El estado del sur de México es más conocido por el subcomandante Marcos que por la riqueza arqueológica de sus sitios Palenque, Yaxchilán y Bonampak. Aquí, un viaje circular que va de las sierras a la selva, siguiendo los indicios de una cultura ancestral.
Si hacen la prueba y dicen que van a Chiapas, alguno le hablará de las ruinas de Palenque, otros les sugerirán que lleven pulóver a San Cristóbal, o les traigan café de la selva lacandona. Pero la mayoría les preguntará en qué anda el subcomandante Marcos, líder zapatista reconvertido a SubGaleano en 2014 que, sin embargo, no abandona el top of mind de los argentinos después de su impactante aparición en 1994.
Tuxtla Gutiérrez
En el Parque de la Marimba, así llamado por el instrumento emblemático de Chiapas se da cita una orquesta en vivo todos los días de 18 a 21. La gran glorieta en medio de la plaza fue inaugurada en 1993 y allí bailan jóvenes, viejos, todos y los que no se animan, miran sentados en bancos ad-hoc. Es un verdadero espectáculo de color y sonido que parece traído del pasado como una representación, pero goza de excelente salud. En los alrededores del Parque hay decenas de bares donde tomar un auténtico café chiapaneco con algún antojito. Y si quiere profundizar, puede visitar el Museo de la Marimba y el del Café, dos íconos locales.
Otra visita imperdible es el Cañón del Sumidero, un parque nacional que se visita navegando el caudaloso río Grijalva. Tiene paredones que llegan a los mil metros de altura y en el paseo se aprecian cascadas y formaciones rocosas como el Escudo de Chiapas o el Árbol de Navidad. Cuando merman los muros calcáreos y el río se ensancha es señal de que el paseo ha concluido: aparece un bar flotante que sirve micheladas (cerveza con jugo de limón, sal y salsas especiadas) y la explicación acerca de las cuatro represas construidas en el cauce medio del río: Angostura (1976), Chicoasén (1980), Malpaso (1966) y Peñitas (1987). En total producen el 52% de la energía eléctrica del país.
Chiapas de Corzo
Pequeño pueblo colonial a 14 km de Tuxtla que fue la primera ciudad fundada por los españoles en Chiapas durante el siglo XVI. Se caracteriza por una gran fuente de ladrillos llamada La Pila o La Corona, que data de 1562 en estilo mudéjar, atribuida a fray Rodrigo de León. Es amable caminar por la recova de la plaza y comprar un tol de laca (calabaza seca y ahuecada, que se laquea y se pinta a mano, con una técnica que es tan propia de aquí, que justificó la existencia del Museo de la Laca). También es interesante, si tienen suerte, dar con el artesano Antonio López Hernández en plena faena. Tiene 80 años y trabaja desde los 17 tallando máscaras de cedro se usan cada enero en la fiesta de los Parachicos. Se ha destacado en la talla de la máscara del Patrón que dirige a los danzantes, único con una expresión severa particular y cuyo rol se hereda de generación en generación. Rubicel Gómez Nigenda es patrón desde 1999. Fue elegido por su tío y empezó a recorrer las calles a los seis años, cuando el patrón era su abuelo. Anda lidiando con el crecimiento inesperado de la tradición de las "chuntás", hombres vestidos de mujeres que representan a las mozas de la señora María de Angulo. "Hace tiempo, cuando esta tradición comenzó, no había mujeres que tuvieran el permiso de sus padres o esposos para salir a bailar", asegura. "En ese tiempo todo consistía en tratar de adivinar quién era el hombre disimulado bajo el chal, y no tenía nada qué ver con los ademanes exagerados de los grupos que salen a lucirse hoy en día. El malentendido ha llevado incluso a confundir esta celebración con manifestaciones gays". Más allá de estos asuntos, una celebración con tres siglos de historia y esos trajes merece verse.
San Cristóbal de las Casas
La capital cultural de Chiapas está muy cerca de Tuxtla. Hay que trepar un poco la sierra y el frío puede hacerse sentir. El clima justifica la vestimenta típica de las mujeres: una falda de lana negra virgen de borrego, bien peluda y un huipil bordado. Los Altos de Chiapas conservan su identidad cultural mucho mejor que las localidades costeras u otras regiones como Yucatán o Quintana Róo. San Cristóbal, sin embargo, tiene sus raíces ya entreveradas con la realidad del turismo, que a la vez que embellece y conserva el caserío original, implanta hoteles boutique, restaurantes thai, bares de tapas y academias de español para otros extranjeros. La fusión le sienta bien al lugar. Es grato andar entre sus tiendas de café y chocolate, el Museo del Jade y el del Ámbar, conocer el maravilloso Centro de Textiles del Mundo Maya y, al lado, la iglesia de Santo Domingo, obra cumbre del barroco mexicano, tanto por su fachada muy trabajada como por el conjunto de retablos y púlpitos dorados del interior.
San Juan Chamula y Zinacantán
Después de recorrer las ferias de San Cristóbal y sus andadores (como llaman a las principales avenidas peatonales), es hora de recorrer los alrededores. Basta salir unos pocos kilómetros para descubrir localidades menos evidentes donde no hay bares cool, ni wifi. Los domingos en San Juan Chamula, a 10 km de San Cristóbal, son una fiesta singular. Los regidores van vestidos de chuj de lana negra o blanca, según el barrio, y las mujeres con sus trajes y sus trenzas, huaraches de plástico en los pies y los niños sujetados en rebozos. El mercado callejero es inmenso, un mar de sombrillas de colores que cubren bordados, pollos, frutos, tomacorrientes, raíces y yuyos.
La iglesia, recién pintadas sus flores violetas, verdes y amarillo, es un sitio conmovedor. Yo no sé cuánto habrá intervenido el turismo, el subcomandante Marcos o la idea de que los chamula siempre, desde la llegada de los españoles, "se cortaron un poco solos", pero lo cierto es que el orgullo de este pueblo de su forma de vestir y hablar, de sus creencias, es mucho más visible que en cualquier otra parte.
Está prohibido tomar fotografías. Tampoco se nos ocurre. El ambiente es conmovedor y obturar en esa situación sería, de verdad, profano. Hace mucho que no me siento tan sapo de otro pozo. Sincretismo, suelen decir las guías, pero de católica a esta iglesia le quedan los ingredientes: las velas, las imágenes. Lo demás es puro rito tzotzil. El suelo cubierto de juncia, la aromática pinocha del ocote, un pino local cuya resina prende fuego enseguida, un espejo colgando del cuello de las vírgenes y santos, botellas de coca-cola, incienso. Y unos lamentos desgarradores en esa lengua que deriva del maya y de la que no captamos ni una palabra.
Zinacantán por su parte, es una aldea conocida por sus textiles y sus invernaderos con flores. Los hombres usan unos zarapes bordados con rosas azules, rojas y lilas.
Mundo maya
Desde Frontera Corozal se pueden visitarlas ruinas de Yaxchilán. Se llega en canoa y por ahora el río es el único acceso a esta zona arqueológica. Hay que navegar una hora para llegar y hallarse ahí, prácticamente solo, entre árboles palo de mulato y otras especies que dejan caer sus hojas sobre los escalones de los edificios que están numerados, del 1 al 67. El más conocido es el 33, con crestería que, se supone, debía verse desde el río Usumacinta. Yaxchilán es famoso por la calidad de sus estelas, dinteles y altares. Una buena parte se hizo construir durante el reinado de Pájaro Jaguar IV, de 752 a 768. Muy cerca de ahí, Bonampak se destaca por sus pinturas murales muy bien mantenidas. De hecho, Bonampak significa "muros teñidos". Estuvo relacionado con Yaxchilán y en uno de los tres cuartos del Templo de las Pinturas se ve a Jaguar Ojo Anudado, gobernante de Yaxchilán en el año 740. Al parecer ese monarca fue el padre de Chaan Muan II, que mandó pintar los murales.
Palenque
Tiene más turistas que Yaxchilán y Bonampak pero mucho más porte. Palenque floreció en el período Clásico Tardío, del 600 al 900. Cuando los españoles llegaron, la ciudad ya estaba abandonada. De hecho, los mayas ya estaban en franco declive para entonces. La primera visita de un europeo fue la de fray Pedro Lorenzo de la Nada en 1567, siguieron varios cronistas reales, canónigos, arqueólogos y exploradores, pero hubo que esperar hasta mediados de 1900, a que Alberto Ruz L. Huillier llegara al interior del Templo de las Inscripciones, para que se marcara un hito en la arqueología maya. En 1952, en las profundidades de ese edificio halló la magnífica tumba de Pakal II. Décimo primer gobernante de Palenque, vivió entre los años 603 y 683, reinó 67 años y su cuerpo fue sepultado en una cripta de piedra cubierta por una lápida de 3.8 m de largo, por 2.20 m de ancho y 5 toneladas de peso, toda labrada con inscripciones. Representa al monarca emergiendo de la tierra en un acto de renacimiento. Pakal II toma el lugar del Dios del Maíz que, como la sagrada hortaliza, crece, envejece, muere y va al inframundo de donde renace cíclicamente. La tapa del sarcófago es una de las obras maestras de la lapidaria maya.
Cuando Ruz L Huilllier la abrió, estaba cubierta por cinabrio (sulfato de mercurio altamente venenoso), y el cuerpo del monarca lucía varias joyas y una máscara con más de 300 teselas de jade (que hoy está en el Museo Antropológico del DF).
Desde que la descubrió y durante décadas, los turistas pudieron bajar por el templo hasta el lugar donde estaba el sarcófago. El sitio estaba oscuro y húmedo, la gente dejaba flores, los murciélagos andaban a sus anchas, había inscripciones en las paredes, más de un patinazo y alguna que otra fractura. Además, la entrada masiva de visitantes a la tumba provocó diagnóstico definitivo: "aumento de la temperatura y la consecuente alteración de los materiales prehispánicos, reblandecimiento de los estucos y pérdida de color". Estaba escrito. En 2004 llegó la clausura del templo y se hizo una réplica exacta del sarcófago que se puede ver en el Museo de Sitio de Palenque, a la entrada de la zona arqueológica. Allí se puede apreciar (con videos explicativos, aire acondicionado y luz que permite ver mucho mejor las inscripciones de la tumba), la envergadura y trabajo impresionante del monumento. Es materia de estudio de los mayanistas que tienen en Palenque y sus tableros una pequeña usina de conocimiento. Atraído por esos glifos llegó hace más de diez años el epigrafista italiano Raphael Tunesi. Acodarse en una mesa a escucharlo hablar de historia es una experiencia fascinante.
SI PENSÁS VIAJAR...
Los atractivos de Chiapas pueden conocerse sin auto, pero alquilar uno les permitirá no depender de los buses y conocer sitios menos turísticos como Amatenango.
Tuxtla Gutiérrez
DÓNDE DORMIR
Hilton Garden Inn. www.hiltongardeninnglobal.com Hotel moderno y muy funcional. Buen restaurante.
Chiapa de Corzo
PASEOS Y EXCURSIONES
Cañón del Sumidero. Hay cuatro cooperativas, cuyas bases de operaciones están sobre el río. Las más céntricas son las más populares, y las que tienen más chance de que se arme grupo en temporada baja. Prefieran la Cooperativa Turística del Grijalva (lanchas azules).
Casa Museo Ángel Albino Corzo. Av. Ignacio Zaragoza s/n. Ubicado en la plaza central, ocupa la que fuera la casa de don Ángel Albino Corzo Castillejos, ilustre prócer que impulsó el establecimiento en Chiapas de las reformas liberales encabezadas por Benito Juárez.
San Cristóbal de las Casas
DÓNDE DORMIR
Holiday Inn San Cristóbal. 1º de Marzo 15 www.holidayinn.com/sancristobal Hotel histórico con grandes patios coloniales. Funciona en lo que fue el primer hotel del pueblo, inaugurado en 1907.
Sereno Art Hotel. Av. 16 de Septiembre 22. www.serenoarthotel.com.mx Hotel boutique de 8 habitaciones. Buen bar con clima cool.
Na Bolom. Vicente Guerrero 33, El Cerrillo. www.na-bolom.org Es la casa-museo de Frans Blom y Gertrude Duby.
Palenque
DÓNDE DORMIR
Quinta Chanabnal. www.quintachanabnal.com Sofisticada propuesta en clave temática de 8 habitaciones y restaurante.
Piedra de Agua. Carretera Palenque-Zona Arqueológica Km 2.5 www.palenque.piedradeagua.com Pequeño hotel de 20 habitaciones. No tiene restaurante, pero se puede pedir delivery de Monte Verde, que queda muy cerca de ahí. Excelente relación precio-calidad.
Hotel Maya Tulipanes. www.mayatulipanes.com.mx En la zona turística de La Cañada, un hotel con 74 habitaciones equipadas con aire acondicionado individual, ventilador de techo y wifi. Restaurante.
PASEOS Y EXCURSIONES
Sitio Arqueológico Palenque. Tiene dos estacionamientos y dos entradas que están a 1,3 km uno del otro. Hay transporte de un lugar a otro. Si le cuesta trepar, hará bien en ir hasta el final, de modo que la escalera del primer acceso, le quede para el final, cuando baja. Si empieza por allí le tocará subirla. La entrada se saca en el Museo de Sitio. Es importante no ir un lunes, el único día de cierre. El parque, en cambio, abre todos los días de 8 a 16.30.
Más información. www.turismochiapas.gob.mx