Johannes Gutenberg: de rey de la imprenta y “hombre del milenio” a perderlo todo

“El hombre del milenio”. Esas fueron las palabras con las que la Biblioteca Británica nombró a Johannes Gensfleisch zur Laden zum Gutenberg, conocido como Johannes Gutenberg: el hombre que inventó la imprenta.

Si bien gran parte de su vida está envuelta por el misterio, los registros históricos indican que este orfebre nació alrededor de 1400 en la ciudad de Maguncia, la cual hoy pertenece a Alemania, pero que en aquel momento era parte del Sacro Imperio Romano Germánico.

Según los historiadores, a fines de 1430, y en un intento por pagar las deudas que tenía tras un negocio de pequeños espejos metálicos que había fracasado y que terminó con una denuncia en su contra por robo de metales, comenzó a desarrollar un dispositivo para imprimir textos de un modo más eficiente.

Finalmente, inventó una máquina que reemplazó los bloques de letras y gráficos de madera tallados a mano de las impresoras tradicionales por tipos de metal fácilmente fundidos, que luego se sumergieron en tinta patentada para imprimir páginas enteras a la vez.

El primer texto que imprimió utilizando los tipos móviles fue un breve escrito escolar, que tenía tan solo 28 páginas. Sin embargo, rápidamente dio un salto y fue el protagonista de un proyecto mucho más ambicioso: su creación permitió imprimir la Biblia en latín.

Además, el hombre que desarrolló la imprenta moderna incorporó un equipo de trabajo (a los que él llamaba “mis 26 soldaditos de plomo”), con quienes imprimía -en promedio- 3600 páginas por jornada laboral. Así, impulsó la primera producción de libros a gran escala en Europa y logró que se baje sustancialmente el precio de estos, volviéndolos más accesibles.

Se estima que, en el siglo XVI, 200 millones de libros estaban impresos gracias a esto, por lo que, a partir de la imprenta de Gutenberg se originó una nueva era de la comunicación de masas y de los medios, con el surgimiento de la prensa.

De todos modos, pese a su importancia y al hecho de que fue una pieza clave de la evolución cultural a nivel mundial, enfrentaba grandes deudas.

El último de sus prestamistas usurarios se negó a ampliarle el crédito y lo demandó por moroso, por lo que el gran inventor perdió su imprenta, todo su material y las biblias ya impresas. Quedó sumido en la total oscuridad, en la calle y sin una moneda, hasta que finalmente, el 3 de febrero de 1468, mientras muchos otros se llenaban de dinero con su invento, Gutenberg murió.

En el presente, su legado se mantiene a través de Project Gutenberg: una biblioteca digital que ofrece más de 60.000 libros gratuitos. Sumado a esto, hace exactamente 21 años (el 14 de abril de 2000), el Museo Gutenberg lanzó una exposición retrospectiva en su honor, que es la que hoy conmemora Google, dedicándole su famoso doodle.