latina."
El proyecto de crear un ámbito similar al hospitalario de manera que el profesional pueda ensayar sin poner en riesgo a pacientes y que, luego, pueda aplicar esa práctica en la realidad está avanzando a toda máquina en el campus de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), que cedió una planta de más de 1000 metros cuadrados, con opción a otro piso "en espejo".
"Hoy, la primera vez que un residente hace una intubación «ensaya» directamente en el paciente con la supervisión de un cirujano experimentado -agrega el especialista-. A esta altura, es inadmisible. Por eso este centro está concebido para el entrenamiento global en todas las disciplinas quirúrgicas (general, cardiovascular, ortopedia y traumatología), y también en las áreas clínicas, como la cardiología, la emergentología, la pediatría y la neonatología."
Estará dotado de 21 "estaciones" de trabajo (el de San Diego tiene 23) que representarán un quirófano cada una, donde podrán entrenarse simultáneamente alrededor de 40 personas.
La decisión de ubicarlo en la provincia mediterránea surgió después de considerar que Córdoba es una ciudad universitaria, con buena plaza hotelera y conectividad aérea con toda la región. La obra ya está construida y en estos momentos los especialistas están dirigiendo su equipamiento y puesta en marcha. Calculan que exigirá una inversión de unos 10 millones de dólares.
Según explica Horgan, que participa de la reunión vía Skype, el proyecto tiene la ambiciosa meta de transformar el entrenamiento de los profesionales de la medicina, para "que los pacientes sean tratados por médicos formados con las últimas tecnologías".
En los Estados Unidos, el error médico es la tercera causa de muerte, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. "Esto le cuesta a la seguridad social unos 19.000 millones de dólares anuales por muertes prevenibles -apunta Rancati-. ¿Cómo se mejora eso? Con tecnología y con protocolos. Por el costo de los seguros, varias compañías, como Verb Surgical, surgida de la unión de Google y Johnson & Johnson, se volcaron a la robótica. Tienen en marcha, por ejemplo, una máquina robótica para administrar la anestesia, un microscopio de mano que permite, cuando uno extrae un tumor, saber si quedan células cancerosas con sólo apoyarlo sobre los bordes de la lesión, un dispositivo robótico de cirugía transoral para operar a bebes con labio leporino o tumores de laringe sin tener que abrir la mandíbula... Está demostrado que cuanta mayor tecnología y mayor aplicación de la robótica, menor cantidad de infecciones, menos tiempo de recuperación y menor error médico."
Para Rancati, Moser y Horgan, se impone un cambio de paradigma en la educación médica, que casi no varió en los últimos cien años. "Hay que considerar la cirugía una actividad de riesgo", subraya Moser.
Entre los objetivos básicos del centro de entrenamiento figuran la innovación, la seguridad del paciente y la calidad de atención. "Sobre estos ejes trabajaremos -afirma Horgan, que está participando activamente de su diseño para que sea lo más parecido posible al de San Diego-. Creo que una de las debilidades que existen en América latina es la falta de alternativas para dejar de practicar en pacientes. En la UCSD ningún cirujano tiene permitido probar un instrumento en una persona. Tenemos entrenamiento en simulación para enfermeras, técnicos, cardiólogos, ecografistas... Nuestros médicos practican cien veces cómo intubar en maniquíes. Sabemos que con 50 horas de simulador en cirugía robótica ya están en condiciones de ir al paciente real. Creo que llegará un momento en que no estará permitido que un cirujano entre a un quirófano sin demostrar que tiene horas de simulación."
En cuanto a los aranceles, el proyecto contempla la posibilidad de que las clases sean gratuitas.
"Los programas los diseñará la universidad, y la industria acompañará con el apoyo tecnológico", afirma Moser.
Y agrega Rancati: "Incluso vamos a vincularnos con el Estado, para identificar las necesidades prioritarias en nuestra población y diseñar el entrenamiento sobre esa base".
"Es un proyecto alucinante -concluye Horgan-. Estoy muy emocionado. No estamos improvisando: aquí, en los Estados Unidos, ya entrenamos a 20.000 cirujanos. Superamos muchas curvas de aprendizaje."
Presencia remota
- Entre las más impactantes tecnologías con que contará el nuevo centro se encuentra un robot para hacer interconsultas a distancia y ejercitar la "presencia remota" en vivo y en directo. El doctor Alberto Rancati no duda en hacer una demostración de sus virtudes.
- Con sólo ingresar un código en su teléfono celular y mediante sencillas órdenes, se pone al mando del dispositivo, le ordena que se desplaced, puede "ver" una tarjeta de presentación a 50 metros, auscultar o conversar con un paciente que está a miles de kilómetros, leer lo que escribió un residente, hacer la ronda matinal o estar presente (en forma virtual) en una cirugía.
- "Hoy, sin el apoyo de la tecnología, la educación es «paleontológica»", opina Rancati. Y enseguida agrega: "Ya tenemos un robot acá. Curiosamente, uno de los dueños de la compañía que lo produce es argentino".