Cuando la videoconferencia acorta las distancias en Navidad
Con una mayor disponibilidad de banda ancha y cámaras web en notebooks y dispositivos móviles, las tradicionales reuniones familiares logran conectar a integrantes que se encuentran a miles de kilómetros
Al caer la noche el martes, la familia Darvick de Birmingham, Michigan comenzó su ritual de Hanukkah , como lo habían hecho durante años.
Debra y Martin Darvick pusieron un menorah de lata que les dieron parientes desaparecidos hace tiempo. Su hijo, Elliot, 27 años, encendió la primera vela. Y su hermana, Emma, de 24 años, se sumó al rezo.
Pero los Darvick celebraron esta tradición que viene de siglos con un giro moderno: los miembros de la familia estaban en tres ciudades diferentes del país, conectados por Skype. "Lo llamamos Skypanukkah" dijo Elliot del uso, por segundo año, por la familia del servicio de video chat. "Poder usar Skype en las fiestas me permite tener un recuerdo de mi familia que de otro modo no tendría".
Aunque Skype solo ha cumplido ocho años, este software - y otros parecidos , incluyendo el Face Time de Apple y Google chat- se ha convertido en un elemento incorporado a una cantidad creciente de hogares estadounidenses, ofreciendo nuevas maneras en que las familias pueden estar conectadas en una época en que las generaciones son menos proclives a reunirse en torno de la mesa los domingos a la tarde para compartir una comida.
Están los usos conocidos, por supuesto: sobrinas que hacen rutinas de danza para sus tías, hermanos que muestran decorados de las fiestas a sus primos, y abuelos que conocen a nuevos nietos, pese a estar separados por cientos o miles de kilómetros.
Al convertirse Skype en una parte de la vida cotidiana, familias dispersas por el mundo abren regalos de cumpleaños juntos, leen cuentos a la hora de acostarse de los chicos e incluso ayudando al cuidado de los niños. Y en vez de solo hacer llamadas de video para ponerse al día, la gente las está usando para compartir experiencias que de otro modo requerirían un pasaje de avión.
Con la proliferación de cámaras y micrófonos incorporados a las computadoras y dispositivos móviles junto a las conexiones de banda ancha, un promedio de 300 millones de minutos de llamadas de video por Skype se hacen diariamente a escala global, un aumento de aproximadamente el 900 por ciento comparado con 2007, según datos provistos pro la compañía. Muchas más llamadas se hacen usando programas de software populares, como FaceTime y Google chat.
En la hora pico, el domingo por la mañana en Estados Unidos, 30 millones de personas ingresan a su cuenta de Skype, con medio millón haciendo llamadas de video simultáneas, dijo la compañía.
Este verano boreal cuando Jamie Van Houton, de 28 años, se mudó de Riverside, California, a Ohio, cuando llevaba seis meses de embarazo, a su mejor amiga, Tasha Montgomery, de 33 años, le preocupaba que pudiera sentirse sola en los meses previos al parto.
"Realmente no conocían a nadie allí" dijo Mongomery. En julio Montgomery decidió dar una fiesta anticipando la llegada del bebé usando el videochat, y recurrió a amigas mutuas en Riverside para que hicieran algo de comer y se sumaran a la fiesta.
"La pusimos sobre el armario para que pudiera ver a todas" dijo Montgomery, que le había enviado por correo a Van Houton un banderín de papel anticipadamente. "Pensamos que la fiesta duraría dos horas o dos horas y media y la gente terminó quedándose cuatro o cinco horas. Fue genial".
Van Houton, que colgó el banderín detrás de ella para que los invitados pudieran verlo, dijo que la sorprendió lo animada que resultó su fiesta de alta tecnología.
"Había pensado: Esto va a ser divertido pero no es lo mismo que estar allí", dijo Van Houton. "Pero resultó incluso mejor" dijo, explicando que sus amigas se turnaron en hablarle. "Pude conectarme con todas, de a una por vez, más que si hubiese estado allí".
Skype y otros programas similares parecen creados para aliviar el sentimiento de separación durante celebraciones y fiestas.
Con la proliferación de cámaras y micrófonos incorporados a las computadoras y dispositivos móviles junto a las conexiones de banda ancha, un promedio de 300 millones de minutos de llamadas de video por Skype se hacen diariamente a escala global
En las semanas previas a la Navidad el año pasado, Jessica Hunt, de 37 años, que vive en Eugene, Oregon, se puso cada vez más triste porque ella y sus dos hijos no iban a poder pasar las fiestas en la casa de sus padres en Durand, Wisconsin.
"Me siento tan infantil" dijo Hunt, que se había separado de su marido varios meses antes. "Tengo casi 40 años y esta era la primera Navidad que pasaba fuera de casa".
Por lo que abrieron regalos conectados por Skype, y Hunt dijo que con sus hijos crearon un ritmo fácil.
Cuando su hermano y su familia abrieron un gran regalo de sus padres -lo que resultó ser un nuevo juego de valijas para una futura vacación con Hunt- se sintió mejor.
"Suena muy cursi, pero me recordó que iban a venir y no pasaría mucho tiempo" dijo. "Yo todo estaba bien".
También advirtió otra ventaja de compartir las fiestas por la computadora. "Fue la primera Navidad en la que no me sentí apurada" dijo. "No tuve que viajar o preocuparme de llevar todo lo que necesitan los chicos. Me quitó mucha tensión".
El video chat está sumando más jubilados como usuarios, al ofrecer más centros para gente mayor clases para enseñar como encender, inscribirse e ingresar.
Elaine Welin, de 64 años, una tecnóloga jubilada que tiene una notebook en la mesa del comedor cerca de un mantelito de crochet y una vela perfumada, a menudo usa el servicio para beber su café a la mañana con una de varias amigas que viven en la misma ciudad. "Eso me gusta" dijo Welin, que da clases de Skype en el Centro L. E. Philips para mayores en Eau Claire, Wisconsin. "Nos sentamos a tomar el café y simplemente hablamos. Preguntan: ¿Qué tenés puesto Elaine? Y yo digo No me miren. Es solo mi vieja salida de baño ".
Los padres con niños pequeños también han descubierto un beneficio inesperado. Durante una llamada de video con sus padres hace dos años, Jeremy Rothman-Shore, de 36 años, de Cambridge, Massachusetts, quería comprar un poco de sopa para su esposa, Aviva, embarazada de su segundo hijo y resfriada por lo que estaba en cama. Pidió a sus padres, Deborah y Robert Rothman de Rochester si podían entretener a su hija, Ayelet, entonces de 2 años, por media hora, que el tiempo que estimaba que le llevaría ir a un restorán asiático local.
"Mi esposa apenas se podía sentar" explicó Rothman-Shore. Cuando volvió Ayelet "estaba entretenida y se divertía mucho".
"Fue tanto mejor que ponerla frente a la TV", dijo. Y mis padres también estaban contentos. No es cuidar chicos en el sentido de decir ‘Veré a tus hijos en un par de horas’ pero es una ayuda’".
Participar -y no solo oír- de la vida diaria de los niños parece ser uno de los mayores atractivos del video chat.
Welin de Fall Creek, Wisconsin, se sintió divertida cuando Maleah, su nieta de 10 años en Stevens Point, quiso mostrar el decorado de su cuarto. "Dijo ‘abuela, quiero que veas mis nuevas cortinas’. Entonces tomó la laptop, la giró hacia afuera y la paseó por todo el cuarto" dijo Welin. "Estaba tan orgullosa".
Las familias también usan el video chat para incluir a otros en experiencias que, cuando separados pro grandes distancias, se perderían si no fuera por este recurso.
Cuando Leslie Jerkins, de 27 años y su marido Jonathan, de 31 años, supieron el sexo de su bebé durante el embarazó, organizó un video chat grupal para compartir la noticia con parientes en otros estados. "Tuvimos que usar Skype, FaceTime y Google chat para llegar a todos" recordó Jerkins, que vive en Memphis.
Para aumentar el suspenso, organizaron una lotería para decidir quién haría el anuncio. Luego de sacar el nombre de la nuera de Jerkins de un bol, Jerkins le mandó un mensaje que decía "nena" y ella gritó "Es una nena" a todo el grupo. "Fue un escándalo" escribió Jerkins en su blog esa noche. "Mis pequeñas sobrinas Kendall y Kailyn bailaban con su mami: ‘Una nena. Una nena. Justo lo que queríamos’".
Así como el video chat ayuda a las familias a celebrar la vida, también puede ayudar a las familias a enfrentar la muerte.
Por más de una década, Maxine Jackson, de 90 años, madre de 11 hijos y una de siete hermanos en Lansing, Michigan, había hablado pro teléfono dos veces al día con su hermana menor sobreviviente, Selia Mae Basdon, que vivía en una pequeña ciudad cerca de San Louis. En fecha anterior de este año terminó el rito cuando Basdon, que tenía cáncer de colon, ingresó a un hospicio.
Preocupado de que su madre no tendría la oportunidad de despedirse de su hermana menor, Jerome Jackson, al que llaman J. J., organizó un chat de video. "Selia Mae estaba muy enferma y sabíamos que no le quedaba mucho tiempo de vida" dijo, agregando que su madre había perdido dos hermanos y una hermana en los últimos cinco años y no había estado en condiciones de visitarlos en persona por última vez.
Luego de que un amigo que maneja tecnología organizara la conexión, Jacson pudo ver a Selia Mae en la pantalla de una laptop en la mesa de su comedor.
"Lo conectamos y estaban listos del otro lado y listo, tuvimos imagen y sonido" recordó Jackson. ""Nunca voy a olvidar el momento porque había 11 o 12 personas en living y la cocina de mi madre, todos esperando el momento. Y escuché a mi madre decir Te veo Mae Mae y se me llenaron los ojos de lágrimas".
Aunque la tecnología ha creado nuevas oportunidades, también ha generado una cantidad de complicaciones.
Una madre en Vancouver (no aparece su nombre para proteger la privacidad de su niño pequeño) se quejó de que su ex marido, que hace video chat tres veces a la semana con su hija de 23 meses, parecía creer que tales interacciones son una forma adecuada de ser padre. Le ha "dado una excusa para ser un padre ausente".
"Él puede decir ‘oh sí, la vi, está haciendo esto y aquello’" dijo la madre. "Pero ella no lo percibe. No puede tocarlo, no puede sentirlo. No hay nada de esa experiencia sensorial. No la ha visto en persona desde que tenía tres semanas".
El video chat también tiene ciertos riesgos.
"Pueden grabarse y potencialmente pueden reproducirse a través de cualquier otra plataforma on line" dijo Jill Murphy, directora editorial de Common Sense Media. "Su hijo no necesariamente lo sabrá". El grupo, una organización sin fines de lucro para padres ofrece consejos para video chat en su sitio, como asegurarse de que la configuración de privacidad impide a extraños proponer conectarse.
"Si a sus hijos le gusta tener público -agregó Murphy- hay que vigilar su conducta".
Por más beneficios que traigan, Skype y otros programas de video chat tienen limitaciones inevitables.
"No hay tecnología que pueda reproducir lo que significa estar con sus hijos en persona" dijo Debra Darvick, refiriéndose a que antes del encuentro de Hanukkah con su familia a través de Skype cocinó latkes, pero solo la mitad de la familia estaba allí para comerlos. "Es maravilloso y sin embargo no hay nada mejor que tener mis hijos en casa, en mis brazos, celebrando en la misma mesa".
"Por más cool que sea -agregó- solo me hace extrañarlos más".
© NYT Traducción de Gabriel Zadunaisky
Julie Scelfo