La Legislatura autorizó anoche los poderes especiales que pedía Ibarra
Podrá emitir bonos para cancelar deudas y pagar sueldos; la flamante norma regirá por 180 días
El gobierno porteño estaba decidido a emitir un bono propio con el que pagará a proveedores y a empleados. La Legislatura le dio la razón: con la sanción de la ley de emergencia económica y administrativa podrá crear una moneda convertible para cancelar deudas y sueldos.
"La situación nos lleva a eso", aseguró ayer a LA NACION el jefe de Gabinete porteño, Raúl Fernández. Mientras tanto, la batalla se dirimía en varios frentes: la Legislatura, que aprobó anoche en general, por 27 votos contra 20 y seis abstenciones, la ley de emergencia económica y administrativa para dotar de más poderes al Poder Ejecutivo; unos 200 manifestantes que protestaban y los legisladores desesperados por saber qué ocurriría en el orden nacional.
"Tratamos de diferirlo lo más posible, pero las grandes provincias están haciendo lo mismo", explicó Fernández. Confiaba en que el oficialismo conseguiría los votos necesarios para aprobar una ley que calificó de "paraguas legal a la discusión que el Ejecutivo quiere tener con proveedores y contratistas, a rediscutir precios, plazos y formas de pago".
De todos modos, Fernández guardaba un as en la manga: la Constitución faculta al Ejecutivo a hacerlo por decreto, aunque sólo por el término de un año. A pocos metros de su despacho, en la Legislatura, el debate era tedioso. Y ruidoso.
Por primera vez la Legislatura sesionó un domingo, con la asistencia casi completa de los diputados. Sólo a las 23.15 logró convertir en ley la norma requerida por el Ejecutivo.
Sin embargo, no fue un día que la posteridad vaya a recordar... Primero se votó una ley que autoriza al Ejecutivo porteño a comenzar a operar con Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales (Lecop) en medio de una ensordecedora protesta en estéreo: dentro del recinto y más allá de las puertas del palacio legislativo unos 200 delegados y manifestantes protestaban contra una ley que, sostienen, otorgará "superpoderes" al jefe de gobierno porteño.
La ley de emergencia económica faculta por 180 días a Aníbal Ibarra para disponer de poderes especiales. Los de modificar o rescindir contratos a sus proveedores, a recurrir al endeudamiento, a emitir bonos propios o a usar los nacionales para el pago de obligaciones y salarios, o a renegociar cánones por el uso de bienes dados en concesión. Lo autoriza a modificar el presupuesto 2001 y, en caso de considerarlo conveniente, podrá realizar durante el año próximo operaciones de crédito público.
Cacerolas y huevazos
Poco después de las 15, unos cuantos huevazos arrojados desde el primer piso del recinto y los ánimos que iban subiendo de temperatura precipitaron el pedido de un cuarto intermedio. La sesión estuvo paralizada durante más de una hora. "Lo sabía, lo sabía, la Alianza y el PJ son la misma porquería", cantaban los manifestantes "¡Que se vayan! ¡Que se vayan!", repetían a cada rato.
El presidente del subbloque del Frepaso, Ariel Schifrin, presentó la ley de emergencia. Habló de la necesidad de "tomar medidas para evitar que la crisis castigue a los vecinos". Habló del "escenario de emergencia", que la baja de la recaudación había dibujado en la ciudad.
"Frenamos la ley de superpoderes a Ibarra", dijo orgullosa la presidenta del Bloque Justicialista, María Lucila Colombo, la segunda minoría del cuerpo. Entre las principales negativas al proyecto oficial, enumeró "la facultad de comprar sin control, diferir el pago de impuestos y manejar a su antojo el presupuesto". A pesar de las quejas, al momento de votarse la norma en general su bloque se abstuvo de hacerlo.
A las 21.30 se aprobó la norma en general. Una lluvia de huevazos fue motivo suficiente para que diputados y asesores desalojaran el recinto. La incertidumbre en el nivel nacional tenía su réplica entre los políticos locales. Iban y venían, sonaban los celulares. Media hora más tarde volvieron a sus bancas. Después de que un grupo de empleados limpió los rastros de la protesta.
Aunque la oposición había adelantado sus diferencias, sobre todo los que abrían la puerta al endeudamiento y al pago en bonos, le dio los votos que Ibarra necesitaba.
Al cierre de esta edición se discutía la ley de emergencia social. Quedaba por tratar una modificación a la ley tributaria y al Código Fiscal.