Ya podemos ver que la próxima campaña, la 20 13/2014 viene complicada, Por un lado y hablando de la zona núcleo los perfiles del suelo se encuentran prácticamente saturados. Las últimas lluvias tardías repusieron lo evaporado por la persistencia de las altas temperaturas del otoño.
Esto predispone para que decidamos siembras de trigo asegurando una buena implantación y desarrollo que con un pequeño aporte de lluvias al final del cultivo obtendríamos seguramente un buen rendimiento.
Pero en contraposición a esta buena condición de húmedad en el suelo, el análisis económico de la siembra de trigo nos indica que el punto de indiferencia para un campo alquilado y un planteo de insumos muy conservador es de 36 quintales por hectárea. Si bien este rinde es alcanzable no deja de implicar bastante riesgo.
Basado exclusivamente en el análisis económico y de una sola campaña donde no se contemplan los beneficios del aporte de cobertura y asumiendo la merma en la soja posterior deja una ecuación favorable a la soja de primera. Esto fortalece la tendencia al monocultivo.
Lamentablemente la promesa de la devolución de las retenciones no logra romper el resultado de este análisis. Y el hecho de devolver las retenciones deja flotando un aroma de trampa, ¿para que retener y luego devolver? Con los costos operativos que esto significa, lo más probable es que se utilice esta promesa para algún tipo de extorsión.
Además no se le puede creer a quien ya tiene la nariz larga por incumplir compromisos de compensaciones.
A todos estos considerandos debemos agregar las complicaciones que el perverso sistema de cupos para las exportaciones seguirá dejando un mercado cautivo que aprovecharán los molineros y exportadores para exigirnos calidades inalcanzables.
El maíz y la soja tienen una perspectiva bastante similar a la del trigo con la diferencia que el resultado productivo de estos cultivos está mas relacionado con las lluvias de primavera y verano.
Con esto quiero decir que se nos presenta una campaña en la que es más importante ser cuidadoso en los aspectos financieros y no encandilarse con lo productivo: un cambio en las reglas del juego nos puede dejar muy mal parados.
Lo aconsejable ante la necesidad de financiamiento es quedar calzado en quintales de la producción.
Lo bueno es que con este modelo ya sacamos al trigo de entre las opciones con lo que facilita la operatoria. Por el mismo camino va la ganadería: tenemos precios inferiores a los del 2010 mientras que los costos en algunos casos se han duplicado.
Nuestra economía esta en retroceso por más que el almanaque siempre va hacia delante. Los números nos muestran que ya estamos llegando al final de la década de los 80 en la que teníamos un techo de hormigón para los ingresos y un piso flotante que subía inexorablemente para los costos.
Esperemos que las variables se nos aliñen favorablemente o tendremos otra encerrona similar a las anteriores.