En Tailandia es considerado como una forma de terapia medicinal y son cada vez más las personas que se animan a probarlo
“La primera vez que lo probé fue porque yo tenía un dolor crónico en la ingle, resultado de una caída de caballo. Después de la primera sesión se me fue el malestar y nunca más volvió”, relata Jacinta Lanusse, quien en la actualidad sigue teniendo sesiones de masaje tailandés semanalmente para tratar una enfermedad respiratoria crónica que tiene.
Se trata de un masaje que implica estiramientos profundos, donde durante la sesión, el terapeuta o masajista estira las extremidades corporales, cuello, espalda y torso, según lo requiera la condición del paciente. Se realiza mediante un método de presión sobre determinados puntos del cuerpo de los que, consecuentemente, se liberan tensiones en el tejido muscular a un nivel más profundo del que que se podría alcanzar con los tipos de masajes occidentales tradicionales.
Masaje tailandés: ¿qué es?
Se popularizó en Tailandia y es considerado parte de la medicina tradicional de dicho país. Aunque, según se recopila en escritos históricos, se originó en la India de la mano de Jivaka Kumar Bhacha, o Dr. Shivago, quien vivió hace aproximadamente 2500 años y fue contemporáneo y amigo de Buda. Fue con el paso del tiempo y por corrientes migratorias que la técnica arribó en Tailandia donde empezó a ser fomentada por monjes para luego expandirse a otros continentes.
Desde su origen, el masaje tailandés fundamenta el movimiento y el toque del terapeuta en los principios budistas de la compasión y la superación del sufrimiento.
Gabriela Ballesteros, terapeuta en masaje tailandés, explica que está basado en dos teorías: la de los cuatro elementos (tierra, agua, aire, fuego), y la de las líneas zen, que establece que hay diez canales principales por los que circula la energía y donde se pueden generar bloqueos. “Gracias a esta técnica se liberan y permiten que la energía llegue a otras partes del cuerpo”, agrega.
¿Cómo se siente una sesión de masaje tailandés?
El paciente se cambia con ropa de algodón del tipo thai, limpia y holgada. Luego da a conocer el motivo de la consulta, que puede ser una necesidad de alivio de estrés, dolor de cabeza o malestares físicos como dolor de ciática, de rodilla, de hombro, esguince o incluso, emocionales.
Durante la sesión el paciente percibe cómo el cuerpo se va soltando gracias a cada estiramiento o presión que se ejerza encima. Luego, una breve conversación final determinará la posible continuidad de su tratamiento en caso de necesitarlo.
“Se entra en un estado meditativo. En cada sesión el paciente va tomando conciencia de sus tensiones, de la relación de ciertos puntos con sus molestias y de cómo estas van desapareciendo, permitiéndole recuperar su estado de bienestar”, explica Guillermo Ibalo, terapeuta especializado en masaje tailandés y maestro de Shiatsunuad.
Respecto de la técnica, se realiza con el paciente tendido en el suelo, sobre un tatami o colchoneta dura. Allí el profesional puede usar manos, codos e incluso las rodillas y valerse del peso de su cuerpo para ir ejerciendo presión sobre el físico de otro. En algunos casos, la presión puede llegar a generar sensación de dolor, pero esto sucede en casos de cuerpos que cargan mucha tensión o están demasiado contracturados.
“Empiezo la sesión por los pies y luego, mis manos van a tocar, estirar y presionar todo el cuerpo del paciente hasta la cabeza. Suelo poner más foco en un trapecio duro o una cintura dolorida”, dice Christiana Trova, terapeuta francesa especializada en masaje tailandés desde hace 13 años. En adición, informa que desde su lugar de terapeuta comienza el masaje con energía sana y tomándose un tiempo para charlar con el otro y recibir el feedback de la terapia.
@manuriverarios Pensé que me iba y terminé en otro plano astral creo, demasiado recomendado. ✌️ Lo hice en @Urban Relax Perú - Spa #spa #masaje #masajetailandes #planeslima #manurivera
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Diferencias con los masajes occidentales
El concepto de masaje es totalmente distinto. Primero porque el tailandés le da importancia a las energías, además de que la mayoría lo implementa como un tipo de terapia para sentirse mejor física y psicológicamente. Frente a esto no se puede obviar el hecho de que en su lugar de origen es tomado como medicinal.
Otra diferencia es que este se realiza sobre una colchoneta en el piso y no en una camilla, tampoco se utilizan cremas ni aceites y la persona receptora debe estar vestida con ropa cómoda.
El objetivo es diferente dado que el de origen oriental busca recomponer y equilibrar el flujo de la energía.
En lo que refiere al masaje en sí, el paciente y el masajista trabajan con tres posturas anatómicas: decúbito supino, prono y sentado. Incluso, están quienes lo relacionan con el yoga y lo denominan “yoga pasivo”.
En definitiva, “el masaje tailandés es una forma de tocar desde la libertad del espíritu, la quietud y la curiosidad el movimiento energético que se produce en la sesión tanto en el paciente como en el terapeuta”, dice Ibalo.
La clave del masaje tailandés es que se convierta en un hábito, como casi todo, notar sus beneficios es cuestión de tiempo y prueba de esto es Jacinta Lanusse quien dice que después de cada sesión siente una renovación de su energía y ánimo.
Otros de los beneficios de tomar masaje tailandés que mencionan sus fanáticos son:
- Mejora la postura
- Activa el sistema linfático.
- Aumenta la flexibilidad de la musculatura, fortalece los ligamentos y los tendones
- Mejora la circulación de la sangre
- Regula los estados de ánimo, armonizando la conexión entre cuerpo, mente y alma
- Ayuda con la digestión y el funcionamiento de los órganos internos
- Al generar un alto grado de relajación disminuye el estrés
- Mejora la capacidad respiratoria