Una ocasión que para muchos es un sueño hecho realidad
La Vicaría de Jóvenes del Arzobispado recibe 10 mails por hora de los interesados en participar
Deymar Huanca, de 19 años, vive en la Villa 31 y participa semanalmente de encuentros de oración en la parroquia Cristo Obrero de su barrio. Hace algunos meses le informaron que recibiría un descuento que le permitiría viajar a Río de Janeiro.
Ese día Deymar sintió que su sueño se hacía realidad. "No me deben estar hablando en serio -pensó cuando le dieron la gran noticia-. Admiro la sencillez de Francisco y lo que más deseo es tocarle la mano", dice con los ojos brillosos este joven que desde que se enteró del viaje lo único que hace en su tiempo libre es organizar ferias de ropa, de comida y de artesanías para recaudar fondos. Junto con otros 50 compañeros, recolectó $ 35.000.
Víctor Britez, de 21, oriundo de una villa de Lugano, recibió una beca completa para participar de la Jornada. "Nunca imaginé que recibiría semejante regalo. Para mí era imposible juntar los 3000 pesos que salen la estadía y el viaje a Brasil", comenta. A Benítez le tiembla la voz cuando ofrece su testimonio. "Tengo muchos nervios de viajar 42 horas en micro. No sé cómo será todo. Quiero rezar con otros pibes y estar cerca de Francisco, a quien conocí un día que caminó con nosotros por el barrio como uno más", señala.
Huanca y Britez son dos de los 900 jóvenes que recibieron ayuda financiera por parte del Arzobispado de Buenos Aires para asistir al megaencuentro. Es que desde que, el 13 de marzo último, Francisco fue elegido papa, la Jornada Mundial de la Juventud explotó. De recibir 10 correos electrónicos por semana la Vicaría de Jóvenes del Arzobispado porteño comenzó a responder 10 por hora enviados por muchachos interesados en el evento.
Tal fue el revuelo que se decidió crear una secretaría especial para centralizar la organización, preparar las jornadas y ofrecer beneficios a quienes desearan concurrir.
"Queremos ir como delegación porque sabemos que allí seremos jóvenes referentes al pertenecer a la diócesis que fue el hogar de Francisco", dice Mariana Zabala, encargada de anotar a los inscriptos, emocionada con la movida joven y más aún con la idea de ver a su arzobispo, con quien trató tantas veces, vestido de blanco.
"Cuando le dije a una chica de Rosario que le habíamos conseguido una beca se me largó a llorar de emoción y no pudo seguir conversando. Es muy lindo ser testigo de cómo se fue uniendo la Iglesia joven de la Argentina", agrega.
Sacar la Iglesia a la calle
Esta secretaría, cuyos miembros conocen de cerca a Jorge Mario Bergoglio, se tomó en serio el lema de las JMJ 2013: "Id y haced discípulos a todos los pueblos". El objetivo, explican, fue sacar la Iglesia a la calle y buscar a los más necesitados.
Lo lograron. Consiguieron becar a más de 150 chicos de las zonas más pobres de la ciudad y reducir el costo del paquete de 4000 pesos a 3000 (incluye alojamiento en casas de familia, clubes o escuelas, vianda diaria, transporte y material), para el 40% de los 2000 jóvenes anotados por el Arzobispado porteño.
Pensando también en quienes no se subirán a un ómnibus ni a un avión, armaron un Twitter y una página de Facebook (@ JMJbuenosaires , www.facebook.com/JMJ-buenosaires ), para transmitir en vivo lo que está ocurriendo en Brasil. Incluso, el 27 a la noche, mientras los jóvenes celebren junto a Francisco una vigilia en Campus Fidei, en Guaratiba, a 60 kilómetros de Río, en Buenos Aires se hará otra en la catedral metropolitana que estará comunicada en simultáneo con Brasil. "No queremos que nadie se quede afuera", afirma Juan Taddei, encargado del evento.
También se organizaron misiones por los subtes de Buenos Aires para recolectar pedidos y mensajes de la gente para llevar al Papa. Pero no sólo en la Capital se viven los preparativos. Peregrinos de las 23 provincias argentinas se están preparando para dar su presente en Río a fin de mes.
Mateo Ayerza, de 15 años, comenta desde Tierra del Fuego: "Hace meses que nos estamos reuniendo con los otros 60 chicos que viajan conmigo. Estoy viviendo un tiempo fuerte de gracia y de oración. No veo la hora de llegar".