Coronavirus en la Argentina. Para los estudiantes sordos y ciegos, las clases remotas complican su situación
"Los estudiantes sordos ciegos ya viven aislados y la cuarentena empeoró mucho su situación", dice Florencia Domínguez, docente de educación especial de la Escuela N°505 de Moreno, institución que, durante el segundo semestre de 2018, estuvo sin dictar clases por la explosión de una estufa en un establecimiento de ese mismo distrito, N°49 por la cual murieron la vicedirectora, Sandra Calamano, y el portero, Rubén Orlando Rodríguez.
Casi dos años después, las clases presenciales se suspendieron en marzo pasado para evitar contagios del nuevo coronavirus Covid-19 y todavía no se sabe cuándo se podrá volver a las aulas. Mientras dura la cuarentena obligatoria, los estudiantes tratan de seguir sus estudios de manera remota, desde sus hogares, pero no todos lo pueden afrontar de la misma manera. La escuela N°505 brinda el servicio educativo a estudiantes con discapacidad motora, visual, múltiple y sordoceguera: "Para estos chicos tanto la escuela como el rol del docente son irremplazables, entonces trabajamos mucho con las familias para que puedan hacer actividades sencillas", explica Domínguez.
Para lograr la continuidad pedagógica, las docentes envían por WhatsApp fotos de archivos, videos explicando las actividades y realizan videollamadas para que sus alumnos las escuchen. "El primer día les escribí y les mandé un video de cómo lavarse las manos que corresponde a un proyecto de habilidades para la vida diaria y social", cuenta Domínguez, que también tienen la idea de hacer una huerta. "Para los estudiantes de sordocegura nos pareció un proyecto muy viable, empezamos buscando cosas que vamos a usar para la jardinería", amplía.
En la escuela la comunicación con los alumnos que no ven ni escuchan es por lenguaje de señas por contacto utilizando las manos de las docentes y las de los chicos. Por eso, "la continuidad pedagógica en personas con sordoceguera es muy dificultosa y necesitamos mucho el apoyo de las familias", afirma Domínguez.
"A los alumnos estar en su casa los desestructuró totalmente y se les complica todo un poco más", sostiene Micaela González, profesora de chicos con discapacidad motora y abordajes complejos en la escuela N°505. "A los padres les remarcamos qué actividades tienen que hacer de lunes a viernes con sus hijos y los vamos guiando a través de videos", dice González.
Responder de forma autónoma
Para lograr una rutina similar a la de la escuela, todos los días los niños elaboran con materiales reciclables la fecha y cómo está el día. También realizaron un listado de sus canciones favoritas que los estudiantes eligieron por medio de las plataformas digitales Spotify o YouTube y los padres anotaron en una hoja las canciones que seleccionaron.
"En la continuidad pedagógica les digo a los padres que en todas las actividades se les debe dar el tiempo necesario a los estudiantes para poder responder de forma autónoma, y cada una de las actividades deben registrarlas a través de grabaciones o secuencias de imágenes. Eso es para darnos cuenta nosotras que lo están haciendo los chicos y no los padres", cuenta la docente.
El Covid-19 también se incluyó en las tareas por medio de textos informativos sobre este nuevo virus que los padres leyeron a los estudiantes y luego respondieran preguntas por sí o no y realizaron con pegamentos y papeles un cartel con la frase "Yo me quedo en casa".
También los chicos realizan educación física jugando a tirar pelotas por una canaleta de cartón que debe llegar a un objetivo para ejercitar sus brazos. Y hacen ejercicios de elongación: "Tienen que salir de la silla de ruedas y con una manta en el piso poder estirar todo el cuerpo, es lo que hacemos en la escuela para que no estén todo el día en la misma posición", señala González y cuenta que el docente de música les pidió que hagan una banda sonora de la casa. "Algunos agarraban una olla y con una cuchara de madera la golpeaban y cantaban una canción de coronavirus que es muy pegadiza y habla sobre el cuidado en el lavado de manos", relata la docente y remarca que los alumnos siempre deben contar con la ayuda parcial o total de sus padres.
Tareas adaptadas a las necesidades
Ludmila, de 10 años tiene mielomeningocele, hidrocefalia, retraso madurativo y, debido a una obstrucción en la válvula de ventilación ventricular que tiene por la hidrocefalia, se le produjo una lesión a nivel central que le dañó de la comunicación. Sin clases presenciales hace más de un mes, recibe las tareas escolares por videos que envía su maestra por WhatsApp y que realiza en su casa acompañada de su familia. "Fuera del colegio le cuesta hacer las actividades porque Ludmila asocia que la tarea se hace en la escuela y en casa hacemos otras cosas. Mi hija es una nena muy estructurada y es difícil sacarla de ese contexto, pero de a poco la vamos llevando y se va acostumbrando", plantea Graciela Vázquez, madre de la alumna del segundo ciclo del nivel primario.
Con las tareas adaptadas a sus necesidades, Ludmila disfruta de estudiar matemática donde debe dibujar según el número que ve la misma cantidad de estrellas o pegar diferentes papeles. "También están trabajando mucho los sentimientos, por ejemplo, cuando fue el Día de la Memoria mandaron un video del canal Paka-Paka. La señorita explicó la consigan en otro video y, al finalizar, Ludmila tuvo que decir qué sintió, si estaba triste o contenta", dice Vázquez.
Además de educación especial, la escuela N°505 de Moreno es de integración. Concurren chicos que requieren la presencia de una maestra integradora. Las tareas de la escuela donde asiste Candela, de 13 años y no vidente, son difíciles de adaptar y al no tener la asistencia del docente necesita mucho apoyo de su familia. "Al principio le mandaban las actividades en fotos y era el doble de trabajo porque yo tenía que relatarle todo. Recién ahora todos los profesores mandaron los trabajos en PDF que es un formato que nuestra computadora le puede leer", explica Brenda Visconti, madre de la estudiante de segundo año del nivel secundario.
A los 3 años, la niña comenzó a estudiar Braille y hoy hace sus tareas de matemática e inglés a través de este sistema de lectura y escritura táctil: "Lo transcribe todo en la maquina Perkins que tenemos en casa. El año pasado también le compramos una computadora para ella. Pero no todos los chicos integrados cuentan con tanta accesibilidad", resalta Visconti y afirma que en otras materias le es difícil el tema de investigación porque es muy complicado manejar el comando de búsqueda. "Todo le lleva el doble o el triple de tiempo que a otros chicos", concluye la madre.
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