Hidrógeno verde: el pueblo patagónico que sueña con un proyecto internacional como oportunidad para reactivarse
Aunque el Gobierno anunció que una empresa australiana se instalaría para desarrollar a gran escala esa energía, aún la iniciativa está en sus primeras etapas de estudio
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SIERRA GRANDE.– “Hidrógeno verde”. Los habitantes de Sierra Grande, en Río Negro, repiten esas dos palabras como si fueran una expresión de deseo. La idea de que esa innovadora energía generada a partir de fuentes renovables podría devolverle la vida a un pueblo minero, en donde alguna vez se gestó un tenue desarrollo, se instaló en noviembre del año pasado, durante la Cumbre del Clima en Glasgow, Escocia.
En ese entonces, el Gobierno anunció que la empresa australiana Fortescue desembolsaría 8400 millones de dólares para generar hidrógeno verde a escala industrial en la provincia patagónica, lo que generaría 15.000 puestos de trabajo directos y 40.000 indirectos. Por eso, los vecinos ven a este proyecto con buenos ojos, pero son prudentes: saben de desilusiones y son conscientes de que concretar ese deseo en un lugar que hoy a duras penas cuenta con infraestructura para soportar a sus 5000 habitantes será un enorme desafío. Para lograrlo, necesitarán años de buena gestión pública y privada. En una zona moldeada por las ráfagas, el temor de la gente de Sierra Grande es que los otros vientos enrarecidos de la Argentina terminen erosionando esta nueva ilusión. Desde Fortescue resaltaron que el proyecto por ahora está en etapa de “prefactibilidad”.
“Lo del hidrógeno va a demorar, pero hay cada día más expectativas. Tenemos la esperanza de que se concrete y que la zona, por fin, se vuelva a desarrollar luego de tantos proyectos frustrados”, anhela Jorge Natali, vecino de Sierra Grande.
¿Qué es el hidrógeno verde?
El hidrógeno verde, explican fuentes de la empresa Fortescue a LA NACION, se puede producir a través de la electrólisis. Este proceso requiere electricidad y, cuando la energía eléctrica se obtiene utilizando recursos de energía renovable, como la eólica, el resultado es hidrógeno verde. La electrólisis se logra haciendo pasar la electricidad a través de agua desmineralizada, para dividir el agua en hidrógeno y oxígeno. El oxígeno resultante se libera nuevamente a la atmósfera, mientras que el hidrógeno verde tiene diversos usos y se puede consumir a nivel nacional o exportar a otros países. Por ejemplo, podría reemplazar el hidrógeno basado en combustibles fósiles en procesos industriales, impulsar vehículos eléctricos de pila de combustible de hidrógeno o se podrán crear combustibles de aviación sintéticos, entre otras funciones presentes y futuras.
Para que este megaproyecto se ponga en marcha, requerirá –además de la urbanización y la ampliación de todos los servicios de la zona– de la construcción de parques eólicos, una planta de generación de energía, un sistema de transmisión eléctrica, una planta desalinizadora del agua de mar, la planta de producción de hidrógeno y amoníaco verdes, y un puerto de alta complejidad.
Sandra Cañiumil vive en Sierra Grande y es directora del Museo Duam Ruca. Ella afirma que la gente está “ansiosa” por ese proyecto, pero que aún no se permiten ilusionarse. “Como pueblo hemos tenido muchos altos y bajos. Dicen que el hidrógeno verde va a traer trabajo, ojalá funcione, pero me pregunto si estamos preparados para recibir semejante proyecto. En fin, lo que espero es que nuestros hijos puedan tener un mejor trabajo a partir de esto”, anhela Cañiumil.
El sueño minero que quedó trunco
Sierra Grande, ubicada a 300 kilómetros de Viedma, alguna vez fue un sueño. En las décadas del 70 y 80, la actividad minera funcionaba como un polo de atracción para trabajadores de todo el país que llegaban con su familia a poblar el lugar. Los metales se extraían desde las entrañas del municipio, mientras que en la superficie los sueldos eran altos.
Jóvenes como Natali y su esposa, Olga Eugeni, que hoy tienen 74 años, llegaron desde Bahía Blanca en los inicios de los 70 para desarrollarse en lo que parecía ser una tierra prometida montada sobre metales y minerales.
Pero en 1991, el entonces presidente Carlos Menem decidió cerrar Hipasam, la principal mina de hierro de Sierra Grande y el núcleo económico que permitía que todo lo otro se mantuviera en órbita. Y a partir de entonces, la ciudad, que ya tenía cerca de 25.000 habitantes, empezó a vaciarse. “El municipio puso psicólogos a disposición de la gente porque estábamos todos devastados cuando cerró la mina. Yo vendía repuestos y algunos autos, y la gente ya no me los podía pagar”, recuerda Natali en una entrevista con LA NACION. Hoy, él y su esposa son los dueños de la única hostería del balneario Playas Doradas.
“Me alegra que se esté pensando en un proyecto de largo plazo, ya era hora de hacerlo. Por supuesto, habrá que desarrollar la infraestructura. Al menos en la zona del balneario, tenemos cloacas y gas. Agua también hay, pero muchas veces el servicio es deficiente”, agrega Natali.
Daniel Sanguinetti, secretario general del gobierno de Río Negro, repasa la historia de Sierra Grande. Señala que en los 90 cerró la mina y la ciudad se quedó sin actividad productiva. Hace unos doce años, dice el funcionario, se le dio la concesión de la mina Hipasam a una empresa china que no la explotó y el pueblo volvió a foja cero. “También estuvo el proyecto de activar una zona franca en Río Negro, pero tampoco se concretó. Ahora con el hidrógeno verde entendemos que se abre una oportunidad importante para reactivar la zona”, agrega.
“Luego del anuncio en Glasgow, visitamos la zona y el hidrógeno verde despertó mucha expectativa en la gente por el impacto que podría tener una inversión de esta magnitud. Pero todavía está en etapa de prefactibilidad, es decir, nos encontramos haciendo estudios sociales, culturales, económicos, de infraestructura, de los conflictos de la zona y uno muy profundo sobre impacto ambiental. Creemos que es un proyecto muy positivo que será parte de la transición energética. Si todo va bien, podríamos tener la primera molécula de hidrógeno en 2027″, detallaron fuentes de la empresa australiana.
Sanguinetti describe que, por ejemplo, en el caso del agua, Sierra Grande se abastece de dos acueductos, pero los caños presentan pérdidas.
“Desde el Consejo Federal de Inversiones se están contratando equipos técnicos para tener una batería de proyectos con el fin de poner en condiciones la infraestructura del lugar. Este año empezaron a trabajar 18 urbanistas para planificar el ordenamiento territorial y los lineamientos de cómo debería crecer la ciudad, es decir, viviendas, centros comerciales, escuelas, etcétera”, señala Sanguinetti.
Otro equipo se encuentra trabajando en lo vinculado con la red de internet, continuar con el asfaltado de la zona y empezar a fomentar la producción de alimentos en pueblos cercanos.
“La idea que impulsa la gobernadora Arabela Carreras es que Sierra Grande sea el centro de un proyecto productivo, pero que ayude a levantar muchas zonas de la provincia de acá a ocho años. De todos modos, todavía falta llamar a licitación para ver si alguien más se presenta, y luego el proyecto debe ser aprobado por la Legislatura provincial”, agrega Sanguinetti.
El nuevo parque nacional
Otro desafío para el desarrollo del hidrógeno verde en la región es que conviva ese proyecto industrial con una zona protegida que está próxima a convertirse en el parque nacional Nº 40. El parque, que es un área de 20.000 hectáreas que contiene una enorme diversidad de especies, quedaría ubicado a aproximadamente 50 kilómetros de la planta de hidrógeno.
“Vamos a tener que hermanar un área nacional protegida con una actividad industrial de envergadura. Será un gran desafío, pero creo que nos va a colocar en una posición diferente a otras ciudades”, argumenta Renzo Tamburrini, el intendente de Sierra Grande.
“No hay en otra parte del mundo una planta como la que pensamos hacer en Río Negro. Es un lugar ideal por los vientos y el acceso al mar. Vamos a trabajar junto con la provincia en todos los aspectos que sean necesarios. A nivel global, estamos planeando entregar 15 millones de toneladas de hidrógeno verde renovable al mundo para 2030, aumentando a 50 millones de toneladas en la próxima década”, concluyeron las fuentes de Fortescue.
LA NACION se contactó en repetidas oportunidades con el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación para conocer el avance en las tratativas para el desarrollo del hidrógeno verde en el país y de lo que podría representar para la economía nacional, pero no respondió las consultas.
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