Los hoteleros del mundo se unen para hacerle frente a Airbnb
Se reunieron en Buenos Aires representantes de Nueva York, Barcelona y París, entro otros países, con el lema ReformBnB para intercambiar ideas, aunar criterios e intentar combatir el alojamiento ilegal
Las plataformas de alquiler entre particulares nacieron como un modelo de economía colaborativa, pero rápidamente se salieron de este marco y en pocos años transformaron radicalmente el sector del alojamiento turístico. En las ciudades más visitadas del mundo, la oferta de estos sitios –con Airbnb a la cabeza– supera ampliamente la de la hotelería convencional. El desarrollo fue tan rápido que los poderes públicos no supieron responder y legislar, salvo casos excepcionales como Barcelona, la primera en aplicar ciertas reglas ya en 2011.
Frente al vacío jurídico y fiscal, algunas asociaciones de hoteleros y empresarios independientes de todo el mundo decidieron aunar esfuerzos y reunirse para debatir y adoptar posiciones comunes. La meta es hacer frente al avance de sitios como Airbnb, HomeAway o InterHome, equiparando las reglas y condiciones entre ellos y la hotelería convencional. Para eso crearon un espacio de intercambio llamado ReformBnB, con el propósito de organizar dos encuentros anuales para "desarrollar proyectos conjuntos e intercambiar ideas estratégicas, todo con la finalidad de promover reglas justas". Los primeros encuentros se realizaron en Nueva York y Barcelona. El tercero tuvo lugar en Buenos Aires el lunes y martes último. El próximo será en París a principios de 2020. El anfitrión local del evento fue Fehgra, la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina. Su titular, Graciela Fresno, coincidió con sus colegas llegados de todo el mundo y aspira a que "se garantice una justa y transparente competencia entre todos los actores y modelos de negocio".
El caso parisino
Su declaración resume las principales motivaciones de los impulsores de ReformBnB: que se tomen medidas para poner fin a las desigualdades que pesan sobre ambos sectores, las plataformas por un lado y la hotelería convencional por otro.
Philippe Villin fue una de las principales voces del encuentro realizado en Buenos Aires: tras dirigir uno de los diarios más importantes de Francia durante años, se lanzó a la hotelería y abrió varios establecimientos en París. Villin impulsó la formación de ReformBnB junto con Vijay Dandapani, presidente de la Hotel Association of New York City.
"Las plataformas prosperan y son potentes -precisa- porque no respetan las reglas, no pagan IVA ni otros impuestos, no pagan cargas sociales. Consideramos que son hoteles salvajes. Tienen que tener las mismas reglas que nosotros. Y cuando esas reglas se apliquen, su modelo de negocios va a caducar muy pronto. Lo mismo pasará cuando se les imponga efectuar un control de pasaportes o normas como el acceso para discapacitados e instalaciones contra incendios, tal como tenemos que hacer en nuestros hoteles".
De la misma manera en que los dos tercios de la oferta de Airbnb desaparecieron en Tokio el año pasado, cuando se endurecieron las reglas, Villin estima que en París el 95% de las publicaciones no existirían más. "De las 100.000 ofertas publicadas cada día, solo 24.000 están registradas".
Sin embargo, París tomó algunas medidas frente al avance de las plataformas de alquiler temporal. En la ciudad más visitada del planeta los propietarios de departamentos o viviendas los pueden dedicar "solamente" 120 noches por año para la renta temporal. Además, desde el año pasado en la capital francesa solo se pueden alquilar habitaciones en la residencia principal de un anfitrión. Es una medida muy difícil de aplicar y hacer cumplir, aunque permitió sustraer 3500 ofertas en la red.
Un nuevo decreto va más allá: a partir del 1º de diciembre los alcaldes franceses podrán exigir a las plataformas que les entreguen listados de los anuncios que publican, con las direcciones de las propiedades y las cantidades de noches alquiladas durante el año en curso y el precedente.
A pesar de esta batería de medidas, con sanciones que pueden llegar hasta los 50.000 euros, los hoteleros sienten que las reglas aún son muy favorables a las plataformas de alquiler entre particulares.
En Barcelona y en Nueva York
Otro reclamo es una mayor justicia fiscal. Durante el encuentro porteño, los hoteleros recordaron que las ciudades pierden mucho dinero en tasas turísticas e impuestos que no se cobran por medio de las plataformas, pero sí pagan los clientes en el precio de una habitación de hotel. Es uno de los puntos que recuerda Manel Casals, director general del Gremio de Hoteles de Barcelona, un caso emblemático porque fue la primera ciudad en tomar cartas en el asunto. "Todo empezó en 2008/2009. Con la crisis inmobiliaria española, muchos pisos quedaron deshabitados y fueron alquilados por medio de Airbnb. En 2011 la ciudad ya empezó a regular la actividad de las plataformas. Y en 2014 se bloqueó la entrega de licencias. Actualmente hay 10.000 operadores legales y otros 8000 ilegales. Hablamos del alquiler de departamentos enteros, porque también existe la pequeña porción de habitaciones propuestas dentro de casas habitadas por sus dueños. Es solo el 8% del total y lo estamos regulando ahora porque muchos aprovechan ese vacío legal".
Cualquiera sea el continente y el tamaño de la ciudad, el problema es el mismo. Lo demuestran las declaraciones del representante de la hotelería de Nueva York, Dandapani: "Es muy difícil controlar la actividad de las plataformas. No tienen identidad contable y se presentan como meros intermediarios, como si fueran solo un pizarrón virtual donde los dueños publican ofertas. Pero en realidad son mucho más que eso".
Los hoteleros, admite, no tendrían problema con la actividad si se limitara al modelo original de sus servicios: el alquiler temporal en casas de familia. Frente al crecimiento tentacular de Airbnb y similares, Dandapani opina que la solución para empezar a regularizarlas es "responsabilizar penalmente las plataformas sobre sus actividades y aplicar leyes similares a las que imperan en la hotelería".
Para vivir o para alquilar
El tercer encuentro de ReformBnB convocó a representantes de 15 países. Además de las grandes potencias del turismo -España, Francia, Italia, Estados Unidos- hubo integrantes de organismos de varios países del continente (Ecuador, Brasil, Colombia, Uruguay, Chile, Paraguay), de Japón y de Canadá. Los debates desembocaron en varias conclusiones: sobre todo la necesidad de registrar a prestadores e intermediarios, y la urgencia de sensibilizar a los Estados para limitar el concepto de residencia cuando el objetivo de una propiedad es el alquiler turístico. "La vivienda que tenga como destino al turista debe estar en manos de profesionales de la hospitalidad o de prestadores y propietarios debidamente registrados", se subrayó. Los participantes declararon además su oposición a una eventual aplicación de tasas turísticas "porque lesionaría la competitividad de los destinos".
Finalmente, los hoteleros también alertaron sobre la situación inmobiliaria en los grandes centros turísticos: los habitantes son empujados hacia zonas periféricas por la falta de viviendas, que los dueños reservan a alquileres temporarios, mucho más lucrativos y menos restrictivos. Villin concluye que "el mejor apoyo que tenemos vendrá de los ciudadanos. Estoy convencido de que vamos a tener éxito en nuestros reclamos de regulación. En parte porque hay una real falta de vivienda en lugares como París o Barcelona, entre otros grandes centros turísticos donde proliferó Airbnb".