Procesan a un cura por destruir una iglesia protegida por la Unesco para instalar un sistema de calefacción
La parroquia de la Merced, en Alta Gracia, es parte del complejo jesuítico y fue declarada "Patrimonio de la Humanidad"; levantaron pisos; se perdieron sepulturas
CORDOBA.- Entre sus tareas estaba la de cuidar y proteger la Iglesia de la Merced, templo que integra el complejo jesuítico declarado “Patrimonio de la Humanidad” por la Unesco en el 2000, pero hoy la justicia federal lo procesó -junto a tres arquitectos- por "haber ocasionado un daño arqueológico irreparable” en el lugar. Se trata del cura Marcelo Siderides.
Junto al sacerdote, el juez federal Ricardo Bustos Fierro, procesó a los arquitectos Melina Malandrino, Pedro Cufre y Juan Pablo Orozco por los daños realizados en el interior del templo en el marco de un proyecto de restauración. Los consideró presuntos coautores responsables del delito de "daño agravado por cometerse en perjuicio de un bien de uso público y monumento de carácter histórico".
El 5 de enero de 2011 la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos autorizó la ejecución de las obras, permiso que no incluía (para ninguna de sus tres etapas) la remoción del solado histórico que fue lo que se realizó: se ejecutaron “dos zanjas de un metro de ancho cada una colocadas a ambos lados de la Iglesia y a lo largo de todo el piso, extendiéndose las mismas, desde la puerta de ingreso hasta el altar, y con una profundidad de más de 60 centímetros”, describe la justicia.
Así “se provocó la destrucción del solado histórico subyacente, es decir, se destruyeron los ladrillones que estaban colocados en la totalidad del suelo del interior de la iglesia, los que más allá de pertenecer o no a la época jesuítica, eran históricos, auténticos y formaban parte de la iglesia en su totalidad y como tales constituían su patrimonio histórico y cultural”.
PERDIDA DE SEPULTURAS
Además, por la obra -que se hizo sin criterio ni método, según considera la justicia- se destruyeron sepulturas antiguas y se provocó la pérdida y destrucción de restos óseos y esqueléticos “que se encontraban diseminados por la superficie de todo el lugar, tanto enteros como fragmentados, que estuvieron allí sepultados desde tiempo inmemorial”.
En la causa intervino el fiscal Enrique Senestrari en representación del Ministerio Público Fiscal. El proyecto de restauración arrancó el 20 de diciembre del 2009 con un acuerdo específico de cooperación entre la Universidad Católica de Córdoba y la parroquia representada por Siderides. La universidad aportaría profesionales idóneos y técnicos para las obras.
En la resolución judicial se establece que los arquitectos que coordinaban la obra sabían que estaban interviniendo un bien que cuenta con la declaración de patrimonio mundial y que el cura “también sabía que en el interior de la Iglesia bajo los pisos están enterrados un grupo de personas pertenecientes a la iglesia, por lo que no podían desconocer esta información”.
El “Camino de las Estancias Jesuíticas” declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco reúne los testimonios de la presencia y la acción de la Compañía de Jesús a los largo de los siglos XVII y XVIII en la provincia.