El “Niño Malo” campeón y el “Nieto Bueno” de Ali representan a los dos extremos de la vida

Los norteamericanos Gervonta Davis y Nico Ali Walsh compusieron, sin pensarlo, un dúo disímil pero atractivo para el consumo informativo de estos días. Una historia describe a un “Niño Malo”, casi irrecuperable: Davis, bicampeón mundial, eyectado para convertirse en el mejor boxeador de 2021. La restante destaca a un joven, afectuoso y ejemplar, a un paso de su debut profesional: Ali Walsh, portador de un título de nobleza de inmensa cotización para esta industria: de ser nieto del inigualable Muhammad Ali.

Davis, tiene 26 años, dos títulos mundiales en su poder (livianos juniors y livianos, AMB) y catorce causas penales sin ejecución que podrían llevarlo -a la brevedad- a una sentencia de siete años en prisión. Su pelea de esta noche por el título mundial “regular” de los welter junior (AMB) ante su compatriota Mario Barrios, campeón de la categoría, podría constituirlo en poseedor de tres coronas ecuménicas al mismo tiempo. Un logro que en períodos creíbles del pugilismo sólo alcanzó el fenomenal Henry Armstrong y, en estas épocas de consagraciones “verduleras”, distinguieron al mexicano Saúl “Canelo” Álvarez.

El match: “Davis vs. Barrios” se llevará a cabo en Atlanta y está considerado como uno de los mejores de la temporada. Televisará ESPN a partir de las 22 horas. Apodado “Tanque”, por su modo de atacar pese a exhibir una técnica maravillosa, ganó sus 24 peleas (23 K.O). Su última definición ante Leo Santa Cruz, lo convirtió en un atleta de alta reputación.

Abandonado por sus padres a los cinco años. Vivió en hogares de adopción y en las violentas calles de Baltimore a la vez. Convivió con tiroteos, con la muerte de todos sus amigos y con el desamor de la sociedad. Sólo encontró comprensión en el afecto de su maestro pugilístico Calvin Ford, quién hizo lo que pudo con su educación.

Destrozó su Lamborghini Urus 2020, hace poco. Tuvo mucha fortuna por las lesiones leves de los heridos pero poca comprensión en sus manejadores: Floyd Mayweather y asesores. Tatuó su cuello a fuego con la palabra: “Bendecido”, valorando estar vivo a esta altura de la vida tras todo lo pasado.

Más allá de su bautismo de “Niño Malo” y las comparaciones con díscolos ilustres como Mike Tyson, Adrien Broner y Tony Ayala, nadie se ocupó con profesionalismo de su readaptación social, tal como amerita este caso, para poder lograr un equilibrio armónico y pacífico a la hora de convivir con sus semejantes. Sin riñas, ni violencia. Sólo se habla de millones y trofeos. De su cuidado personal se lee muy poco. Y eso inquieta a los que conocen los finales de estas situaciones.

¡Y en este rincón!… Ali

Nico Ali Walsh tiene 20 años. Su mamá es Rasheda Ali, una de las hijas del célebre campeón de Louisville. Oradora musulmana y activa colaboradora de las instituciones que luchan contra el Mal de Parkinson. Su papá Robert Walsh, es un sargento retirado de la U.S.A Marina.

Nico, estudiantes de Ciencias económicas en la Universidad de Las Vegas, declara haber hecho treinta peleas “invisibles” como amateur. Veinteañero, pesa 72 kilos y es mulato. Firmó contrato con Bob Arum, el viejo promotor de 90 años que promovió gran parte de la carrera de su abuelo. Debutará el 14 de agosto venidero en Las Vegas, como preliminarista de “Tyson Fury vs. Deontay Wilder III”.

Seguramente habrá comparaciones deportivas entre él y sus gloriosos familiares. Como pasó con Laila, su tía, una de las herederas favoritas del gran Ali, cuando empezó en este oficio como una “atracción turística”. ¡Tiene derecho a intentarlo!

Gervonta y Nico, representan a los dos extremos de la vida. Panzas llenas y vacías, corazones dulces por caricias y almas rotas por desamor.

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