Un estudio alerta sobre las consecuencias de los golpes en la cabeza y ex jugadores dañados demandan a World Rugby

Según el estudio científico financiado por la Fundación Drake, sus consecuencias son un fenómeno que alarma en el mundo del rugby. Si bien fueron realizadas modificaciones en el reglamento para evitar estos traumas y se castiga a los infractores en las colisiones, el rugby asiste a denuncias de ex jugadores de renombre a los que se les diagnosticó demencia. Un informe de la Fundación Drake, de Londres, publicado por el diario deportivo francés L’Equipe, reveló cifras inquietantes sobre el impacto de los golpes recibidos en la cabeza por varios de los mejores rugbiers de los últimos tiempo

Según este estudio científico financiado por la Fundación Drake, 50% del total de los rugbiers de alto nivel “experimenta un cambio inesperado en el volumen cerebral debido a impactos en la cabeza”. La organización pidió cambios en los protocolos de rugby a largo plazo.

Los datos encontrados en este profundo trabajo también muestran que alrededor de 23% del conjunto de los jugadores tiene anomalías en la estructura cerebral de la materia blanca y los vasos sanguíneos.

James Drake, fundador y presidente de la Fundación Drake, consideró que “el sentido común dicta que el número y la ferocidad de los impactos, tanto en los entrenamientos como en los partidos, deben ser reducidos de manera extremadamente significativa”. Además, apuntó: “Desde que el rugby se volvió más profesional en la década de 1990, el juego ha cambiado más allá de todo conocimiento. Los jugadores de hoy son más fuertes y poderosos en general. Por lo tanto, debemos ser conscientes de todas las consecuencias que tendrá la multiplicación de impactos en su organismo”.

La edad en promedio de los atletas evaluados para el estudio difundido por la Fundación Drake es de 25 años. Pero hay un factor algo más preocupante, que se desprende de una observación del abogado Richard Boardman, representante de ex jugadores profesionales que padecen daño cerebral y que están tomando acciones legales contra los órganos de gobierno. “Creemos firmemente que es probable que el número de jugadores de rugby retirados que sufren lesiones cerebrales sea mucho mayor”, estimó, según L’Equipe.

La preocupación por las consecuencias aumentó aun más después de que en Reino Unido un grupo de ex jugadores iniciara una demanda colectiva contra World Rugby, la federación internacional, y las federaciones de Inglaterra (RFU) y Gales (WRU), en diciembre pasado. La acción fue realizada por más de 100 ex deportistas, en su mayoría ingleses y galeses.

Se basaron, en parte, en un estudio de la Universidad de Montfort, de Leicester, que puede demostrar que World Rugby “era consciente del peligro de las conmociones cerebrales desde el principio pero no tomó las medidas correctas”.

En 2017, World Rugby aprobó una norma que obliga a los jugadores que han sufrido un golpe en la cabeza y abandonaron el campo de juego a completar el examen fuera del terreno, bajo el protocolo de evaluación de lesiones de cabeza (HIA), sin poder volver a jugar antes de que transcurran 10 minutos. Antes no existía un requisito de lapso mínimo para el regreso de un rugbier golpeado en la cabeza.

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