La promesa: conseguir las figus hasta en Nueva York
La promesa había sido modesta, pero concreta: "Tranquilo, Luca. Aunque sea unos paquetes de figus te voy a traer".
Nos íbamos con mi mujer a Nueva York y ya habíamos "negociado" qué cosas les traeríamos a la vuelta a nuestros hijos. Pero tuve que mencionar las figuritas. ¡¿Por qué?! Y en esos compromisos mejor no fallar…. Por otro lado, faltaban apenas dos meses para el Mundial. ¿Cómo no iba a conseguir?
Último día. Distrito Financiero, sobre Broadway. Helena compraba algo de agua y yo empezaba a pensar en cómo explicar uno de mis peores fracasos como padre, cuando me escapé hacia un negocio de artículos deportivos a unos pocos metros. Ya me había resignado a conseguirle botines de fútbol a mi hijo: no estaba en la mejor ciudad para eso. ¡Imaginen figuritas del Mundial! Pero mi curiosidad pudo más. Y sí, entre guantes de beisbol y tarjetas de fútbol americano me pareció ver una caja con logo, marca y color familiar: ¡las Panini! Me abrieron la caja para darme los paquetes. Hubiese apostado el hot dog (pancho, bah…) con queso derretido y cebollitas salteadas que me acababa de comer a que era el primero en comprar estas figuritas en el local. No fue necesario, la cara de sorpresa del chico que me atendió me decía todo. Diez paquetes, a un dólar cada uno (evitemos la conversión a pesos), y todo solucionado.
Me olvidé del tema hasta que llegamos a Buenos Aires. No importaban los demás regalos, solo esos paquetes sagrados. "¿Y, Luca?", osé preguntar. "Gracias, papi. Pero, ¿cómo se dice en inglés?
Juan Distéfano
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