Las drogas para perder peso fabricadas por Novo Nordisk y Eli Lilly están batiendo récords de ventas. ¿Podrán esas empresas mantener su liderazgo?
Las drogas para bajar de peso conocidas como “agonistas del receptor del GLP-1″ ayudan a eliminar grasas, y con ellas también los efectos negativos de la obesidad para la salud. Esos nuevos fármacos pueden cambiar la vida de quienes los consumen, pero ahora también están afectando cada vez más la vida de los ciudadanos de las corporaciones.
Desde junio de 2021, cuando en Estados Unidos fue lanzado el Wegovy, nombre comercial de la primera inyección GLP-1 para bajar de peso, el valor de mercado de Weight Watchers —una compañía global que ofrece servicios de pérdida y mantenimiento de peso—, se desplomó un 90%. El 28 de febrero de este año, la conductora Oprah Winfrey anunció que abandonaría el directorio de la empresa y vendería todas sus acciones de la misma para evitar un conflicto de intereses, debido a que empezó a utilizar GLP-1. Las gigantes alimenticias, como Nestlé, ya están haciendo planes para ese futuro donde esos fármacos hagan que se hunda la demanda de golosinas con azúcar. Y a lo largo de la última serie completa de informes de resultados trimestrales a los accionistas, que concluyó en diciembre de 2023, los CEOs de las empresas de bienes de consumo hicieron referencia a los medicamentos para bajar de peso el doble de veces que en la serie anterior, concluida a fines de 2022.
Hasta ahora, sin embargo, el mayor impacto de esas drogas ha sido sobre las ganancias de sus fabricantes. Las ventas de Wegovy, desarrollada por el laboratorio danés Novo Nordisk, aumentaron de US$876 millones en 2022 a US$4500 millones en 2023, una cifra que la empresa espera duplicar para este año. Y se estima que el Zepbound, lanzado en noviembre en Estados Unidos por el gigante farmacéutico norteamericano Eli Lilly, generará unos US$2900 millones en ventas en su primer año completo. La agencia de datos Bloomberg predice que para 2030 las ventas de medicamentos para bajar de peso alcanzarán la asombrosa cifra de US$80.000 millones anuales, situándolos en el podio de los medicamentos más rendidores de la historia. En ese escenario, se espera que Eli Lilly y Novo Nordisk acaparen más del 90% del mercado.
El apetito de los inversores por las acciones de este duopolio ha sido tan insaciable como el que tienen por sus productos quienes tiene sobrepeso. En los últimos tres años, la capitalización de mercado de Novo Nordisk se ha más que triplicado, hasta alcanzar los US$560.000 millones, convirtiéndola en la empresa más valiosa de Europa. Y la norteamericana Eli Lilly vale US$740.000 millones, más del doble de lo que valía a principios de 2023. Ahora, en términos de valor de mercado, son las dos mayores farmacéuticas del mundo, y ya se habla con entusiasmo de la primera empresa del sector que alcanzará el billón de dólares, y también de la segunda… Sin embargo, para estar a la altura de esas elevadas expectativas, Eli Lilly y Novo Nordisk deberán producir suficientes dosis para satisfacer la demanda, ampliar el grupo de pacientes y defenderse de un incipiente grupo de competidores.
Los agonistas del GLP-1 son sorprendentemente eficaces y relativamente seguros. Originalmente lanzados para ayudar a los diabéticos a producir más insulina, estos fármacos regulan la respuesta del cuerpo a la comida y crean una sensación de saciedad que suprime el apetito. Los pacientes que los toman pierden más kilos que las personas que siguen otros planes de control de peso. En los ensayos clínicos, quienes se aplicaron Wegovy perdieron, en promedio, alrededor del 15% de su peso corporal, y los que usaron Zepbound, alrededor de un 20%.
Según la Federación Mundial de Obesidad, en el mundo hay 2700 millones de personas —el 38% de los mayores de cinco años— que son obesas o tienen sobrepeso, y por lo tanto la demanda de ese tipo de medicamentos es enorme. Como las inyecciones deben administrarse semanalmente y no sólo una vez, cuantas más personas inician el tratamiento, más rápido aumenta la demanda total. De hecho, la demanda está aumentando tan rápidamente que Eli Lilly y Novo Nordisk están teniendo problemas para abastecerla.
La producción de estos medicamentos requiere de dos componentes principales: el principio activo —la semaglutida o la tirzepatida— y el aplicador que los pacientes usan para inyectarse el medicamento. En este momento, ambos son difíciles de encontrar. Ni la empresa danesa ni su rival norteamericana han explicado por qué no pueden conseguir más cantidad de los productos químicos que necesitan, pero es claramente un problema.
La escasez de semaglutida, principio activo el Wegovy, ha obligado a Novo Nordisk a retrasar el lanzamiento de la presentación en comprimidos, que funciona tan bien como la inyección, es más fácil de fabricar y menos incómoda de aplicar, pero requiere una cantidad 20 veces mayor del ingrediente activo.
Y fabricar suficientes aplicadores subcutáneos para el Wegovy y el Zepbound también se ha convertido en un problema. Esos dispositivos se producen en fábricas especializadas en “llenado y acabado”. Tanto Eli Lilly como Novo Nordisk están invirtiendo miles de millones de dólares para aumentar la oferta de aplicadores, asociándose con fabricantes o desarrollando su propia capacidad de producirlos. En noviembre, el laboratorio anunció planes de inversión de US$2500 millones para construir una nueva fábrica de aplicadores en Alemania. El mismo mes, Novo Nordisk informó que invertiría US$6000 millones en ampliar la capacidad en su planta en Dinamarca. En febrero, la empresa matriz de Novo Nordisk acordó pagar US$16.500 millones por la compra de Catalent, un gran fabricante norteamericano, para impulsar la producción destinada el gigantesco mercado de Estados Unidos. Pero a pesar de todas esas inversiones, según los analistas, durante al menos unos años la demanda seguirá siendo superior a la oferta.
En cierto sentido, la limitada capacidad de producción ha ayudado a las empresas a enmascarar otro problema. Hasta ahora, sólo la mitad de los 110 millones de norteamericanos obesos tienen cobertura de esos medicamentos a través de su seguro médico. Para alcanzar los optimistas pronósticos de ventas, Eli Lilly y Novo Nordisk tienen que ampliar la base de pacientes que tienen acceso a sus medicamentos. El programa de salud pública para adultos mayores, Medicare, tiene prohibido por ley la cobertura de medicamentos para perder peso, y los prestadores privados se ven desalentados por su costo. Aunque con los descuentos los norteamericanos normalmente terminan pagando un 60% del precio de lista de Wegovy, que es de alrededor de US$16.000 al año, muchas prepagas son reacias a cubrir un costoso medicamento crónico que debe tomarse indefinidamente.
Para seducir a las prepagas y los prestadores privados de salud, las dos compañías están realizando ensayos para demostrar que los GLP-1 no solo ayudan a bajar de peso, sino que aportan otros beneficios. Un ensayo realizado por Novo Nordisk reveló que el Wegovy reduce en un 20% el riesgo de cardiopatías graves. Eli Lilly está llevando a cabo un inmenso ensayo sobre 15.000 participantes, que finalizará en 2027, para evaluar el efecto de la tirzepatida, el ingrediente activo del Zepbound y el Mounjaro, sobre la salud general y la esperanza de vida de los adultos obesos. Y existe evidencia que sugiere que los GLP-1 también ayudan con afecciones como la apnea del sueño, la disfunción renal crónica, la enfermedad de Alzheimer y el hígado graso. Los entes reguladores de Estados Unidos aún no han aprobado el uso de medicamentos GLP-1 para tratar estas enfermedades, pero David Risinger, del banco de inversiones Leerink Partners, cree que si surgen más beneficios para la salud, a las aseguradoras les resultará difícil negarse a cubrir al menos parte del costo de esos medicamentos.
Con el tiempo, Eli Lilly y Novo Nordisk podrían solucionar sus problemas de capacidad de producción y de base de cobertura. Pero aún en ese caso, sigue planteado un tercer desafío: la competencia. El floreciente mercado ha generado una oleada de pretendientes, desde grandes farmacéuticas hasta nuevas empresas de biotecnología. Según datos de Bloomberg, hay unos 100 candidatos a medicamentos para bajar de peso que se encuentran en diversas etapas de desarrollo. En su mayoría, son imitadores que intentan perfeccionar el enfoque del GLP-1 para crear medicamentos que superen a los existentes, ya sea porque permiten mayor pérdida de peso o porque son más fáciles de usar.
Una idea para aumentar la eficacia es combinar GLP-1 con otros agonistas. El Zepbound ya utiliza uno llamado GIP, que sumado al GLP-1 permite aumentar el gasto energético, disminuir la acumulación de grasa y reducir las náuseas. Viking Therapeutics, una empresa norteamericana de biotecnología, utiliza un cóctel similar. El 27 de febrero, Viking compartió resultados de ensayos clínicos que muestran que su medicamento contra la obesidad ayudó a los pacientes a perder incluso más peso que el Zepbound: inmediatamente, el precio de las acciones de Viking se duplicó holgadamente. Y un fármaco en desarrollo por la farmacéutica alemana Boehringer Ingelheim y la biotecnológica danesa Zealand Pharma utiliza otro agonista llamado glucagón, que en combinación con GLP-1 permitiría perder peso y combatir enfermedades hepáticas.
Otros rivales, como el gigante farmacéutico norteamericano Pfizer, y Carmot Therapeutics, una empresa de biotecnología que en diciembre fue adquirida por US$2700 millones por el gigante suizo Roche, están centrando sus esfuerzos en eliminar las agujas. Además de ser más baratos de fabricar y más fáciles de administrar, los medicamentos orales no necesitan refrigeración, como sí ocurre con muchos inyectables.
Por eso son más adecuados que las inyecciones para los pacientes de países pobres, que en algunos casos también enfrentan una crisis de obesidad pero carecen de una logística sólida que permita garantizar la cadena de frío. Ray Stevens, CEO de Structure Therapeutics, otra empresa de biotecnología que se dedica a fármacos orales para bajar de peso, cree que todavía estamos en las primeras etapas y que habrá que esperar para saber quiénes son los ganadores del negocio farmacéutico para bajar de peso.
Sin embargo, las dos pioneras corren con ventaja. Las patentes del Wegovy y el Zepbound recién vencen en 2032 y 2036 respectivamente, y no hay ningún producto rival que esté a punto de salir a la venta. En promedio, el desarrollo de un nuevo medicamento lleva unos nueve años. Por lo tanto, es poco probable que incluso los que ya están en las primeras etapas de ensayos clínicos estén disponibles antes de 2027. Pero la mayor ventaja es que ni Novo Nordisk ni Eli Lilly se han dormido sobre los laureles que le prometen años de ganancias sin competidores a la vista. Por el contrario, las dos empresas están innovando frenéticamente para mantener su ventaja sobre potenciales competidores, y también para sacarse ventaja mutuamente.
Para empezar, gracias a la mayor eficacia de su Zepbound, Eli Lilly ya compensó la ventaja inicial que tenía Novo Nordisk. El precio de las acciones de la farmacéutica norteamericana en relación con sus ganancias previstas para el próximo año es casi el doble que el de las de su rival danés. El destino de Novo Nordisk está mucho más ligado al GLP-1 que el de Eli Lilly, que también hace dinero fabricando tratamientos contra el cáncer y de inmunología. La esperanza de Novo Nordisk es que su presentación en comprimidos y otros siete medicamentos relacionados que se encuentran en diversas etapas de ensayo la ayuden a recuperar la delantera. Eli Lilly, por su parte, tiene seis medicamentos en proceso de pruebas, incluida una prometedora pastilla propia que se encuentra en fase avanzada de ensayos y que, si todo sale bien, podría salir a la venta en las farmacias en 2026. Sólo una de ellas será la primera farmacéutica en alcanzar un billón de dólares de valor de mercado. Pero de esa competencia, los verdaderos ganadores serán millones de pacientes.
(Traducción de Jaime Arrambide)