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Los callejeros
Se detectan por una fritura expansiva y bancos sobre la vereda. Los puestos de comida al paso son imanes para los que vienen de compras. La Cantina tradicional china, al lado del arco de entrada, fue precursora con sus inconfundibles patos colgados de ganchos, que venden enteros o en mitades. También, croquetas de kanikama y langostinos, huevos de gallina, lengua y oreja de cerdo.
El restaurante Puerto Bambú abrió una rotisería a la calle. Tiene brochettes de langostino, chorizo chino de cerdo, tempura de mariscos y tofu frito.
Wai Li, casi en el off de Arribeños, es muy concurrido, porque además de las albóndigas y pinchos, ofrece rollos de sushi. Los vendedores casi no hablan español y los carteles están en mandarín. Para elegir, hay que guiarse por el olfato y la apariencia.
Los infiltrados
Merecen figurar por haber triunfado dentro del monopolio cantonés-taiwanés. Uno es Lotus Neo Thai, cocina tailandesa en una casa decorada con lámparas de flores de loto. Su carta incluye curries con elefantitos que advierten el nivel de picante, como el de salmón y camarones o el curry verde de cerdo y berenjena. Para picotear, empanaditas de camarones con salsa de tamarindo o palitos de cerdo con maní y salsa agridulce de pepino.
En diagonal está el japonés Dashi con su propuesta de sushi fashion. Se sumó a Fujisan, que no se queda en los clásicos combinados de rolls y nigiris y ofrece variados platos nipones, como el tempura de pescado y ebi furai, o langostinos rebozados.
Otro no-chino es el peruano Lucumma, con hincapié en pescados y una buena carta de ceviches. El de la casa es de lenguado en leche de tigre y langostinos, con mucho cilantro.
Lo más reciente es Break n´cake, café estilo americano take away que ofrece mini tortas y cafés con avellana o caramel, té frío y krumkies, unos cubanitos con sésamo. Es ideal para un almuerzo express, con bagels de salmón, ensaladas y wraps.
Por Cintia Colangelo. Extracto de la nota publicada en revista Lugares n° 237.


