Dalia Gutmann. “Me tomaría todo un año para conocer mejor la Argentina”
—¿Viajaste como mochilera o acampaste alguna vez?
—Tengo mucho campamento en la infancia y en la adolescencia. La última vez fue aproximadamente a mis 25. Me fui de mochilera al glaciar Perito Moreno. Todo muy hippon: carpa, fogata. En ese entonces trabajaba en un noticiero, y a la semana de volver me mandaron a cubrir el rompimiento del glaciar. Fui en avión en un re buen hotel. Así que viví dos experiencias absolutamente distintas en un mismo lugar.
—¿Tres tips fundamentales a la hora de armar la valija?
—Hace tres años empecé a viajar con bastante frecuencia así que estoy re canchera con el tema armado de valija. Tengo un necesaire ya preparado para tener listo todo lo de higiene; trato de llevar uno o dos colores y negro para que todo pegue con todo y obvio, el mate siempre viene conmigo.
—¿Algún viaje en el que te hayas puesto de muy mal humor?
—Aquel turismo aventura que hice a mis 25 fue uno de ellos, porque estaba sola con un grupo de gente que no conocía y no pegué demasiada onda con casi nadie. Otro horrible que recuerdo fue hace poco: nos fuimos a Cataratas con mi familia y nos enfermamos todos. Pasamos toda la semana en el hotel, venían a darnos inyecciones, íbamos al hospital todos los días por algo. Un garronazo. Encima alguien en el hotel nos comentó "pensé que eran más simpáticos ustedes".
—¿Cuál es tu mayor hazaña en el turismo aventura?
—De adolescente escalé el cerro Tronador, y cuando llegué a la cima me puse a llorar de la emoción.
—¿Un playlist de cinco canciones para viajar en la ruta?
—Voy a escuchar mucho Fito Páez, Pedro Aznar, Mery Granados, y algo de Wos o Martina Stoessel para que mis hijos estén contentos.
—¿Cuál es el mayor pecado de un turista?
—Quedarse en la habitación mirando redes sociales. Eso sólo se hace un rato cuando vas al baño.
—¿El destino más exótico que hayas visitado alguna vez?
—No tengo mucho destino exótico, pero Cuzco y Purmamarca son dos lugares que conocí y me volaron la capelu. Tilcara me fascinó también, y Aguas Calientes, en Perú.
—Si te obligaran a tomarte un año sabático para viajar: ¿Cómo imaginas el itinerario?
Soy una enamorada de la Argentina, así que me tomaría todo el año para conocer mejor y con más tiempo esta belleza de país que tenemos.
—¿Un día de vacaciones perfecto?
—Levantarme y desayunar espectacular. Y mate. Un toque de pile (a mi edad la pile da un poco de fiaca) y reposera. Buen libro, almuerzo riquísimo. Siesta. Playa después de las 5 PM, un toque de mar y caminar por la orilla un montón. Merienda en playa. Cena con familia y amigues hasta que nos agarre sueño y alguna generala en medio podría ir.
Un llanto para el olvido
En un viaje con Seba (Wainraich), me olvidé la mochila arriba del avión. Cuando la reclamé apenas bajamos nadie nos daba bola. Pasó una hora y no sabía cómo hacer. Y decidí ponerme a llorar exageradamente y con ruido para que no me banquen más y me ayuden a resolver. Funcionó.