Un experimento solar permite a vecinos negociar energía entre ellos
Un proyecto está incorporando residentes y empresas a una plataforma de comercio virtual que permitirá a productores de energía solar vender créditos de electricidad excedente
NUEVA YORK.- Brooklyn es conocido en todo el mundo por cosas en pequeñas cantidades y locales, como suecos de alto diseño, bourbon y sauerkraut artesanal. Ahora está tratando de agregar electricidad a la lista.
En un experimento prometedor en una zona rica del distrito, hay docenas de conjuntos de paneles sobre los techos de casas en fila, conectados a una red en crecimiento. Llamado la “Microred de Brooklyn”, el proyecto incorpora residentes y empresas a una plataforma de comercio virtual que permitirá a productores de energía solar vender créditos de electricidad excedente de sus sistemas a compradores en el grupo, entre los que puede incluirse el vecino de al lado.
El proyecto está aún en sus fases iniciales, pero sus implicancias podrían ser de largo alcance. La idea es crear un sistema de comercialización virtual de energía entre pares, basado en blockchain (cadena de bloques), la tecnología de bases de datos que subyace a las criptomonedas, como los Bitcoin.
La capacidad de realizar transacciones seguras y crear un negocio basado en la energía compartida permitiría a los participantes evitar la provisión de energía de la compañía de electricidad y construir una microred con generación de energía y componentes de almacenamiento que podrían funcionar solos.
“Los miembros de la comunidad pueden trabajar de modo individual y colectivo para ayudar a responder a la demanda de un modo eficiente”, dijo Audrey Zibelman, que recientemente renunció como presidenta de la Comisión de Servicios Públicos del estado de Nueva York, que regula los servicios públicos del estado.
El proyecto es sólo un ejemplo de lo rápido que tecnologías que se están imponiendo, como los paneles solares en los techos y blockchain, están afectando la relación tradicional entre las compañías de electricidad y los consumidores, poniendo cada vez más el control en manos de los clientes. En todo el planeta, compañías recién creadas, como LO3 Eenrgy, que está diseñando el experimento de Brooklyn con el gigante industrial Siemens, están construyendo redes digitales que ofrecen la promesa de sistemas de energía descentralizados, basados en los usuarios, que pueden funcionar en tándem con la red tradicional a gran escala o, en economías emergentes, evitar por completo la necesidad de la red.
En Australia, donde Zibelman pronto manejará los mercados de energía del país, una compañía llamada Power Ledger anunció el año pasado la creación de un mercado de intercambio de electricidad residencial basado en blockchain en un proyecto de viviendas en Perth.
En Bangladesh, donde se estima que 65 millones de personas no tienen acceso a una red central, ME SOLshare ha estado desarrollando redes de intercambio entre hogares rurales con y sin sistemas de paneles solares en sus techos. Productores-consumidores pueden vender allí su energía excedente a la red y los hogares y negocios vecinos pueden comprarla a través de un celular.
Y en Alemania un proveedor líder de baterías hogareñas y productos y servicios de energía inteligentes ha creado una red de alrededor de 800 clientes, con y sin paneles solares en sus techos, que intercambian energía almacenada entre ellos.
En Nueva York, la microred de Brooklyn está concebida para funcionar con la red convencional, que está en medio de una renovación bajo las directivas del gobernador Andrew M. Cuomo para hacerla más flexible, con mayor capacidad de resistencia a accidentes y eficiente económicamente, reduciendo al mismo tiempo las emisiones de efecto invernadero. Ese emprendimiento, que se conoce como Reforming the Energy Vision (Reforma de la Visión de la Energía) o REV, incluye alentar el desarrollo de microredes y una participación más activa de la comunidad.
El sistema de energía ideal –dijo Richard L. Kauffman, que como responsable de energía y fianzas en la gobernación encabeza este esfuerzo– es el que combina plantas eléctricas grandes y redes de transmisión con conglomerados de productores y consumidores a pequeña escala.
La Comisión de Servicios Públicos del Estado ya ha implementado algunos de esos cambios, incluyendo que la semana pasada se aprobaron nuevas maneras de determinar los precios para la electricidad proveniente de proyectos de energía renovable que reflejan de modo más preciso el valor para la red basado en la ubicación geográfica, los tiempos y otros factores aún por determinar. Pero Lawrence Orsini, el CEO de LO3, dijo que el estado aún tiene que determinar cómo definir su compañía y su red de participantes antes de poder poner en marcha su mercado.
“En lo que hacemos no hay nada técnicamente irrealizable”, dijo. “Para que la energía transactiva despegue de conjunto, los entes reguladores tienen que estar convencidos de que los mercados pueden funcionar realmente de este modo y, lo que es más importante, que la gente quiere mercados como estos”.
En el caso de Brooklyn, LO3 usó las ventas de créditos, realizadas con PayPal, para poner a prueba su plan; no puede comprar y vender electricidad legalmente hasta que los entes reguladores determinen su status en el mercado. Una vez que ello ocurra, dijo Orsini, la compañía podrá facilitar el intercambio de energía entre sus participantes, aunque seguirán pagando a la compañía eléctrica, Con Edison, por el uso de su infraestructura y los servicios, como hacen ahora los clientes cuando optan por un proveedor de energía verde a través de la compañía de servicios.
El equipo de Orsini también está recogiendo datos de medidores instalados en los hogares de productores consumidores, midiendo la producción, uso y exportación de electricidad solar para ayudar a modelar el mercado. También están probando una app de celular que los clientes podrán usar para manejar sus compras de electricidad, fijando parámetros para controlar la fuente de energía, así como cuánto están dispuestos a gastar. “Nadie quiere negociar la energía diariamente” dijo Orsini. “Uno le está dando a la gente algo que nunca tuvo y se trata realmente de una manera de personalizar su consumo de energía”.
Ese es el aspecto que resulta atractivo para una cantidad de participantes, incluyendo Gary Golden de Windsor Terrace, un futurista que es consultor de una variedad de empresas, incluyendo compañías de electricidad y de infraestructura. Golden instaló paneles solares como parte de una compra grupal que resultó tan popular con sus vecinos que hay casi una docena de sistemas a la vista de su techo. “Tenemos que convertir a la energía en un producto y un servicio que la gente pueda comprar por su cuenta y no tener que depender de un ente centralizado grande”, dijo Golden.
Otros participantes se hicieron eco de esa preocupación. “La meta a largo plazo es ser al menos parcialmente independientes de la red en situaciones de emergencia, lo que fue un argumento racional para sumarme”, dijo Patrick Schnell, cuyo sótano en Gowanus se inundó durante el huracán Sandy en 2012, pero no se quedó sin energía.
El proyecto incluye planes de crear un área de aproximadamente cinco manzanas que pueda desconectarse de la red y operar en forma independiente en caso de un corte de luz.
“Es el reconocimiento de necesidades de energía que van más allá de las nuestras”, dijo Golden. “Hay una microred de nuestra comunidad y eso es bueno, paro los hospitales, las clínicas, las escuelas, los grandes complejos de viviendas, se puede llevar la energía a donde sea necesaria”.
Traducción de Gabriel Zadunaisky