El empresariado está transcurriendo una nueva etapa en la que busca recuperar el rol que le cabe en la economía y ante la sociedad, consistente en generar inversiones, crear empleos genuinos y contribuir a disminuir los niveles de pobreza del país. Hoy, con algo más de siete meses de vida, el Foro de Convergencia Empresarial se ha convertido en uno de los espacios de diálogo y consenso más representativos, integrado por 47 organizaciones empresariales y profesionales.
En un reciente documento, titulado "Bases para la formulación de políticas de Estado", el Foro propuso un conjunto de políticas que está siendo presentado a la sociedad y a distintos dirigentes políticos para abrir el debate sobre el futuro del país.
Esas políticas comprenden principios universalmente aceptados. En lo institucional, se vinculan con el fortalecimiento del régimen republicano representativo federal, la plena vigencia de las garantías, derechos y libertades constitucionales, la libertad de prensa y el libre acceso a la información. En lo económico, la necesidad de tener una inflación baja, similar a la de la mayoría de los países de la región y del mundo; la previsibilidad, estabilidad y formalidad de las reglas de juego para facilitar la inversión privada; una reforma tributaria y fiscal a nivel nacional, provincial y municipal que elimine impuestos distorsivos, con una fuerte reducción de la presión tributaria sobre el sector formal de la economía; el funcionamiento de mercados transparentes, y, de suma relevancia ahora debido a las negociaciones relativas al pago de la deuda externa, la integración al mundo mediante el fortalecimiento de las relaciones internacionales.
En lo social, la mejora de la calidad educativa a estándares internacionales, la promoción del primer empleo formal y el arraigo de los jóvenes en el interior del país, sólo para citar algunas propuestas.
¿Por qué toda esta movida ahora? En primer lugar, porque los empresarios -sean propietarios de empresas o gerentes que las administran- toman muchas veces decisiones (invertir o no hacerlo, vender las empresas y encarar otra actividad) que tienen consecuencias económicas y políticas. Y lo hacen en forma individual, en función de la coyuntura del país, sin poder participar activamente en tratar de cambiarla.
De eso se trata uno de los objetivos del Foro: participar activamente en acordar el marco institucional, económico y social que necesitan las empresas para poder cumplir con el rol esencial que tienen en la economía y frente a la sociedad en su conjunto. En segundo término, los empresarios entienden que la Argentina sigue teniendo ante sí -más allá de ciertas contingencias coyunturales- oportunidades importantes a partir de un contexto internacional que demanda los productos que elabora el país.
Se suma que existen en la actualidad actores políticos dispuestos al diálogo abierto y constructivo, conformando un clima adecuado para retomar el camino del crecimiento. Para que el desarrollo sustentable sea factible, es fundamental que el sector productivo y de servicios exprese al máximo su potencial.
Es por ello que, tal como el Foro se expresó recientemente en sendos encuentros en Tucumán y Córdoba, debe superarse rápidamente la controversia judicial con los holdouts para que estas posibilidades de desarrollo no se sigan demorando.
Por lo demás, los empresarios no sólo tienen el derecho, sino la obligación de hacer conocer a la sociedad, y especialmente a quienes pueden tener la posibilidad de conducir los destinos del país, cuáles son las políticas esenciales para permitir el tránsito hacia ese desarrollo sustentable.
Esta concepción superadora busca dejar atrás el error de la fragmentación que ha vivido la sociedad en el pasado reciente. No se puede exigir de los demás la búsqueda de consensos si los empresarios no empiezan a dar el ejemplo. Y en esta línea las entidades que participan del Foro están comprometidas para que al país le vaya bien, en beneficio de todos sus ciudadanos.
Coordinador del Foro de Convergencia empresarial y presidente de IDEA
