El presidente del BID se volvió a referir a la Argentina y cómo ayudar en la “eficiencia del ajuste”

PUNTA CANA.- El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn, señaló que el organismo multilateral de crédito podría ayudar financieramente a la Argentina en áreas de protección social, la eficiencia del ajuste fiscal y los subsidios a la energía. Son las tres preocupaciones que compartió con el ministro de Economía, Luis Caputo, en un escenario donde se acentúa la recesión en la economía y los ingresos de la población se deterioran ante el fuerte avance de la inflación y las actualizaciones tarifarias de los servicios públicos.

“También hablamos de trabajar en la programación de 2024”, contó el presidente del segundo prestamista más grande que tiene la Argentina, quien ayer se reunió con Caputo y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. El encuentro tuvo lugar en el marco de la Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores del BID, evento en el cual se aprobó una nueva estrategia institucional para el banco y una recapitalización de BID Invest (brazo privado del organismo) y BID Lab (enfocado en innovación y capital de riesgo).

“La reunión con el equipo fue buena. Durante estos días tuvimos reuniones con todos, no fue algo especial con la Argentina, pero una de ellas fue con el ministro Caputo y su equipo. Discutimos cómo el BID puede ayudar a trabajar con la Argentina en tres ejes: la protección social, la eficiencia del ajuste fiscal y los subsidios a la energía. Son las áreas donde el BID puede trabajar con la Argentina”, dijo el número uno del Banco Interamericano de Desarrollo durante una conferencia de prensa, ante una pregunta que hizo LA NACION.

Además, la Argentina y el BID debatieron sobre cuál será la estrategia nacional para los próximos cuatro años. Estos ejes, el organismo multilateral de crédito los negocia tras la asunción de un nuevo gobierno y marca el camino sobre qué tipo de financiamiento recibirá el país.

Por caso, para el período 2021 y 2023 las cuatro áreas estratégicas que habían sido acordadas fueron la reducción de la pobreza y protección social de la población vulnerable; la recuperación económica y el desarrollo productivo 4.0; la estabilidad macroeconómica y eficiencia de las políticas públicas, y la transformación digital como prioridad transversal de desarrollo.

“También hablamos de la programación de 2024. Significa que vamos a plantear los proyectos, en términos de instrumentos de política, para que se pueda trabajar en la eficiencia del gasto. Pensamos en cómo mejorar la política para que el ajuste sea lo más eficiente posible. También habrá que trabajar en coordinación junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) sobre la gestión de liquidez. Esas fueron las cosas que discutimos”, resumió Goldfajn.

A su vez, se refirió a la misión del departamento de investigación que viajó a la Argentina para analizar la situación macroeconómica del país. Durante su estadía, el comité (que trabaja de forma independiente al BID) conversó con especialistas, consultores del sector privado y funcionarios del Gobierno.

“Esta reunión se lleva adelante porque ellos tienen que tomar una decisión de darle visto bueno o no a la Argentina. Y eso nos permite a nosotros a prestar apoyo político, por ejemplo. Este comité es independiente de nosotros, porque tienen que decidir macroeconómicamente si el país tiene luz verde o no. La reunión va a ser la próxima semana y veo que las cosas van bien”, concluyó.

Este domingo finalizó la Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores del BID, con una buena noticia para Goldfajn: se aprobaron de forma unánime las tres reformas que el presidente del Banco quería llevar adelante dentro de la organización.

Las mismas incluyen un cambio en la estrategia institucional para invertir en proyectos “con más impacto y mayor escala”; un nuevo modelo de negocio y ampliación de capital de US$3500 millones para el BID Invest, y la aprobación de US$400 millones más de recursos para BID Lab. Esto permitirá que el Banco aumente su capacidad de préstamo en hasta US$112.000 millones, que se volcarán en la región durante los próximos diez años.