Experiencia 360°: así responde la Hilux en la arena
Bajo la premisa Momentos Toyota y tras terminar 2016 como el vehículo más vendido, la camioneta de la marca japonesa es la estrella principal de las travesías por los médanos de Pinamar
Para quien nunca se subió a una Hilux, hacerlo por primera vez como acompañante de un conductor experto en travesías por los médanos del norte de Pinamar es el mejor atajo para entender el fanatismo que despierta la emblemática creación de Toyota. Hace años que se percibe que la camioneta japonesa es la más elegida de su segmento para circular por aquellas zonas donde los caminos presentan exigencias que no cualquier vehículo puede sortear. Pero ahora el dato que elabora anualmente la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA) demostró mucho más que eso: con 31.964 unidades, en 2016 fue el vehículo más vendido, superando a los históricamente más populares autos pequeños y medianos. Si la cifra sorprende basta vivir la experiencia que la marca propone en la arena para comprobar que nada hay de casualidad en ella.
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Como parte de las actividades que Toyota propone para este verano está la de recorrer la zona de médanos que comienza allí donde terminan los bosques de Pinamar, con punto de partida en el stand montado en el Parador El Más Allá. Se trata de la experiencia #MomentosToyota. Allí, las 4x4 de la compañía japonesa (Hilux y SW4) se pueden probar todos los días de 11 a 19, pero además la marca organiza miércoles y sábados de 10 a 13.30 una Travesía abierta con una clínica teórico-práctica el día anterior.
La aventura comienza entonces un martes o un viernes, cuando el equipo de Toyota brinda una charla teórica dónde se explican las reglas principales de la conducción 4x4 en la arena. Allí, por ejemplo, se aprende que la presión de los neumáticos debe bajarse a 20 libras, que cuando se surfea un médano debe girarse la dirección hacia abajo aún cuando el instinto lleve a hacer todo lo contrario y que es necesario arrancar siempre en la segunda marcha. Con estos y otros tips, los asistentes van hasta El Más Allá para hacer las primeras prácticas previas a la travesía.
Una aventura única
Al día siguiente llega la acción. Más de 30 vehículos arman una larga caravana sobre la Avenida Verde de Circunvalación (más conocida como Camino de la Herradura), apenas se dobla desde Bunge. Desde allí se parte hasta el parador de Toyota en El Más Allá, donde una última charla del jefe de instructores da inicio a una experiencia que disfrutan por igual hombres y mujeres, grandes y chicos.
Para ese entonces, todos los vehículos ya marchan sin el control de estabilidad y con la transmisión en “baja”. La caravana parte ordenada y empieza un camino serpenteante por la arena tratando de evitar en ese primer momento las grandes subidas. Mientras los instructores de Toyota suben sus 4x4 a la punta de los médanos para observar que ninguna camioneta quede encallada, empiezan las pruebas. La primera es un surfeo suave por un médano de escasa altura, como para ir entrando en calor. La travesía está organizada con puntos de detención antes de cada gran desafío, donde los conductores son asistidos por el equipo de Toyota y reciben las instrucciones particulares para ese tramo.
Los surfeos se van volviendo cada vez más exigentes y todos parecen haber entendido las reglas básicas de la conducción en médanos. Algunos los toman a mayor altura, ya sea por osadía o para escapar de la huella que fueron creando los otros vehículos. Y es que en la arena una huella profunda complica más de lo que facilita.
Con los brazos y pies bien entrenados llega uno de los dos momentos más intensos: la trepada de El Coloso, un médano de pendiente bien empinada que las 4x4 deben encarar con toda la velocidad y potencia posibles. No todos lo logran en el primer intento, pero nadie se siente intimidado. En el segundo suele salir bien. Tras un breve descanso que surge naturalmente de la espera del resto de los vehículos llega el otro gran desafío: la bajada. Aquí es sumamente importante confiar en las instrucciones de los especialistas, porque a diferencia de la remontada el declive tiene la particularidad de que el conductor no advierte su magnitud hasta que empieza el descenso. Pronunciado pero corto ninguno tiene en esta parte mayores problemas. La caravana se vuelve a detener para iniciar el tramo final, un exigente surfeo por una especie de valle de arena bien amplio. En El Más Allá espera un reparador licuado y la necesidad de compartir la experiencia con los otros pilotos.
Para participar de la travesía no es necesario contar con camionetas de Toyota. Pero hacerlo con una Hilux no solo lo hace más sencillo: por cómo se hunde y sale de la arena, arriba de ella queda la sensación de que fue pensada y diseñada exclusivamente para moverse en los médanos.
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