La versión de Los cuatro fantásticos estrenada en 2015 le costó la carrera a su realizador y fue calificada como una experiencia horrible por Kate Mara, una de sus protagonistas
Un estudio desesperado por retener los derechos de una historia cueste lo que cueste. Un director convencido de poder revolucionar la industria que duerme con un arma bajo la almohada. Un material original tan venerado como complicado de adaptar. Un elenco sometido a los caprichos del realizador y su batalla con los ejecutivos que quieren despedirlo cuánto antes. Y, el golpe de gracia, un tuit del director horas antes del estreno oficial: “Hace un año tenía lista una versión fantástica de esto. Y habría recibido críticas grandiosas. Ustedes probablemente nunca la verán. Esa es la realidad”.
Los 4 fantásticos, la nueva versión de la historia de los personajes de Marvel estrenada en 2015 tenía todas las de perder aun antes de llegar a las salas de cine. Solo una película excelente podría haber salido indemne a los rumores sobre su caótica filmación, de los comentarios sottovoce respecto al descontento de sus actores y las medidas de emergencia implementadas por los estudios Fox para evitar el desastre. Que fue inevitable porque Los 4 fantásticos está lejos de ser excelente. Sin embargo, conociendo ahora todo lo que sucedió en el detrás de escena de su producción, casi resulta un milagro que se haya estrenado. Especialmente sin que ninguno de los involucrados en la debacle que fue filmarla saliera herido. Al menos físicamente.
En el comienzo de su marcha el proyecto parecía prometedor. Aunque ya se habían intentando sin demasiada suerte varias adaptaciones del cómic creado por Stan Lee y Jack Kirby desde su lanzamiento en 1961, los conocedores del universo Marvel saben que los cuatro fantásticos son la primera “familia” de la editorial, que sus personajes dieron lugar a sus éxitos más tempranos y que sentaron las bases para todo lo que vendría después. Originalmente pensado como la respuesta de Marvel a los cómics de La liga de la justicia publicados por DC, Los cuatro fantásticos es uno de los equipos más populares del mundo de las historietas.
A pesar de que el nuevo relanzamiento de la franquicia fantástica, a menos de diez años de las mediocres versiones de 2005 y su continuación de 2007 protagonizada por Jessica Alba y Chris Evans -antes de convertirse en Capitán América-, nació por la obligación contractual de Fox para no perder los derechos de los cómics, en principio la película sonaba bien. En 2012, con el éxito de la primera Avengers como catalizador y modelo a seguir, el estudio eligió al joven director Josh Trank para que se pusiera al frente del relanzamiento. Con 28 años, el realizador solo tenía un largometraje en su haber, Poder sin límites, un film de presupuesto modesto que, sin embargo, le había reportado grandes ganancias a Fox. Aquel relato que subvertía el tono de las películas de superhéroes al imaginar las trágicas consecuencias que experimenta un grupo de adolescentes cuando adquiere poderes extraordinarios daba cuenta de un director y guionista interesados en explorar el género y llevarlo más allá.
Así, Trank y el guionista Jeremy Slater (The Umbrella Academy) empezaron a desarrollar la trama de la nueva película. El primer problema: el director quería contar una historia oscura, más cerca de las películas de David Cronenberg que de los exitosos Avengers, el modelo que el escritor y el estudio tenían en mente para el film. La diferencia de criterios se volvió insalvable y el guionista dejó el proyecto sin saber que el estudio estaba tan preocupado como él por las intenciones de Trank de inclinarse por el horror al estilo de La mosca.
Para encauzar la producción, Fox sumó al equipo al experimentado escritor Simon Kinberg, responsable de las tramas de la exitosa saga de los X-Men. Con ese conflicto aparentemente solucionado, el director se abocó a seleccionar a los actores que interpretarían a los nobles científicos Reed Richards, Ben Grimm, Sue y Johnny Storm. Esa tarea abrió otro frente de tormenta para el film.
Para el papel del líder del grupo Trank quería a Miles Teller, el actor que se perfilaba como el gran protagonista masculino de proyectos dramáticos gracias a su trabajo en la exitosa Whiplash, una elección que el estudio apoyó completamente. Sin embargo, a la hora de seleccionar al intérprete para Johnny Storm, mientras el director insistía en contratar a Michael B. Jordan, con el que había trabajado en su ópera prima, Fox no estaba convencido de que los fanáticos del cómic estarían de acuerdo con el cambio de raza de su amado personaje. Después de una ardua negociación finalmente los ejecutivos supieron reconocer el talento y carisma de Jordan y dieron el visto bueno. Sin embargo, cuando Trank quiso que la actriz que encarnara a Sue, la hermana de Johnny, también fuera negra, Fox se negó rotundamente a esa idea. En pie de guerra y con la producción parada, finalmente el director aceptó la propuesta del estudio y sumó a Kate Mara (House of Cards) como Sue. Ese acuerdo a regañadientes tendría consecuencias desastrosas en el rodaje que comenzó en mayo de 2014 y que enseguida se tornó en una experiencia espantosa para todos los involucrados.
Para empezar, la decisión de que Jordan interpretara a Johnny o Antorcha humana, le cayó tan mal al sector más intransigente y delirante de los fanáticos de Marvel que el director empezó a recibir amenazas de muerte que, según contó él años después, se sentía tan paranoico durante todo el rodaje que durmió con un arma bajo su almohada, dispuesto a defender su vida si alguien llevaba a la práctica la violencia que prometía a través de las redes. Para acrecentar la manía persecutoria de Trank, los ejecutivos del estudio empezaron a discutir la posibilidad de despedirlo. Es que aunque muchos dudaban de su capacidad para llevar adelante el film, incluso antes del comienzo del rodaje, cuando empezaron a recibir los primeros materiales desde el set todos acordaron que los resultados no eran los esperados. Con esa insatisfacción en el aire, el realizador empezó a demostrar comportamientos cada vez más preocupantes.
Su visión de una historia de superhéroes sombría chocaba con las expectativas para el género establecidas por las exitosas Iron Man y The Avengers, relatos de acción con grandes dosis de comedia que Trank aborrecía expresamente y no tenía ninguna intención de imitar. Para esquivar ese tono, el director quería de los actores una interpretación lo más inexpresiva posible al punto de que les pedía que controlaran sus parpadeos y hasta el ritmo de su respiración durante las tomas. Una exigencia de muchas que llevó a que Teller perdiera la paciencia y casi se trenzara en una pelea a puñetazos con Trank.
En el caso de Mara, las cosas fueron aún peores. Consciente de que el estudio había forzado su contratación contra los deseos del realizador, la actriz contó que la filmación de Los cuatro fantásticos fue una de sus experiencias más horribles en un set. Según los integrantes del equipo técnico, Trank descargaba sus muchas frustraciones con el desarrollo del rodaje en Mara, la única mujer del elenco. Aunque a medida que los diálogos con el estudio se volvieron más tensos, los arranques del realizador estaban expuestos a la vista de todos: sentado detrás del monitor mientras se filmaban las escenas, el director se cubría con una manta negra que ocultaba su pantalla al resto del equipo con el que prefería no comunicarse, por lo que mientras se preparaban las secuencias Trank pasaba el tiempo encerrado solo en su camarín.
Cuando las noticias del caos en el set llegaron a oídos de los ejecutivos del estudio, todos sabían que era solo cuestión de tiempo hasta que los rumores negativos sobre la película comenzaran a filtrarse y que eventualmente los medios se harían eco de lo que estaba sucediendo. Una pesadilla para cualquier proyecto en ciernes y especialmente para uno con tantas miradas puestas sobre él. Mientras tanto, Trank acusaba al estudio de haber recortado significativamente el presupuesto acordado para el film y Fox sostenía que nada del material que le llegaba parecía tener una historia coherente o un final inteligible. Así, una vez terminado el rodaje le pidieron al director que volviera a filmar algunas escenas, un procedimiento bastante habitual en Hollywood cuando una producción está en problemas. Sin embargo, Trank se resistió a participar del rodaje adicional porque, según contó años después, los ejecutivos tomaron el mando de la película y le quitaron voz y voto sobre ella. El manotazo de ahogado del estudio resultó, por ejemplo, en escenas en las que Teller tuvo que actuar solo frente a una pantalla verde porque sus coestrellas ya no estaban disponibles.
En medio de toda esa conmoción interna, Trank recurrió al sindicato de directores para que lo ayudara a negociar un nuevo acuerdo con Fox que permitía que él hiciera un corte final de la película y el estudio preparara otro según sus requerimientos. Para todos los involucrados estaba claro que nada bueno podía salir de semejante arreglo. Cuando llegó la semana del estreno, con los rumores de desastre ya instalados en Hollywood, Fox hizo lo posible por demorar la salida de las críticas, una señal inequívoca de que algo había salido muy mal con la película. Una sospecha confirmada por la fuente menos esperada el mismo día de su llegada a los cines. A pesar de los acuerdos de confidencialidad firmados con el estudio, el 6 de agosto de 2015, Trank posteo en Twitter la mencionada advertencia sobre la película que se estrenaba ese día y aunque rápidamente borró su mensaje de las redes, el ojo avizor de los seguidores de Marvel y el de los medios capturó el momento que, según los analistas de la industria, le costó al estudio al menos 10 millones de dólares en recaudación. En poco tiempo la película fue considerada un fracaso de crítica y taquilla con 168 millones de dólares de recaudación global, una cifra decepcionante para un film con un presupuesto inicial de más de 150 millones.
Algunas buenas noticias surgieron alrededor de Los cuatro fantásticos aunque ninguna de ellas tuvo que ver con sus valores cinematográficos: en medio del arduo rodaje dos de sus protagonistas, Mara y Jamie Bell, se enamoraron y tiempo después se casaron, tuvieron dos hijos y pudieron seguir indemnes con su carrera actoral. Y lo mismo puede decirse de la trayectoria ascendente de Teller y Jordan, dos de los actores más solicitados de Hollywood. Trank, en cambio, no salió ileso del fiasco. Es que antes de que se conocieran los conflictos en el set de Los cuatro fantásticos, el realizador había sido elegido para dirigir uno de los proyectos más esperados de aquel momento: un largometraje centrado en Boba Fett, el icónico cazarrecompensas de la saga Star Wars. Sin embargo, en cuanto los rumores empezaron a rodar por los estudios de Los Ángeles, Trank fue desvinculado del proyecto. Según el director, Lucasfilm no lo despidió sino que fue él quien tomó la decisión de alejarse de esa película al darse cuenta de que después del desastre de Los cuatro fantásticos, el estudio no iba a invertir lo necesario para que su versión de la historia de Boba Fett llegara a realizarse.
Ahora, para asombro de los que todavía se acuerdan de lo decepcionante que resultó la versión de Los cuatro fantásticos estrenada en 2015 (disponible en Disney+), lo cierto es que el cuarteto está emprendiendo el camino de regreso al cine. Con los derechos de los personajes ya en manos de Marvel, un nuevo intento de contar la historia de los héroes está en etapa de preproducción con una fecha de estreno estimada para 2025 y la posible participación de Pedro Pascal como Reed Richards, la británica Vanessa Kirby (Napoleón) en el papel de Sue Storm, Joseph Quinn (Stranger Things), como su hermano Johnny y Ebon Moss-Bachrach (The Bear) como Ben Grimm, más conocido como su alter ego, La Mole. Los espectadores tendrán que esperar a ver qué resulta de la nueva encarnación de los superhéroes. Lo que es seguro es que a pesar de todo, Hollywood sigue apostando para que los Cuatro fantásticos por fin le hagan honor a su nombre en la pantalla grande.
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