La deidad del amor y la belleza es representada por Copilot, herramienta desarrollada por Microsoft y OpenAI, en situaciones clásicas de sus mitos, acompañadas de su marido, el dios del fuego, Hefesto, y su amante, el dios de la guerra, Ares
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Los interesados en la mitología griega pueden imaginar cómo se vería la diosa griega Afrodita en la vida real, a partir de imágenes generadas por la inteligencia artificial.
Se trata de la diosa griega del amor y la belleza, que vivía en el Monte Olimpo junto a las otras deidades de este sistema politeísta que imperó por siglos en partes de Europa, África y Asia. Esposa del herrero divino Hefesto y amante eterna del dios de la guerra, Ares, la leyenda de su origen es que surgió luego de que el titán Cronos cortara los testículos de su propio padre, el titán primordial Urano. Estos cayeron en el océano, generando la espuma marina de la cual surgió Afrodita, en la forma de una mujer hermosa y desnuda.
Por eso, una de sus representaciones más populares, realizada por el artista italiano Sandro Botticelli (1445-1510), la muestra al momento de su nacimiento, mientras recibe ropas por parte de las Gracias, sus ayudantes y servidoras junto a la Juventud, que era su mensajera. Esta y otras representaciones de esta diosa, llamada Venus en el antiguo culto romano, hacen que exista un gran acervo de imágenes que la inteligencia artificial cohesiona para generar nuevas versiones de cómo podría verse Afrodita en la vida real.
Una de las plataformas habilitadas para hacer esta actividad es Copilot, desarrollada por las empresas Microsoft y OpenAI. Esta app que diseña imágenes en tiempo real y en pocos minutos. Esta cuenta con tecnologías avanzadas de IA, generada por los últimos modelos de lenguaje de OpenAI, GPT-4 y DALL·E 3. A partir del prompt textual “Cómo se vería la diosa griega Afrodita en la vida real”, el asistente genera una serie de imágenes para pensar a la deidad bajo otra luz.
Cómo se vería Afrodita en la vida real
La inteligencia artificial de Copilot imagina a Afrodita en una playa, tal y como cuenta el mito de su creación a partir de la espuma marina. Reposa sobre la roca de un acantilado, típicos de estas zonas del Mediterráneo, y mira al espectador con ojos de un tono cercano al del agua que baña la costa. Tiene el cabello claro, atado con una trenza de flores, y la piel bronceada. Lleva un vestido fino rematado con brazaletes dorados.
La galería de imágenes que Copilot hace de Afrodita la muestra también con su marido, el dios del fuego, Hefesto. La mitología griega los narra como una pareja insatisfecha, a la cual Afrodita había llegado de manera forzada, entregada por la diosa Hera al herrero de los dioses luego de que él se la pidiera, como condición para liberar a la esposa de Zeus de un trono mágico con el que la había inmovilizado.
La inteligencia artificial ilustra esta situación con una joven que mira con gesto aburrido por la ventana. Lleva el cabello atado con ornamentos finos y joyas que incluyen aretes y collares dorados. Ese tono se repite en las mangas de su vestido blanco, que deja un hombro al descubierto mientras recubre el otro. Detrás de ella, un hombre de profuso cabello y barba, representante de Hefesto, la contempla como si fuera inaccesible, mientras realiza sus tareas de herrero.
La última foto que la inteligencia artificial genera sobre Afrodita la muestra en compañía de Ares, el dios de la guerra, que según la mitología era su amante eterno. A ella se la representa como una joven de cabello castaño con una tiara de flores, vestida con un fino vestido que le descubre los hombros. Él, en cambio, es un joven bien arreglado que viste una armadura. Ambos caminan entre sonrisas en un paisaje típico del Mediterráneo, y sus manos se tocan sutilmente mientras se miran a los ojos con cariño.
Para los amantes del mito, la historia no terminó bien: informado de la infidelidad por el dios del Sol, Apolo, Hefesto les tendió una trampa a Afrodita y Ares. El herrero mágico construyó una red invisible que ocultó en su lecho, y una vez que los amantes se tendieron allí, quedaron atrapados. Entonces, el marido despechado los expuso humillados ante las otras deidades, dejando un mensaje que en su época buscaba moralizar a la población griega y que aún resuena después de tantas generaciones.
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