Book Depository, la plataforma de libros que seduce a los argentinos en pandemia
Hace unos días la noticia del restablecimiento del "cepo" al ingreso de libros e impresos del exterior con tinta con plomo volvió a generar discusiones dentro del ámbito editorial y también produjo incertidumbre entre muchos lectores y lectoras: ¿acaso ya no se podrían comprar ejemplares en el extranjero? Y es que durante la pandemia, miles de personas en Argentina descubrieron Book Depository, una plataforma de venta de libros inglesa que se volvió un boom por sus precios y buena atención.
"Todos los libros disponibles para todos" es el lema del sitio, fundado en 2004 por Andrew Crawford, un emprendedor irlandés nacido en Zambia y que entendió que Internet era la herramienta ideal para darle mayor visibilidad a títulos de nicho o de difícil acceso. Comenzó sus operaciones con una pequeña oficina en la ciudad de Gloucestershire pero, gracias a un catálogo curado, pero muy extenso, logró hacer crecer de manera sostenida. En 2010 la plataforma vendió el equivalente a 88 millones de dólares en libros, lo que bastó para que Amazon la comprara en 2011.
Por fortuna, Jeff Bezos y los suyos entendieron que no había que tocar la fórmula ganadora de Book Depository, sino potenciarla. Y así siguió creciendo sin traicionar su esencia, basada en una oferta variada, envíos a todo el mundo y un gran servicio de atención al cliente, que resuelve problemas en menos de 24 horas. En 2019 la empresa cosechó cerca de 32 millones de dólares anuales en ganancias.
Muchos conocieron Book Depository en la Argentina cuando instaló un ambicioso stand en la Feria del Libro de Buenos Aires en 2018, en donde no había ejemplares impresos sino tabletas para hacer pedidos.
Por eso cuando a finales de agosto se publicó en el Boletín Oficial la resolución 253/2020 -que volvió a dejar vigente un régimen de certificación obligatoria para "definir los mecanismos tendientes a eliminar los peligros derivados del uso de tintas con alto contenido de plomo en productos gráficos" ideado por el ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno- muchos temieron que fuera el fin para las compras de libros.
LA NACIÓN se comunicó con el Ministerio de Desarrollo Productivo y confirmaron que la medida sólo es para tiradas mayores a 500 ejemplares, por lo que no afecta a las compras personales hechas en sitios como Book Depository.
Puerta a puerta
Y si bien no se trata de la única plataforma de su tipo, lo cierto es que las historias de compras hechas a partir del inicio de la crisis por el Covid-19 se multiplicaron. La productora de podcasts porteña Andrea Cukier, por ejemplo, hizo su primera compra "como un impulso de cuarentena": "Escuché que una conductora de un programa que escucho había sacado un libro y me dio curiosidad ver cuánto costaba. Llegué a Book Depository y lo encontré en promoción por el lanzamiento y con envío gratis. Me entusiasmé y lo compré".
La buena experiencia impulsó a Cukier a repetir la experiencia, ahora con una enciclopedia sobre el musical Hamilton y un libro más para su novio, además de algunos que le parecieron muy baratos e ideales para regalar. "Incluso terminé comprando libros para colorear porque, como a muchos les pasó, el inicio de la cuarentena se me hizo un buen momento para hacer cosas que nunca había hecho", reveló. El primero de los libros no le llegó a su puerta sino a una sucursal de correo cercana, pero no tuvo inconvenientes en retirarlo.
Esta confianza en que las compras llegan a buen puerto y sin tener que enfrentarse a la burocracia de la aduana de su casa es una de las principales motivaciones de Eliana Iñíguez, una ilustradora argentina que compró más de 40 libros en la página y sólo tuvo un paquete extraviado, cuyo monto le fue devuelto tras hacer un reclamo en la web.
"Si bien Book Depository te da un código para seguir el estado del envío, por algún motivo no es compatible con el Correo Argentino, así que ni bien ingresa al país ya no sabés dónde está, pero en mi experiencia siempre llegan. En tiempos normales tardaban poco más de una semana y ahora tardan tres, pero llegan", aseguró.
Para Iñíguez, la plataforma es atractiva porque le permite encontrar lo que busca: "Lo que más me seduce es la variedad, tanto en libros en inglés como en español, de títulos que aquí no se consiguen, porque están agotados o no se editaron".
La variedad de títulos fue también que también sedujo a la diseñadora web Florencia DeSimone, quien comenzó a comprar con el inicio del período de aislamiento preventivo social y obligatorio: "Me encanta Book Depository por su gran catálogo de libros y envío gratis que suele llegar bien sin tener que sufrir el proceso del correo argentino y la aduana. Cuando empezó la cuarentena compré un par de libros porque pensé que si estábamos un mes más podía aprovechar para leer más… ¡qué ilusa!".
La sucesivas extensiones de la cuarentena en AMBA hicieron que DeSimone comprara en los últimos seis meses. "Compré de todo: libros para colorear, una novela en italiano porque retomé el aprendizaje, unas novelas gráficas y otros de diseño en inglés. Lo mejor de ‘BookDepo’ es que encuentro lo que busco, sitio amigable y envío gratis sin impuestos extras. Había dejado de comprar libros físicos por comodidad en el transporte diario y pasado a ebooks pero ahora que estuvimos más tiempo en casa (y probablemente estemos un tiempo más así) volví a querer tener libros corpóreos".
Superado el temor a que el cepo por la tinta con plomo afectara la llegada de los libros, ahora los usuarios argentinos de Book Depository enfrentan el dilema de cómo gestionar sus gastos tras el anuncio de que los gastos en moneda extranjera con tarjeta correrán a cuenta del cupo mensual de compra de dólares. Sin embargo, seguramente la pasión por leer será más fuerte y también será un obstáculo que se superará.
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