Padres que padecieron el mismo flagelo
Es una regla sin excepción que la desnutrición afecta a los niños por debajo de los 6 años, que dependen de terceros que no tienen los medios y que muchas veces tampoco tienen el desarrollo cerebral necesario para criar a un niño.
Se educa con el ejemplo. Pero estos padres, en muchas oportunidades, también han sido ellos víctimas de ese mismo flagelo que no les permitió desplegar todo su potencial genético. Sus hijos son criados en un ambiente chato, gris, desprovisto de colores y alegrías. Con figuras maternas o paternas desdibujadas y a veces ausentes. Los padres dañados por este flagelo, lo hemos visto muchas veces, padecen debilidad mental por desnutrición.
Se comete el error de creer que un pobre es una persona igual que nosotros pero sin plata. El pobre es pobre en alimentos, en familia, en historia, en introspección, en retrospección, en experiencia adquirida, no tiene sueños ni proyectos, y, encima, no tiene plata. Dicen que es vago, pero el pobre no es vago, es triste, sufre una tristeza profunda que linda con la depresión.
Después del derecho a la vida, que toda persona tiene desde el momento mismo de su concepción hasta la muerte natural, viene el derecho a una vida digna, a una vida "realmente humana". Una vez que se asegure el marco legítimo en donde esa familia pueda vivir dignamente, podemos esperar sin temor a equivocarnos que no sólo van a ejercer sus derechos, sino también cumplir plenamente sus deberes familiares y ciudadanos.
Europa salió de sus dos guerras absurdas porque el intelecto estaba intacto. América latina, como región, no sale de su atraso crónico, porque nuestro intelecto está dañado. Allá, pobreza externa: se rompió lo material. Acá, pobreza interna: daño sociogénico biológico.
El profesor Mönckeberg desnutre una rata y luego la nutre nuevamente y pasan tres generaciones para que las ratas descendientes vuelvan a tener un cerebro normal. Es por eso que la revista británica Lancet, en un trabajo del 26 de enero de 2008, nos advierte lo que nosotros venimos gritando desde hace ya más de 20 años: que la desnutrición se asocia con menor capital humano.
Así, llegan a la conclusión de que "los daños sufridos en la infancia conducen a la incapacidad permanente y también podrían afectar a las generaciones futuras. La prevención de la desnutrición infantil, que es lo que hemos puesto en marcha hace dos décadas, probablemente traerá consigo importantes beneficios para la salud, la educación y la economía".
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