En Ginebra pasan cosas

Hace unos días, durante la visita que hizo a la Argentina, el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevêdo, señaló que los progresos logrados en la Conferencia Ministerial de Nairobi mostraban la vigencia de las negociaciones comerciales multilaterales.

Vale la pena recordar que la Conferencia de Nairobi aprobó la eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas de los países desarrollados en forma inmediata y de los países en desarrollo en 2018; disciplinas para la financiación de las exportaciones agrícolas y ayuda alimentaria y un compromiso sobre la transparencia de las empresas comerciales del Estado. La Conferencia no avanzó sobre el mantenimiento de stocks públicos por razones de seguridad alimentaria concedida a India en la Conferencia de Bali de 2013 y el uso de salvaguardias para proteger la producción local. Los países de menor desarrollo consideran que los stocks y las salvaguardias no constituyen medidas distorsiva del comercio y que deberían clasificarse como "subsidios verdes sin límites".

La decisión ministerial sobre competencia de las exportaciones exceptúa hasta 2020 los productos elaborados, los lácteos y la carne porcina siempre que hayan sido notificados previamente, y a los países en desarrollo hasta 2023 los costos de mercadeo y fletes domésticos e internacionales.

En paralelo a la Conferencia, se completó el Acuerdo sobre Tecnología de la Información. Los 53 países miembros acordaron la eliminación de las tarifas de importación para 201 productos a nivel de seis dígitos en 2024 si bien los productos que cubre el 89% del total del comercio serán liberados en tres años. Todos los países tendrán acceso a estas preferencias porque el Acuerdo respeta la cláusula NMF. El comercio de estos productos está estimado en 1,3 billones de dólares.

La eliminación de los subsidios a la exportación por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea representa una concesión importante aunque tardía para los países exportadores.

El tema ya figuró en la Conferencia de Hong-Kong en 2005. Los altos precios de las commodities a partir de esa fecha hicieron innecesario recurrir a los subsidios para sostener las exportaciones. Sin embargo, el compromiso no menciona ningún mecanismo de cumplimiento efectivo generando dudas sobre la implementación en el caso de que esos países recurrieran nuevamente al uso de los subsidios ante una baja de los precios.

Durante la charla que brindó en la sede del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), Azevêdo expresó que el alcance deberá ser clarificado por un Tribunal de Controversias en un eventual conflicto. La duda surge porque la Decisión Ministerial modifica el Acuerdo de Agricultura de la Ronda Uruguay que fuera ratificado por los países y el compromiso tiene un rango inferior.

Los problemas más complejos que enfrenta la OMC son los Acuerdos plurilaterales como el TPP (el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica) y TTIP (Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión) que se refieren a las reglas para todas las facetas de las relaciones comerciales y económicas similares a las vigentes en los procesos de integración.

Estados Unidos y la UE estuvieron entre los miembros que en el párrafo 30 de la Declaración señalaron su discrepancia con proseguir la Agenda de Doha y sostuvieron la necesidad de encontrar nuevos enfoques para lograr resultados significativos en las negociaciones multilaterales.

La Conferencia de Nairobi coincidió con el vigésimo aniversario de la OMC y de los Acuerdos de la Ronda Uruguay que dejaron abiertas muchas ventanas para continuar con el tratamiento de temas no zanjados como los subsidios domésticos a la agricultura, acceso a mercado, inversiones, servicios, desarrollo, propiedad intelectual y barreras disfrazadas de reglas. El ingreso de China en 2001, con sus empresas públicas, tuvo un fuerte impacto al convertirse en la segunda potencia comercial en un breve lapso; su intransigencia a asumir compromisos como país desarrollado generó una fuerte resistencia para profundizar la apertura por las consecuencias sobre los sectores industriales de los países importadores de su inagotable capacidad exportadora.

Azevêdo desbordó optimismo sobre el futuro de la OMC. La frase "quien dice que en Ginebra no pasa nada, no entiende nada de la OMC" quiso indicar que en esa ciudad suceden cosas que demandan muchas horas de consultas y reflexiones para lograr consensos entre los miembros. Pareciera que 15 años de la Ronda de Doha no han sido suficientes y que mientras unos demandan paciencia otros avanzan en acuerdos plurilaterales que dejan afuera a los países persignados más en la protección de su mercado interno que en la inserción en la economía global.

El autor es embajador, economista