Debaten en el país la delgadez extrema en las pasarelas
La 44a. edición de la Pasarela Cibeles, en España, dijo "no" a las modelos con look de anoréxicas. Y la de Milán está por seguir el mismo sendero. El debate sobre la extrema delgadez de las modelos ya se instaló en la Argentina. ¿Podrá imitarse aquí la iniciativa del gobierno de Madrid de acordar con los empresarios de la moda no contratar modelos que no alcancen un determinado índice de masa corporal?
Según Mabel Bello, jefa de psiquiatría del Hospital de Gastroenterología Dr. Udaondo y fundadora de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia (Aluba), esto es complicado, "pues ya bastante difícil -dijo- es lograr que se cumpla la ley de talles (que obliga a los empresarios a fabricar prendas con talles grandes)", propuesta por la institución que dirige.
En Aluba, precisamente, definen la bulimia y la anorexia como "las alteraciones más comunes de la conducta en el acto de comer. Y, aunque se refiere a él, no tiene relación directa con la comida. Su raíz está en el miedo a vivir y a crecer. Las señales más claras de estas enfermedades se descubren a través del rechazo a mantenerse en el peso corporal según la edad y la talla". En general, quienes padecen anorexia suelen perder mucho peso. Quienes sufren bulimia, los atracones terminan por despedir el alimento del cuerpo: una relación compulsiva con la comida que no siempre las adelgaza.
La presión por estar bellas y delgadas no la sienten sólo las modelos. Quienes cargan con ella lo hacen cada vez desde más pequeñas. Un estudio realizado por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) entre 2000 jóvenes de 10 y 19 años comprobó que el 86 por ciento de las mujeres confesó que tenía miedo a aumentar de peso y el 78% expresó su deseo de reducirlo. Además, para el 70% de ellas el cuerpo significaba "un signo vital" de autovaloración.
Entre las conclusiones más salientes de este informe figura que "la preocupación por el peso y el aspecto corporal es tan común entre las adolescentes y púberes que puede considerarse normativa y se corresponde con la mayor presión cultural que pesa sobre la mujer".
Esto mismo sostiene el psicólogo Miguel Espeche, coordinador general del Programa de Salud Mental Barrial del hospital Pirovano. "La mujer argentina, sobre todo en las grandes ciudades, está sometida a modelos de belleza muy exigentes. Cuando esto no está contrarrestado con lazos afectivos sólidos y la mirada externa es lo único que nutre la autoestima, se puede llegar a extremos como la bulimia y la anorexia".
Según el especialista, muchas jóvenes "en vez de nutrirse con la comida, se nutren de la imagen externa y ahí se generan los desequilibrios. Los padres muchas veces son responsables porque ellos también se someten a ese modelo y lo transmiten a sus hijos. No está mal ocuparse de la imagen, lo peligroso es cuando no hay lazos afectivos que contrarresten ese mandato social".
La productora y estilista de moda Florence Argüello dice que los parámetros propuestos en Madrid son normales en nuestro país. "Acá las modelos miden 1,75 y tienen un peso de entre 55 y 57 kilos, sin necesidad de sacrificarse con las comidas."
Además, Arguello asegura que acá no existe la balanza a la hora de hacer los castings. "El peso varía según la estructura ósea de cada chica. Lo importante son las medidas: 90-60-90, y 1,75 m de altura, que sean naturales, delgadas y armoniosas".
Josefina Laurent, productora de moda, coincide con Argüello en que no se pesa a las modelos y en que está bien que sean delgadas, porque entiende que es un patrón estético que se impuso hace unos años: "Lo ideal es que tengan 20 kilos menos que los centímetros que sobrepasan el metro", destaca.
Este patrón de belleza apunta a mostrar modelos muy aniñadas, lánguidas, con piernas y brazos extremadamente delgados y sin curvas pronunciadas. Una estética que se afianza en el mundo de la moda, tal como lo señala Nancy De Lío, responsable de la agencia Hype Management: "En los desfiles de esta temporada de Nueva York, Londres, Milán y París se van a ver modelos extremadamente flacas. Por eso me parece raro lo de Pasarela Cibeles, porque rompe con los patrones dominantes del mercado".
Mora Baldo, booker de la agencia Pink Models management, también las prefiere flacas. "Me parece bien que se busquen estas chicas estilizadas porque el diseñador presenta su colección de temporada y siempre es mas fácil que la ropa luzca mejor en ellas".
Pero estas exigencias no están presentes en el mercado argentino, asegura Rosario García Torres, directora de South American Model: "Si una chica aquí tiene 92 de cadera, puede desfilar. En París se exige una altura de 1,79 m y 88 cm de cadera". Argüello coincide: "No podemos competir con el mercado europeo, en el que si la modelo está excedida unos kilos, no trabaja".
El representante de modelos Pancho Dotto piensa que, por el contrario, "existe discriminación para cumplir con lo que el cliente pide. Muchas veces se les exige a chicas con contexturas un poco más grandes que tengan el cuerpo que la moda impone y muchas veces quedan fuera por esa razón."
Saludables y de buen humor
Pero si hay algo en lo que todos coinciden es en que ninguna chica que padezca trastornos alimentarios podría trabajar como modelo: "Tienen que estar saludables para irradiar una imagen que atrape. Si está enferma, se le cae el pelo, cambia su humor y su piel luce opaca", destaca Vanesa Elbert, booker de la agencia Civiles management, que asegura que su empresa sólo contrata modelos naturalmente flacas. "No tomamos chicas a las que tendríamos que hacer adelgazar para que pudieran trabajar".
Saber cómo están comiendo, qué les dan para alimentarse durante las largas horas de trabajo previo a un desfile o una producción de fotos forma parte de la preocupación de las agencias. "Me encargo de que haya frutas, yogur, ensaladas -cuenta Laurent-. Y no las tengo tantas horas en el back .
El control se traslada a un plan diario de las modelos, que incluye una rutina en el gimnasio con un personal trainer, tratamientos en centro de belleza y asesoramiento en la dieta a cargo de un nutricionista. "También las he mandado a un centro en donde se les hace una dieta de 1500 calorías diarias y un seguimiento de su conducta alimenticia", destaca Dotto.
A pesar de los patrones extremos que están invadiendo las pasarelas desde hacer unos años, hay parámetros que se podrían modificar. "Hace unos años, en un desfile en Milán, donde todas las chicas eran superesqueléticas, blancas y con una cara inexpresiva, apareció una modelo, Giselle Bundchen, quemada por el sol y con más curvas que las demás. El impacto que causó en la pasarela fue tal que provocó que los fotógrafos le sacaran fotos y la aplaudieran", cuenta Dotto.
Más allá de las declaraciones, es un secreto a voces que, si se impusiera el mismo patrón de medidas que se exige en España, el 30 por ciento de las modelos argentinas no podría desfilar.
Abzurdah
- Hace unos meses, sorprendió la publicación de Abzurdah , un libro escrito por Cielo Latini, una joven argentina de 21 años, en el que cuenta su paso por el infierno de la anorexia -con intentos de suicidio y autoflagelación incluidos-y su posterior resurrección mediante la palabra. Los 47 kilos -tatuados a fuego en su muñeca- que llegó a pesar como consecuencia de las presiones de un novio diez años mayor que ella al que le atraía la figura de Celeste Cid forman parte del relato. La primera edición de 5000 ejemplares, publicada por Editorial Planeta, se agotó en pocos días, lo que convirtió al libro en un éxito de ventas.