Una foto de la sociedad en que hoy vivimos
Lo ocurrido el viernes pasado es un escenario más de la impunidad con la que procede el narcotráfico y, a su vez, un testimonio trágico de la distancia abierta en las familias entre padres e hijos. De esta conjunción entre el delito y el desconocimiento, de la criminalidad y las crisis emocionales nace la posibilidad de que lugares como éste, en el que se produjeron estas muertes, se conviertan en evidencia de la crisis social que vive el país.
Se trata no sólo de una crisis que afecta y convoca a la Justicia y a las familias: es una crisis reveladora, que pone en evidencia la inconsistencia de los valores que rigen la identidad cívica de los argentinos. Lo que tenemos delante de nuestros ojos es un síntoma, en el sentido psicoanalítico del término, y nos ofrece la posibilidad, como sociedad, de entendernos.
Para ello, debemos evitar caer en el reduccionismo de limitar la cuestión a si fallaron los controles, o si los padres sabían a dónde iban sus hijos, o qué consumían, ni siquiera alcanza con entender cómo actúa el narcotráfico en el país. Esta tragedia sacó una foto de un momento que vivimos hoy como sociedad. Ahora hay que desenmarañar ese cortocircuito de relaciones para entender cómo llegamos a esa trágica escena.
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