La editorial que nació en plena crisis de 2001 y hoy exporta a América Latina

“Con costos correctos, con un mercado interno que sostenga la producción, con autores argentinos cada vez más conocidos en el exterior y con derechos que permitan exportar, sin dudas los envíos argentinos al exterior van a aumentar”, fueron las palabras de Ariel Granica, presidente de la Fundación El Libro, en el acto inaugural de la Feria del Libro del año pasado.

Según datos oficiales, la Argentina es el 64 exportador del sector editorial a nivel mundial. Chile, Uruguay, Perú y Bolivia son los principales destinos de los envíos argentinos que se llevan el 62,7% de las ventas externas del sector.

De hecho, acorde a estadísticas publicadas en el Informe de Producción del Libro 2021, el Sector Editorial Comercial (SEC) observó un crecimiento en la cantidad de empresas participantes en 2021: se alcanzaron 347 razones sociales que, en conjunto, editaron 11.603 novedades. En este mismo período, el comercio exterior del libro mostró una leve recuperación, con ventas externas por US$21,3 millones, mientras que fueron US$18 millones en 2020.

Pero para las editoriales el camino no es tan sencillo en materia de exportación de libros por las trabas del sistema. Más allá de la odisea que se les presenta en general y a lo largo de los años, en 2001 nacía Nazhira una editorial y librería para las primeras infancias.

“Editamos libros de educación para familias, docentes y mediadores, y libros para bebés y niños hasta los 8 años. Nos gusta proponer libros como experiencias estéticas tempranas. Desde la librería asesoramos a mediadores, docentes y familias”, asegura Betina Cositorto, una de sus fundadoras. “Nazhira nació de la suma de la experiencia en el campo de la edición de títulos para la primera infancia y de la pasión que tenemos con mi socia, Selva Bianchi, diseñadora y coordinadora de los talleres creativos para niños. Además del entusiasmo por los libros y la difusión de la lectura, queríamos armar un espacio cultural en el barrio donde vivimos y trabajamos, para ofrecer una atención personalizada a quienes buscan libros para chicos (y no tan chicos) de excelente calidad tanto visual como en los contenidos”; cuenta Betina Cositorto editora y fundadora.

La librería funciona en la casa de Selva, un PH antiguo reciclado con estilo y exquisito gusto, repleto de estanterías y bibliotecas que llegan hasta el techo.

El catálogo muestra la predilección de las socias por los álbumes ilustrados, los libros raros y desconocidos, las producciones de los sellos independientes locales y extranjeros como Periplo, Del Naranjo, y Limonero.

“En las ferias de libros, en las que participamos, la gente descubre títulos, editoriales y autores que no conoce. Toca los ejemplares, los hojea, se los muestra a los chicos, hace consultas a los editores, pide asesoramiento. Esas posibilidades que la virtualidad no ofrece las cubre la visita a la librería” ; explica.

La editorial tiene ese plus de estar atendida por especialistas en literatura infantil. Además de dictar talleres de expresión para chicas y chicos, Bianchi organizaba encuentros de lectura todos los meses, como picnics (sobre manteles colocados en el pasto, en lugar de sándwiches, se compartían libros). Hasta que irrumpió la pandemia participaba como invitado un autor, ilustrador o editor de literatura infantil. Hoy se están empezando a retomar nuevamente estas actividades.

“Nazhira siempre estuvo en muchas de las ferias del libro más importantes del mundo. Por la pandemia perdimos ese espacio de encuentro, actividades y ventas, pero tuvimos que reinventarnos y fortalecimos las ventas online”; comenta Cositorto. “Podemos decir que más allá de las dificultades del sistema y los vaivenes económicos, nuestra editorial exporta a gran parte de América Latina, a países como Chile, El Salvador, México, Ecuador entre otros”, agrega y enfatiza: “nuestro compromiso se extiende a la participación y en potenciar y acompañar las diferentes etapas de la niñez en su camino hacia la adolescencia y la vida adulta”.

“Todas las decisiones que tomamos dentro Nazhira apuntan al desarrollo de sustentable sin descuidar nuestro rol social”, finaliza la fundadora.