Financial Times: "Los inversionistas están nerviosos por los esfuerzos para soportar el peso"
"Los inversionistas argentinos están nerviosos tras observar los esfuerzos del Gobierno para soportar el peso". Así comienza un artículo del Financial Times que señala que los administradores de fondos pronostican que la moneda local podría sufrir aún más si no se diseña un mejor plan de reforma. También agregan que, pese a que en un principio el Gobierno de Alberto Fernández no contemplaba acceder a otro préstamo en el Fondo Monetario Internacional (FMI), los funcionarios podrían verlo como una posibilidad para "restaurar la confianza de los inversores".
"En las últimas semanas la Argentina ha tomado una serie de medidas para ayudar a estabilizar su moneda volátil, pero los inversionistas todavía temen a que el Gobierno se vea forzado a hacer otra devaluación si no presentan un plan integral y creíble para reactivar la economía", aseguran en el artículo.
Para poner en contexto, señalan que el apoyo que se le dio al peso argentino se ha derivado de un aumento en las tasas de interés, la emisión de un nuevo bono en pesos ligado al dólar y una promesa del Gobierno de abstenerse de gastar con dinero nuevo -impreso por el Banco Central- con garantías del ministro de Economía, Martín Guzmán. Además, creen que el déficit fiscal se recortará "más de lo esperado" para el próximo año.
Según destacan los analistas e inversionistas consultados por el diario londinense, estos son los signos de un cambio positivo hacia una mejor ortodoxia económica del presidente Fernández. No obstante, agregan que muchos temen que las medidas no sean suficientes para detener la hemorragia de las reservas del BCRA. Señalan, además que las reservas líquidas netas, excluido el oro, están en cero ahora.
"No va a funcionar. Últimamente, todas las medidas son simplemente curitas que no abordan de fondo el problema central", dijo Alejo Czerwonko, director de inversiones para mercados emergentes en las Américas de UBS Global Wealth Management. Y, agregó que es "inevitable" que las autoridades tengan que fijar la tasa oficial del peso a un nivel mucho más débil. "Ese sería el séptimo movimiento de este tipo en las últimas dos décadas en el país", manifiestan.
Por otro lado, también destacan que los nervios en el mercado de bonos del Gobierno argentino aún son latentes. "Desde la exitosa reestructuración de la deuda de US$65.000 millones que se hizo a principios de agosto, el precio del bono de referencia de la Argentina con vencimiento en 2035 cayó de 46 centavos de dólar a 37 centavos, en lo profundo de un territorio "angustiado", traicionando las preocupaciones de que el país podría incumplir su deuda soberana por décima vez", relatan.
"Mientras tanto, la brecha entre los tipos de cambio oficial y los no oficiales, un indicador de la confianza de los inversores, ha alcanzado el nivel más alto en décadas", observan. Señalan que valor del dólar en el mercado paralelo se disparó de alrededor de $130 a principios de agosto, a más de $190 a finales de octubre, hasta que el Gobierno intervino y con esfuerzos estatales bajó la brecha cambiaria a $150. En tanto, el tipo de cambio oficial se ha movido más lento y de agosto a la fecha pasó de 72 pesos a 79.
"O resuelven la situación de fondo y detienen la sangría fiscal y se comienzan a absorber algunos pesos para anclar la moneda o continúan con medidas provisionales de corto plazo que solo retrasan la inevitable (devaluación)", indicó Diego Ferro, fundador de M2M Capital Management.
Ferro también describió las secuelas de la reestructuración de la deuda como "una broma de mal gusto", dado que normalmente, el alivio de la deuda proporciona un nuevo comienzo que alimenta un repunte del mercado. "Estaba tan mal planeado que se desperdició. Sin un plan (macroeconómico) todo el fondo de comercio generado duró una semana. Es difícil pensar que no tendrán que reestructurarse de nuevo", apuntó.
El artículo también señala que algunos observadores notan una creciente sensación de urgencia en el Gobierno peronista dados los recientes giros que ha tenido el peso. Por lo que desde su punto de vista, esto lleva a especular que podría haber "un acuerdo con el FMI para reestructurar los US$44.000 millones -que se prestaron desde la crisis cambiaria en 2018-, podría hacerse antes de lo que los analistas y los inversores vaticinan. Incluso, muchos esperan que haya otro acuerdo para marzo o abril", añaden.
"Un nuevo programa del FMI incluye la extensión de los vencimientos de la deuda existente de la Argentina con el prestamista, esto ayudaría a restaurar la confianza de los inversores, dado que, probablemente, vendría con condiciones que incluyan un compromiso con un plan económico definido. También brindarían la oportunidad de buscar dinero del FMI para ayudar a financiar el déficit fiscal sin tener que recurrir a la impresión de billetes", detallan. Esta posibilidad estaría siendo analizada por los funcionarios, y sería la ruta más acertada para paliar la crisis, pese a que estaba descartada cuando asumió la administración actual.
"Recomendaría (pedir más dinero al FMI) porque para estabilizar la economía es fundamental fortalecer las reservas", señaló Emmanuel Álvarez Agis, quien dirige PxQ, una consultora económica en Buenos Aires. Los controles de capital, argumentó, evitarán que el nuevo dinero del FMI financie la fuga de capitales, como sucedió después de la crisis de 2018.
El también exviceministro de Economía durante el Gobierno de Cristina Kirchner fue optimista sobre la participación en los mercados. "El Gobierno comenzó a aplicar un plan de estabilización que tiene sentido. Si continúan así es probable que la brecha (entre el tipo de cambio oficial y el paralelo) vuelva a niveles razonables", observó.
En tanto, Daniel Marz, exsecretario de Hacienda, advirtió que la situación actual es "frágil" y que hay temor a que sea muy difícil revertir la tendencia a la disminución de las reservas de divisas. "El dinero del FMI ayudará, pero no es tan importante como crear un marco (económico) que permita entradas de capital en lugar de salidas", apuntó.
"Las presiones cambiarias no disminuirán hasta que la Argentina presente un camino creíble hacia cuentas fiscales sostenibles", argumentó Czerwonko. "Si la Argentina envía los mensajes incorrectos, el mercado podría cambiar rápidamente su percepción del país", concluyó.
Con información de: Financial Times
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