Día del inventor: la creación de la birome en la Argentina y un homenaje a Ladislao José Biró
El argentino promedio se jacta ante el mundo de decir que en Argentina se inventaron el dulce de leche, el colectivo, la identificación a través de las huellas digitales y la birome. Es precisamente en honor a Ladislao Biró, el creador de este último invento, que hoy se celebra el día del inventor en nuestro país.
Por eso, habrá una muestra sobre su vida y una exhibición de bolígrafos en su homenaje en el CCK.
Hace exactamente 120 años, el 29 de septiembre de 1899, nacía en Budapest, Hungría, Ladislao José Biró, inventor de la birome. Y si bien la idea de ese implemento práctico y prolijo para escribir se le ocurrió en su país natal a finales de los años 30, fue en la Argentina, en los 40, donde desarrolló el producto, lo patentó y lo convirtió en un elemento industrialmente viable y comercialmente exitoso.
El nombre de este, en ese entonces, novedoso producto, fue "birome", que incluía el apellido de su inventor, Ladislao Biró, y de su socio y amigo, Juan Jorge Meyne, que le puso al invento la primera sílaba del apellido.
La génesis de la birome
La birome vino a traer una solución a los problemas que se producían al practicar la escritura con lapicera o pluma de tinta, que manchaba los papeles o se corría con facilidad antes de secarse. Biró, que entonces ejercía como periodista, estaba cansado de tener inconvenientes con sus entregas.
Un día, allá por 1936 y en Budapest, se distrajo mirando cómo los rodillos del diario imprimían sobre el papel su artículo. Y entonces fue cuando notó cómo las letras salían secas, tan secas que el diario ya estaba listo para ser doblado, según lo que se informa sobre este inventor en la fundación que lleva su nombre.
A partir de ahí, Biró reflexionó y pensó que tenía que pensar en algo que funcione de manera similar al rodillo de la imprenta. Pero pensó que en ves de un rodillo, que era cilíndrico, sería necesario algo que se desplazara en todos los sentidos. "Así, imaginé vagamente una esfera impregnada en tinta", sentenció entonces el inventor.
Así fue como pensó en una minúscula bolita que girara y sirviera de punta a la lapicera, que se alimentara de una tinta que, como la de la imprenta, se secara rápidamente.
Al llegar a la Argentina, en 1940, Biró emprendió el desarrollo de su invento y también la maquinaria para poder realizarlo. Además mejoró su propia invento con la figura del sistema retráctil.
En 1944 vendió la patente a Eversharp-Faber para fabricar los bolígrafos en EE.UU. y a BIC en Europa. Su invento, en líneas generales, no ha tenido desde entonces grandes mejoras en su desarrollo formal o funcional.
Además de la birome, Biró también inventó un lavarropas automático y la caja de cambios automática para automóviles, que la vendió a la General Motors en Berlín, que lo compró no para fabricarlo, sino para evitar la competencia.
Exposición de bolígrafos en el CCK
Con motivo de la celebración del día del inventor y a modo de homenaje a Ladislao Biró, la Fundación Biró y el CCK presentan La Birome - Colección de Hans Georg Schriever-Abeln. Se trata de una muestra que reúne la historia del inventor de ese adminículo para la escritura, las aventuras de la construcción de su invento y el extraordinario despliegue de diseño en miles de ejemplares de biromes reunidas por el coleccionista.
Schriever-Abeln es un alemán de la ciudad de Bremen, que inauguró su colección en el año 1982 y que la trae ahora a la Argentina. Quienes asistan a la exposición podrán encontrarse con una gran variedad de biromes: sustentables, con temáticas infantiles, dedicados a profesiones, con tópicos amorosos, regionales, con funciones anexas curiosas, etc.
La muestra, que tiene un carácter artístico, lúdico y pedagógico, y que viene de exhibirse en Hamburgo, Berlín, Luxemburgo y Zurich, se establecerá en el CCK desde el próximo miércoles 2 de octubre hasta el día 30 del mismo mes. La entrada a la misma es libre y gratuita, y estará abierta de miércoles a domingos y feriados, de 13 a 20 horas.
La actualidad de los inventores argentinos
"En Argentina, hay unos 3000 inventores activos, pero poco más de 30 somos inventores profesionales, con patente que dan origen a pymes, con capacidad exportadora", cuenta a LA NACION Eduardo Fernández, inventor profesional, experto en Gestión de la Innovación, y Director de la Escuela Argentina de Inventores y del Foro Argentino de Inventores.
Según Fernández, los que se dedican a inventar en el país a veces parecen "invisibles". Asegura que ellos "no reciben ningún apoyo ni del Gobierno, ni del sector académico". "Sorprendentemente permanecemos invisibles para ellos, pese al gran impacto social y económico que los inventores profesionales han logrado y aún logran tanto a nivel nacional como internacional", asegura el inventor.
"Los inventores profesionales son exitosos porque inventan a nivel local pero comercializan sus inventos a nivel internacional -agrega Fernández-. El contexto local es altamente hostil desde el punto de vista legal y económico".
Desde la Escuela de Inventores y el Foro Argentino de Inventores se busca incentivar y dar una mano a todos aquellas personas que tienen interés en llevar adelante algún producto creativo que todavía no haya sido creado y que pueda resultar de utilidad para la sociedad.
De este modo, por ejemplo, en abril de este año asesoraron a la pediatra Lelis Hayipanelli para que presente su invento de un set de elementos para evaluar el neurodesarrollo de los bebés en la exposición internacional de inventos de Ginebra, la más prestigiosa de este tipo a nivel mundial. El Evaset Bebé de la doctora Hayipanelli se llevó el primer premio en la categoría "Materiales y métodos didácticos".
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