Polémica en una ciudad de Estados Unidos por estatuas en homenaje a Breaking Bad: “Fabricantes de metanfetaminas”

Desde hace casi una década, Breaking Bad se instaló en las pantallas y en las vidas de millones de estadounidenses y televidentes en todo el mundo. Casi diez años después de su último capítulo, permanece como un referente dentro del género del western contemporáneo, sobre todo en Albuquerque, Nuevo México, lugar donde se ambientó la producción. Sin embargo, recientemente se erigieron en la ciudad dos estatuas de bronce de los protagonistas, Walter White y Jesse Pinkman, y generaron polémica y fuerte rechazo, principalmente por parte de los republicanos.

El 30 de julio se dieron a conocer las figuras del profesor de química y de su exalumno, las cuales se ubicaron en el Centro de Convenciones de Albuquerque. Se trató de una ceremonia a la que asistieron Bryan Cranston (White), Aaron Paul (Pinkman), Vince Gilligan, el creador de la serie y Tim Keller, el alcalde de la ciudad.

Las estatuas fueron encargadas en 2019 por Sony Pictures Television, las esculpió el artista Trevor Grove y luego las fundió el American Fine Arts Foundry, con sede en Burbank, California.

Gilligan dijo en la inauguración que honrar a “dos traficantes de metanfetamina ficticios e infames” no sería celebrado por todos en Nuevo México. “Con toda seriedad y sin duda, algunas personas van a decir: ‘Wow, esto es lo que nuestra ciudad necesita’”, expresó en tono de ironía y luego agregó que veía a los dos mejores actores que Estados Unidos había producido jamás. Para él, fueron “figuras trágicas más grandes que la vida. Unos cuentos con moraleja”.

Miembros del partido de Donald Trump no tardaron mucho en reaccionar. El presentador de radio conservador de Albuquerque, Eddy Aragon, y el representante estatal republicano, Rod Montoya, fueron algunos de los que condenaron las estatuas de más de 100 kilos. “¿Vamos por el camino de glorificar literalmente a los fabricantes de metanfetamina?”, expresó el segundo en una entrevista con Fox News.

De acuerdo con Aragon, este no era el tipo de reconocimiento que la ciudad buscaba y menos aún el estado. “Sinceramente, lo que se vio en Breaking Bad debió ser un documental. Creo que esta es la realidad de Nuevo México. Tratamos de decir que es ficticio, pero es real”, expresó el presentador, y luego añadió que bromeaban al decir que la serie debía estar en televisión abierta, pero que “se trataba de una lamentable realidad”.

Esta no es la primera vez que Aragon se pronuncia al respecto sobre estatuas en el estado. Luego de criticar las figuras de Breaking Bad, decidió derribar una estatua del conquistador español Juan de Oñate, quien fue el primer gobernador español de Nuevo México.

“Ahora tenemos estatuas nuevas”, dijo Aragón, y agregó: “Ponemos personajes ficticios al frente. Tenemos a Jesse Pinkman y, por supuesto, a Heisenberg”. Además, criticó la posición de respaldo que Keller le dio a las figuras, cuando, luego de llamarlo progresista, expresó con ironía que los contribuyentes no solo lo financiaban, sino que se deshacían de figuras históricas reales para erigir aquellas ficticias de traficantes de drogas.

Por su parte, el alcalde de Albuquerque, Keller, manifestó que era apropiado erigir estatuas de la serie dado el impacto económico que el programa tuvo sobre la ciudad a lo largo de los años. “Si bien las historias pueden ser ficticias, los trabajos son reales todos los días. La ciudad también es un personaje. Nos vemos a nosotros mismos de muchas maneras, buenas y malas”, expresó.

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