Contrata jugadores y entrenadores de nuestro país y hace diez años que gana todos los torneos locales; Pablo Aimar y Luciano Figueroa fueron dos de sus figuras; el dueño también es un apasionado del polo y de Ellerstina
Cuando exploramos el mapa futbolero encontramos que en Malasia hay un equipo que ejerce un dominio demoledor sobre sus rivales y tiene la mayor hegemonía del planeta. En los últimos diez años obtuvo todos los torneos locales en los que participó. Este año ganó la Súper Liga de Malasia con cuatro fechas de antelación a la finalización el torneo, lleva 21 triunfos y un solo empate. ¿La última derrota? Fue hace 56 encuentros, en abril de 2021, es decir, dos años y medio.
Hablamos de Johor Darul Ta’zim FC, un club de fútbol que tiene una fuerte impronta argentina y que fue creado por Tunku Ismail, un príncipe multimillonario, de 39 años y apasionado por nuestro país.
Por tradición hereditaria, la familia real de Johor juega al polo y el apego por los caballos fue lo que trajo a Tunku Ismail a Argentina. A partir de sus frecuentes viajes estableció contacto con la familia Pieres y desde 2016, y durante siete años, fue sponsor de Ellerstina, club que participa en la Triple Corona de alto handicap desde 1992. “El príncipe llegó a Ellerstina (en la zona de General Rodríguez) y tuvo una caballeriza durante unos diez años. Venía a entrenar y a participar en torneos. Es un gran jugador, con muy buen timing y ojo. Es como un siete u ocho goles, porque jugó toda su vida y tiene una gran conexión con la bocha como cualquier polista de alto handicap”, le dijo a LA NACION Pablo Polito Pieres, que fue compañero de equipo del príncipe. “Pero su verdadera pasión es el fútbol y por eso le gusta tanto Argentina. Su hijo de ocho años está por venir para conocer la Bombonera porque son hinchas de Boca”.
El príncipe heredero del sultán de Johor, una región del sur de Malasia frente a Singapur, es el primogénito de una familia real que, según Forbes, posee una fortuna de 750 millones de dólares y que entre sus posesiones cuenta con un Boing 737 dorado y más de 300 vehículos de marcas como Rolls-Royce, Bentley, Aston Martin o BMW. Pero la más extravagante adquisición de Ibrahim Iskandar, padre de Tunku y Sultán de Johor, fue una réplica a tamaño real del Troncomóvil de los Picapiedras que se encuentra en un palacio ambientado en la serie de dibujos animados.
Tunuk Ismail, inquietó a las ciudad de Valencia a raíz de una serie de publicaciones en Instagram donde manifestó su intención de arribar al club, propiedad de su íntimo amigo, el empresario singapurense Peter Lim. Los rumores no tomaron forma y quedaron solo en la anécdota pero dejó claro que su interés es, algún día, dar ese salto.
En sus redes sociales muestra una vida suntuosa donde el polo y el fútbol ocupan un lugar destacado. Su capacidad para establecer relaciones con futbolistas parece no tener techo y en su cuenta de Instagram se muestra con Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar, Sergio Ramos, Diego Simeone y Alexis Mac Allister, entre muchas otras figuras.
En 2012, Tunku Ismail tomó el control del Johor Darul Ta’zim FC (JDT), hasta ese momento un modesto equipo de fútbol que trastabillaba al final de la tabla de posiciones de la liga malaya, y a partir de allí inició una auténtica revolución. Sumó jugadores de nivel internacional, mejoró las instalaciones y comenzó un proceso de reconstrucción. Pero la decisión clave fue rodearse de cuerpos técnicos, directivos y futbolistas argentinos que interpretaron el proyecto y compartieron la pasión con la que el príncipe le dio forma al proyecto.
El festejo por la última conquista
“En 2012, al poco tiempo que dejé de jugar y comencé a trabajar intermediando en la contatación de jugadores, me convocan de Johor para participar en la transferencia del español Dani Güiza, que fue la primer incorporación importante que hacen. Al tiempo, el príncipe me plantea que trabaje para él en forma exclusiva desde España, pero yo le propuse mudarme a Malasia para trabajar codo a codo en el proyecto que había iniciado”, cuenta Martín Prest a LA NACION, un marplatense que jugó en el fútbol de ascenso de España, Escocia, Italia y Portugal durante 20 años y que hoy es el director deportivo del Johor.
“Cuando me conoció me dijo que su sueño era llevar a Pablo Aimar y que si lo conseguía me hacía un monumento. Estableció un plazo de tres años para lograrlo, con la fortuna que Pablo se fue de Benfica y al año logramos incorporarlo. A los pocos meses sumamos a Luciano Figueroa, que tuvo un gran desempeño y consiguió una fuerte identificación con el club. Con ellos dos, Johor salió campeón después de 24 años”, explica Prest, artífice de la llegada de otros españoles y argentinos al equipo del sur de Malasia.
Prest colaboró con Tunuk Ismail en la construcción de JDT y el club se convirtió en un símbolo del liderazgo del heredero del sultán de Johor. “El príncipe es una persona con una enorme capacidad, muy generoso y enormemente apasionado. El club de fútbol es algo muy importante para él y para Johor, porque logró unir a mucha gente que vive acá y que proviene de diferentes lugares, porque además de malayos, hay indios, chinos y personas del resto del sudese asiático. Todos están profundamente orgullosos y felices por el club del que son hinchas”, cuenta el director deportivo.
El Johor jugaba en una cancha muy modesta, pero los títulos y el crecimiento obligaron a cumplir con uno de los anhelos del príncipe: un nuevo escenario. En enero de 2020 se inauguró el Estadio Sultán Ibrahim, que tiene capacidad para 40.000 aficionados y costó 200 millones de dólares. “Cuando Johor juega de local la cancha está llena, es una fiesta absoluta y la hinchada de Johor es impresionante, porque no para de alentar durante todos los partidos”, dice Martín Prest.
El ídolo argentino
La lista de argentinos que pasaron por JDT es larga pero sin dudas el jugador que más se destacó fue Luciano Figueroa. Lucho tuvo un doble papel en el conjunto malayo, porque además de goleador fue entrenador durante dos años, convirtiéndose en ídolo del club. Uno de los sectores de una tribuna del estadio Sultán Ibrahim tienen el nombre del rosarino.
Siguiendo el apego del príncipe por los futbolistas argentinos, a Aimar y a Figueroa se le agregan otros casi 20 jugadores que fueron parte del plantel de Johor, como los ex Independiente Patricio Pato Rodríguez y Juan Martín Lucero. El argentino que más veces vistió la casaca azul y roja, que son los colores del estado de Johor y de JDT, fue Gonzalo Cabrera (formado en Boca), que participó en 105 partidos, y en la actualidad son parte del plantel dos compatriotas: Leandro Velázquez y el goleador Fernando Forestieri.
Un golazo de chilena de Fernando Forestieri
Prest describe a Tunku Isamil como un fanático del deporte y como un buen futbolista: “Por la figura que es en Malasia y la trascendencia que tiene es imposible pensar que hubiese podido ser futbolista. El respeto que se le tiene hubiese sido un freno para los rivales, pero las condiciones para serlo las tuvo. Juega realmente bien y sin dudas el fútbol es su verdadera pasión. Él esta involucrado en todos los detalles del club. Recuerdo cuando se estaba construyendo el estadio que me llamó para visitar el lugar donde se preparaba el césped y fuimos con botines, porque quiso testearlo personalmente”.
Además de futbolistas argentinos, el Johor tuvo a varios entrenadores de nuestro país liderando el cuerpo técnico. Primero fue Mario Gómez, entre 2015 y 2017; luego dirigió Raul Longhi, a quien sucedió Figueroa, y en diciembre de 2022 se incorporó un ex colaborador de la selección juvenil, Esteban Solari.
Un nuevo argentino como entrenador
El Tano Solari arribó a Malasia a finales de 2022, acompañado por un equipo integrado por el preparador físico Rodrigo Barrios y los ayudantes Pablo Ricchetti y Ramiro González. “Como cuerpo técnico, llegamos con la intención de aportar competitividad a partir de nuestra manera de vivir y de sentir el juego. El club cuenta con instalaciones, una organización de primer nivel y con un manejo muy profesional. Para nosotros el desafío es sumarle, a todo lo bueno que ya hicieron, una cuota de nuestra pasión para seguir ganando y sostener el nivel de exigencia”, dice el entrenador argentino a LA NACION.
“El objetivo es ser siempre protagonistas desde el juego, con posesión, dominar con una presión alta la mayoría del partido. Desde los resultados, ganar la Súper Liga era el primer objetivo, pero nuestra principal expectativa está puesta en la Champions League de Asia, donde nos enfrentamos a los grandes equipos del sudeste asiático”, cuenta Esteban Solari.
El año pasado, Johor fue una de las sorpresas en la AFC Champions League. Superó la etapa de grupos como líder, pero en los octavos de final cayó de manera contundente por 5-0 ante el Urawa Reds, de Japón.
Este año disputó dos encuentros de la Liga de Campeones asiática, donde suma tres puntos, con un triunfo ante Pathum United de Tailandia 4-2 de visitante y una ajustada derrota 1-0 ante Kawasaki Frontale de local el 19 de septiembre, un año y un mes después de la última caída, lo que deja claro que al conjunto malayo le cuesta establecer el mismo dominio que tiene en el plano local cuando se enfrenta con los poderosos equipos de Japón y Corea del Sur.
Solari destaca la labor de todos los argentinos que pasaron por el club y hace referencia al profesionalismo con que trabajaron: “A mí y al cuerpo técnico actual nos precedieron varios argentinos y todos hicieron un excelente trabajo. Eso dejó la vara alta, pero también nos abrió las puertas a los que vinimos después”.
El príncipe de Johor es un apasionado de Argentina, de algunas de nuestras costumbres y de la manera en que vivimos el fútbol, y acompañado por algunos compatriotas llevó al Johor Darul Ta’zim FC a convertirse en el club más importante de Malasia. “Yo creo que lo que se busca del argentino es la competitividad, la ambición por ganar siempre y la capacidad para superarnos, que es tan propia de nosotros y que en el fútbol nos hace distintos”, cuenta el entrenador, de 43 años.
Hoy, Johor domina con absoluta autoridad el fútbol de Malasia bajo la tutela del príncipe Tunku Ismail, que acompañado por argentinos, ganó diez títulos consecutivos de la Superliga de Malasia, ocho Copas Charity Shield, tres Copas FA, tres Copas de Malasia y la Copa AFC 2015, la primera de un club del sudeste asiático. La próxima misión, y acaso la más difícil para los Tigres, es demostrar que su poderío puede superar las fronteras de su país y lograr un desempeño destacado en la Liga de Campeones de Asia.
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