“Es el triste final”: hace videojuegos y vivió 41 años en Buenos Aires, pero decidió irse cansado del país

“Es el triste final”. Así sintetizó Juan Linietsky, profesional de la industria de los videojuegos, a su decisión de irse de la Argentina. Es el fundador de la firma Godot y vivía hace 41 años en Buenos Aires, pero el escenario económico lo llevó a emigrar.

“Partiendo de Buenos Aires después de 41 años viviendo acá. El sostenido incremento en las restricciones económicas y el proteccionismo hizo que se volviera muy difícil continuar trabajando legalmente”, escribió el desarrollador en su cuenta de Twitter, en un relato acompañado por la foto de un avión de Iberia a punto de partir desde el aeropuerto de Ezeiza.

Las restricciones económicas, el cepo y la brecha cambiaria son cuestiones que afectan al sector del software y al conjunto de la economía del conocimiento. Para muchos, la posibilidad de trabajar para clientes desde el exterior se ve afectada por las limitaciones para facturar en dólares, o encuentran oportunidades al abrir cuentas para cobrar en el exterior. Otros, como el caso de Linietsky, eligen irse del país.

“La mayoría de nuestros amigos también emigró. Es el triste final de la vida como la conocíamos”, escribió el desarrollador, en líneas que remiten al clásico de la banda estadounidense REM, It’s the End of the World as We Know It (And I Feel Fine).

En su relato de despedida, Linietsky hizo un comentario sobre su trayectoria profesional y criticó a los funcionarios argentinos. “Trabajé muy duro junto a otros desde fines de los ‘90 para crear la industria de los videojuegos en el país, así podíamos trabajar haciendo lo que amábamos y evitando la necesidad de emigrar. Sin embargo, uno tras otro, los gobiernos ponían palos en la rueda cambiando las reglas según la agenda política”, escribió el desarrollador creador de Godot, un motor de videojuegos multiplataforma, libre y de código abierto, que permite exportar juegos para PC o dispositivos móviles.

“Al final, y casi 25 años después, el país al que le dediqué mi vida me está echando. Me voy con un sabor amargo, pero no me arrepiento de mis decisiones del pasado y todavía creo que el camino valió la pena. Me divertí, aprendí un montón y conocí un montón de gente genial a lo largo del camino”, agregó Linietsky, quien no compartió detalles de su destino o de su futuro profesional fuera de la Argentina.

Por último, compartió un mensaje de esperanza. “Espero que las cosas mejoren para las próximas generaciones acá y espero que lo que hicimos les resulte útil para seguir construyendo. Seguiré ayudando de la forma en que pueda y, si es posible, volver de visita. Me hubiera gustado que las cosas no terminaran así, y voy a extrañar mucho a todos. ¡Adiós compatriotas!”.