Ernestina Pais: "Soy una experta en perder vuelos"
-¿Recordás tu primer viaje de la infancia?
-Cuando desapareció mi viejo no existía la patria potestad compartida, y como él no tenía partida de defunción, porque era desaparecido, mi vieja le hizo un juicio al estado para poder tenerla y sacarnos del país por miedo a que nos pasara algo. Se la dieron como a los tres años, con lo cual ya no tenía sentido sacarnos del país. Entonces dijo: "Bbueno, estas chicas ya sufrieron demasiado, las voy a llevar a Disney". Ese fue mi primer viaje de la infancia. Yo tenía 8 años. Después de mucha tristeza y mucha oscuridad, ir a Disney fue volver a tener la fantasía de una niña, de estar con mi mamá y mi hermana festejando algo.
-¿Viajaste como mochilera o acampaste alguna vez?
-Hice el cruce sanmartiniano de los Andes a caballo para el bicentenario de 1816. Fue un acampe de alta gama, a 3500 metros de altura, llegué a caballo hasta los 5000 metros y vi el Aconcagua de frente. Fue una experiencia única, enriquecedora, que recomiendo hacerla a todo el mundo. Para eso tienen que consultar en Turismo de San Juan.
-¿Un destino soñado que te gustaría conocer?
-Tengo muchos, muchísimos. Me gustaría conocer todo lo que es de la mitad de Europa hacia el este, India, obviamente China, Japón. Todo lo que no conozco. Yo llegué hasta Turquía.
-¿Un pensamiento recurrente con los pies hundidos en la arena a orillas del mar?
-Que la vida se nos va en un minuto y tengo que vivirla a pleno, haciendo lo que quiero. Durante mucho tiempo me preocupé por lo que decían de mí, y a partir de cierto momento de mi vida, cuando tuve una crisis personal muy grande, cuando estoy frente a un paisaje muy grande -me pasa también con el Río de la Plata-, veo como el agua va y viene, y así como viene se va, y pienso que hay que disfrutar.
-¿Si te obligaran a tomarte un año sabático para viajar, cómo te imaginás ese itinerario?
-Trataría de buscar experiencias nuevas, como fue el cruce de los Andes, periplos que tengan que ver realmente con estar en medio de la naturaleza, en una interacción con el lugar mucho más fuerte. Haría un viaje por toda Latinoamérica como el que hizo el Che, que me lleve por puntos espirituales de mi propia América.
-¿Viajaste alguna vez en un crucero o a un all inclusive?
-Crucero sí, cuando éramos chicas. A mi mamá le encanta viajar, y le encanta sacar paquetes. Hicimos uno que era por las Antillas holandesas, Aruba, Bonaire y Curaçao. A mi mamá le gustaba bajarse y caminar en cada isla, y me acuerdo que lo que más me impresionaba era el contraste ente los grandes hoteles con sus playas divinas y lo que eran realmente esas islas para adentro. Después, viajé a un all inclusive hace un año y medio con mi novio y mi hijo Benicio, justo después de aquel huracán que hubo, y quedó todo devastado. No nos quedaba otra, y la verdad que me reí muchísimo. Nunca había ido a uno, no soy de ese estilo, pero como experiencia loca, fuera de lo común -porque no la elegí sino por la situación-, agradezco haberlo conocido.
-¿Cuál es tu regla de oro para armar la valija?
-Soy pésima armando valijas. No hago listas, no hago nada, soy bastante desorganizada Regla de oro: si me voy a un lugar dónde sé que me gusta lo que se vende, voy con la valija vacía. Igual, no soy una compradora maniática compulsiva.
-¿Un día de vacaciones perfecto?
-Me gustaría despertarme en alguna playa de México, tomar un buen tiempo para el desayuno, tener un rato para hablar de lo que hicimos el día anterior, y después planear lo que sigue. Si estoy cerca de una zona que tiene interés histórico me interesa viajar para conocer, una excursión pequeña por día, no me lleno de cosas. En general el almuerzo me arreglo con lo que tenga, y el resto es pasear, descansar en la playa, y por la noche soy muy de la gastronomía. Tengo un restaurante y por lo tanto suelo ir a restaurantes distintos cada noche.
-¿Perdiste un vuelo alguna vez?
-Soy una experta en perder vuelos, esto es así. He perdido vuelos habiendo hecho el chek in y estando ya en la sala de embarque. Incluso me pasó de perder dos vuelos en la misma mañana. Mi compañero de viaje se quedó dormido, entonces perdimos el primero, luego yo me quedé fuera de mi casa, no podía buscar las llaves, la valija, ni el pasaporte y perdimos el segundo. Así que cuando logramos entrar a mi casa rompiendo un candado, por más que ya no había más vuelos publicados, fuimos al aeropuerto. De casualidad terminamos viajando solos en un avión vacío y tomando champagne, ya que como íbamos solos había cierta relajación en el vuelo. Volamos a Misiones, y al llegar el avión empezó a sobrevolar las cataratas por necesidad, para hacer tiempo antes de aterrizar. Así que terminamos viajando solos, en primera, tomando champagne y sobrevolando las cataratas cuando habíamos perdido dos vuelos la misma mañana.
Más datos
Es propietaria de Million (Paraná 1048; 4815-9925), nombrado por la Newsweek como uno de los 50 mejores bares de América. Por estos días se presenta en "El show de los cuernos", de jueves a domingos en el teatro Picadilly, y de lunes a miércoles integra el panel de Intratable