El kirchnerismo debate cómo hundir el proyecto de Boleta Única en el Senado
El texto aprobado por Diputados no tiene la aprobación de la vicepresidenta y fue girado a dos comisiones en los que hoy se discute la ampliación de la Corte Suprema y la consulta popular
La boleta única no está en las prioridades política de Cristina Kirchner que, por el contrario, ya hizo público su rechazo al sistema. Todo indica que, como ocurrió en 2017 con el intento del gobierno de Mauricio Macri de eliminar la papeleta partidaria, el proyecto aprobado por la Cámara de Diputados terminará fracasando en el Senado por la cerrada resistencia del peronismo a modificar el sistema electoral vigente.
Mientras la vicepresidenta decide la mejor estrategia para abortar el proyecto reformista impulsado por la oposición, la iniciativa quedará a la espera del tratamiento de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales, a las que fue girado el lunes último, cuando ingresó a la Cámara alta el texto aprobado en Diputados.
En la mesa de arena oficialista se manejan, por el momento, dos alternativas.
La primera, sería aplicar la cronoterapia legislativa: dejar que el proyecto duerma el sueño de los justos en las comisiones a las que fue girado hasta que pierda estado parlamentario. Es un procedimiento largo, ya que el proyecto recién podría ser mandado al archivo en febrero de 2025.
La segunda, sería repetir la receta de cinco años atrás, cuando el entonces bloque opositor del Frente para la Victoria, que conducía Miguel Pichetto, rechazó de manera pública el proyecto que había aprobado la Cámara baja luego de que los gobernadores peronistas fueran citados a la Cámara alta para que dieran la cara e hicieran público su rechazo a la reforma electoral que impulsaba el macrismo. Una diferencia no menor es que aquel proyecto proponía la boleta única electrónica, como la que se usa en Salta y se empleó en la Ciudad; mientras que en esta oportunidad se impulsa la boleta única, pero de papel.
Por el momento, esta segunda opción es la que parece estar imponiéndose si se tiene en que cuenta que el jefe de los senadores oficialistas, José Mayans (Formosa), no deja pasar oportunidad para manifestar su rechazo al proyecto que aprobó la Cámara baja el pasado 8 de junio.
“No creo que aprobemos la boleta única. Creemos que el sistema actual es bueno y transparente; lo otro sería lo contrario”, afirmó el jefe del interbloque de senadores del Frente de Todos.
La claridad con la que Mayans despotrica contra la boleta única de papel es directamente proporcional al rechazo a la reforma de Cristina Kirchner, quien ya se pronunció de manera lapidaria en contra de cambiar la papeleta partidaria con la que se vota en la actualidad en los comicios nacionales.
La vicepresidenta criticó al sistema por considerar que, al juntar a todas las categorías en una sola papeleta, la mayoría de los nombres de los candidatos quedarán ocultos al elector. Por esa razón, aseguró con desdén que, con el uso de la boleta única de papel, se eligen a los postulantes como “si fueran una ristra de ajos y chorizos”.
También anunció su rechazo a la boleta única el presidente Alberto Fernández, quien alabó el actual sistema de boleta partidaria al afirmar que es una de las pocas cosas que funciona bien en el país.
Contactos negativos
Por lo pronto, el proyecto aprobado en la Cámara baja deberá esperar turno en las comisiones a las que fue girado, que son el escenario del debate por la ampliación de la Corte Suprema.
Además, Asuntos Constitucionales también comenzó a discutir hace poco más de diez días la reforma a las leyes que reglamentaron la consulta y la iniciativa populares, otro tema de interés de Cristina Kirchner y, por lo tanto, considerado prioridad para el oficialismo en el Senado.
De todas maneras, el pronóstico tampoco es alentador para la boleta única de papel a la hora de contar los apoyos con los que contaría la iniciativa en el Senado, en donde se necesitan 37 votos afirmativos para sancionar una reforma al régimen electoral.
El hecho de que al menos tres senadores oficialistas hubieran apoyado en algún momento la aplicación de la boleta única había alentado la esperanza de que se pudiera romper el rechazo del peronismo a abandonar la boleta partidaria.
Sin embargo, el panorama cambió. El jujeño Guillermo Snopek, autor de un proyecto presentado el año pasado junto al macrista Esteban Bullrich para establecer la boleta única, ya le advirtió a la oposición que sólo votaría el proyecto que viene de Diputados si antes el gobernador radical Gerardo Morales, de quien es un enemigo político declarado, lo aplica en Jujuy.
Por su parte, el entrerriano Edgardo Kueider, que intentó impulsar la boleta única en su provincia cuando fue funcionario del anterior mandato de Gustavo Bordet, tampoco estaría dispuesto a apoyar porque el proyecto que viene de la Cámara baja adopta el sistema cordobés (todas las categorías en una sábana) y no el que se usa en Santa Fe, que contempla una papeleta por categoría.
Por su parte, el correntino Carlos Espínola, que desde hace años reclama que en su provincia se vote con boleta única, ya les dijo a los heraldos de la oposición que se le acercaron a tantearlo que quiere esperar a ver cómo se desarrollará el debate y qué decide su bloque antes de fijar una posición.
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