Luces, robots y accesorios para "tirar la pileta por la ventana"
Cascadas, limpiafondos automáticos, ionizadores, pisos atérmicos y desbordes finlandeses renuevan la estética y facilitan el mantenimiento de las piscinas
Cuenta la historia que el origen de la expresión "tirar la casa por la ventana" se remite a la segunda mitad del siglo XVIII, cuando el rey Carlos III instaló la lotería en España y se hizo costumbre que los ganadores arrojaran sus muebles viejos a la calle para hacer lugar a los productos lujosos que adornarían su hogar. Desde entonces la expresión ha sido utilizada para anunciar grandes gastos e inversiones.
Hoy, gracias a los avances tecnológicos, existen múltiples objetos, mecanismos y accesorios que dan razones suficientes para "tirar la pileta por la ventana". Es decir, reemplazar los clásicos productos de mantenimiento por cascadas, limpiafondos o sistemas de iluminación de última tecnología.
Transformar una pileta común y corriente en una premium puede costar entre 40.000 y 500.000 pesos, aunque esto siempre dependerá del gusto y de los recursos de cada uno.
Agregar un climatizador es una alternativa muy atractiva para quienes pretendan ampliar la temporada de utilización de pileta. Instalar un sistema que utilice una garrafa de gas podría costar, para una pileta estándar de 4 x 8 metros, alrededor de 25.000 pesos. Mientras que colocar un panel solar -para utilizar energía renovable y no dañar al ecosistema- costará alrededor de 49.000 pesos para una pileta de iguales dimensiones.
Si bien es cierto que no es indispensable, Mariano Bidegain, de la constructora Perpool, estima que la climatización da la posibilidad de "utilizar la pileta hasta un 33% más".
La climatización, en muchos casos, va de la mano de la instalación de algún tipo de iluminación, lo que permite usar la pileta en horarios nocturnos. En este rubro, una luz de LED puede costar entre 2000 y 12.000 pesos, aunque en este último caso el sistema incluye tres luces, lo que genera una luminosidad más pareja.
El revestimiento de una pileta, es decir, pasar de la pintura a las venecitas, es un camino de ida. Los precios dependen de la calidad y cantidad de planchas que se necesiten para cubrir la superficie total de la pileta. Pero siguiendo el caso de una pileta de 4 metros de ancho por 8 de largo, el precio rondaría entre 35.000 -a razón de $ 450 por metro cuadrado para venecitas clásicas de la gama celeste o blanca-, y 95.000 pesos -a razón de 1300 pesos por metro cuadrado- para las premium, como las rojas y negras.
La buena noticia para quienes decidan hacerlo es que una vez instaladas, los dueños de las piletas se olvidarán para siempre de volver a pintar aquellas zonas que acusan, de manera bastante explícita, el paso del tiempo.
Agregar una cascada puede parecer un lujo inaccesible. Pero con precios que van desde los 5800 pesos, éstas darán a las piletas un sello distintivo difícil de olvidar.
Una de las empresas que más variedad ofrecen en cascadas es Igüi. Su oferta recorre desde algunas variantes sobrias y con estilo hasta otras pensadas especialmente para niños, con formas de animales y colores alegres.
Maximiliano Ascensio, de la empresa Culzoni, no recomienda instalar un desborde finlandés (sistema en el que el agua queda a la altura de la superficie creando la ilusión de un borde infinito) en una pileta ya construida, ya que el sistema pasa por debajo de ella. Este sistema, que se encarga de filtrar el agua que cae de los bordes antes de reinsertala en la pileta, puede costar entre 6000 y 7000 pesos por metro cuadrado, lo que equivaldría a unos 180.000 a 200.000 pesos en una pileta de medidas estándar.
La fantasía del hidromasaje en el hogar propio es posible gracias a las distintas variedades de chorros de agua escocés. Éstos pueden costar entre 5000 y 8000 pesos. Pero dependerá de la cantidad de orificios que se pretenda instalar.
Para quienes ven a la pileta como otra oportunidad para hacer actividad física, existen algunas variantes para hacer del nado entre borde y borde una actividad menos reiterativa. Una posibilidad es una especie de arnés que sujeta al nadador desde la cintura y puede conseguirse por alrededor de 1500 pesos. Mientras que en el caso de un sistema de contracorriente puede costar al menos 20.000 pesos.
Una de las grandes novedades de esas últimas temporadas es la llegada de los limpiafondos automáticos. Con precios que van desde los $ 1700 hasta los 20.000 pesos, éstos ahorran la difícil tarea de eliminar las impurezas del fondo de la pileta. Uno de los productos más importantes en este rubro es el robot Dolphin, que cuenta con un poderoso microprocesador interno de última generación y es autodidacta, es decir, que aprende del entorno donde se sumerge. Los modelos más caros poseen incluso control remoto, programas de limpieza, configuración de tiempo de ciclo y hasta brújula electrónica digital.
Por último, quienes pretendan conservar limpia la pileta sin emplear productos químicos como el cloro, pueden encontrar un sustituto en los ionizadores, un dispositivo que se instala en el sistema hidráulico de la pileta entre la bomba y el filtro y nos permite mantener el agua cristalina y limpia, y cuyo precio oscila entre 7500 y 14.000 pesos.
Desde hace tiempo, las piletas se han transformado en algo más que un rectángulo lleno de agua que ofrece un refugio atractivo para escaparle al calor.
Con múltiples posibilidades y ofertas, que pueden ser tan disímiles como un robot de limpieza, ionizadores, luces de LED o desbordes finlandeses, las piletas se han incorporado como un nuevo espacio de ocio y decoración de cada hogar. Y es por eso que cada vez son más las personas que se animan a tirar la vieja pileta por la ventana.