Sadio Mané, un crack dentro y fuera de la canchaMatthias Hangst - Getty Images Europe
Senegal fue uno de los equipos que disputaron el Mundial de fútbol en Qatar. Su capitán y principal estrella, Sadio Mané, sufrió una lesión en la rodilla derecha mientras jugaba para el Bayern Munich en noviembre pasado y debió someterse a una cirugía que lo dejó fuera del certamen. A los 30 años, había sido el responsable de que su equipo clasificara anotando un penal decisivo ante Egipto.
La increíble trayectoria de Mané incluyó el Metz, el Salzburgo y el Southampton, desde donde llegó al Liverpool para celebrar seis títulos y anotar 120 goles. Su millonario pase al Bayern Munich fue resonante.
Sin embargo, no se encegueció con los contratos ni con la popularidad. Decidió aprovecharlos en beneficio de otros. “¿Para qué quiero 10 Ferrari, 20 relojes con diamantes y dos aviones? Yo pasé hambre, trabajé en el campo, jugué descalzo y no fui al colegio. Prefiero construir escuelas y dar comida o ropa a la gente pobre”, dijo.
Nombrado como el mejor futbolista africano 2019 y 2022, tiene varios récords como goleador. Pero, sin duda, su vocación social lo distingue. En la Gala del Balón de Oro, celebrada en París hace unas semanas, fue condecorado con el premio que entrega la revista France Football al futbolista más comprometido con la acción social.
Quien de niño jugaba al fútbol con pomelos porque no tenía dinero para comprar pelotas lleva donado más de un millón de dólares para la construcción de una escuela y un hospital de alta complejidad en su pueblo natal, Bambali, a 400 kilómetros de Dakar. También donó notebooks, propició el suministro de conectividad a internet y promovió un programa de prevención del Covid-19. Además, envía mes a mes dinero a sus antiguos vecinos pobres.
Su preocupación por los niños lo llevó a apoyar el movimiento Derecho a Jugar, que propone que, para alcanzar la mejor versión de uno mismo, es necesario creer, trabajar duro, ser paciente, aceptar los desafíos, no darse por vencido y unirse. Todo eso que él aprendió con esfuerzo. Un crack dentro y fuera de la cancha.
