Aborto: la misa de San Cayetano se llenó de pañuelos azules
Una pincelada verde se abría paso esta mañana entre la marea celeste de los fieles que esperaban para entrar al santuario de San Cayetano. El pañuelo que Marcelo Mansilla llevaba atado en su mochila resaltaba en el gris de la mañana, como el tapado rojo de aquella niña en la Lista de Schindler. Muchos se codeaban, lo señalaban. Marcelo hacía oídos sordos y avanzaba. "Sabía que venir con mi pañuelo verde podía generar cosas. No lo hice para provocar. Vine con mucho respeto, aunque estaba preparado para que me dijeran de todo. Pero fue todo lo contrario. Todos fueron muy amables. Me dieron la paz y los voluntarios hasta me sirvieron te. Yo vengo a agradecer, porque San Cayetano me dio trabajo y le dio salud a mi hermana, que tuvo un accidente hace dos años. Y es como yo pensaba, los santos nos responden a todos, porque ellos no trabajan para las instituciones sino para la gente", cuenta Marcelo, que es de Junín, tiene 24 años y se está por recibir de enfermero.
El pañuelo verde de Marcelo no pasó desapercibido justamente porque el debate del aborto marcó como nunca el día de San Cayetano. Pañuelos celestes, consignas como "salvemos las dos vidas" o "toda vida vale", estaban tan presentes como las espigas y las estampitas, entre las miles de personas que hacían fila para entrar al santuario y pedir un favor en esos dones en los que el santo es especialista: salud y trabajo. E incluso el mensaje que transmitió el arzobispo de Buenos Aires,Mario Poli estuvo centrado en la votación de mañana. Con una exhortación muy directa a los senadores, por parte del cardenal.
"Elevamos nuestra oración para que los miembros del honorable Senado de la Nación no interrumpan la honrosa y laudable tradición de legislar para el bien común con leyes que abran a la esperanza de nuestro pueblo a favor de la cultura de la vida", dijo Poli, ante una multitud bastante menos nutrida que años anteriores. De hecho, en otras ediciones, la fila de fieles se iniciaba a la altura del estadio de Vélez Sarsfierd, mientras que esta vez, cerca del mediodía, apenas llegaba a unas dos cuadras y media del santuario. Sólo hacía falta esperar unos 40 minutos para verse cara a cara con el patrono del trabajo.
"El pueblo viene más a agradecer que a pedir. La solidaridad nos mueve", dijo Poli, en una declaración que pareció un guiño hacia el Gobierno, en relación a los números del desempleo. Justamente, porque a pesar de ser el fuerte del santo del día, no fue ese el principal pedido que se llevó este año San Cayetano.
Desafíos
"Hoy vivimos como país varios desafíos, pero ninguno tan serio e importante como el que tiene en sus manos los senadores. El proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del aborto pone a los indefensos seres que se están gestando en un camino sin salida, los deja excluídos de la legítima defensa. Los condena sin juicio ni procesos. Sólo les corresponde el deber de aceptar morir y nada más", denunció Poli. "Los cristianos elevamos la voz en nombre de los que no lo pueden hacer. No juzgamos a nadie. Y menos a las madres que por motivos que sólo ellas y Dios saben, a veces, bajo presión, sin trabajo y sufriendo hasta el final la incomprensión de su entorno, optaron por el aborto, que siempre será un drama. Y lejos de ser una solución, siempre será un camino difícil de llevar en la vida. Para ellas, los brazos de la misericordia siempre estarán abiertos. Dios ama y es fiel", insistió.
Tamara Paez, de 26 años, se abría paso entre la multitud para llegar hasta la imagen del santo con el niño en brazos. No le importó tener que salir de su casa, en Tigre antes de que amaneciera, ni tener que hacer todo el camino, al igual que el santo, con alguien a upa. Luz, su hijita de tres años, tiene una discapacidad pulmonar y la viene pasando muy mal este invierno. Anoche mismo, terminaron en la guardia del hospital de Tigre y tras varias horas de internación, le dieron de alta. Y Tamara no lo dudó. Decidió salir en pedido de auxilio. "También vengo a pedir por trabajo para mi marido, que es pintor y a veces tiene y a veces no. Pero además, quiero agradecer por la salud de mi nena. Porque cada uno de los días en que está bien, que no se enferma, es un milagro que me hace feliz", cuenta con lágrimas en los ojos.
Venta de objetos
El pequeño local, delante del santuario, donde se vendían estatuillas de los santos, trabajó ayer como nunca. La vitrina con los precios sobre las estatuillas hacía pensar en un concurso de popularidad. San Cayetano, por supuesto era el que mejor cotizaba, 1725 pesos por una figura de 40 centímetros. La virgen de Guadalupe valía 1424 pesos. En cambio Jesús y San Expedito buscaban comprador con la etiqueta del precio colgada al cuello: $440. El cura Brochero, el más reciente santo argentino, se ofrecía por apenas 258 pesos.
Beatriz Velásquez, de 48 años, vino desde Laferrere. Hace unos días llegó desde Comodoro Rivadavia, donde tiene dos hijos y solía trabajar en servicio de limpieza. "Pero hace bastante estoy sin trabajo. Es la primera vez que vengo", cuenta con una espiga en la mano por la que pagó unos 30 pesos.
A unos metros de donde Marcelo Mansilla aguarda su turno para agradecer a San Cayetano el trabajo y la salud de su hermana, hay un supermercado chino que vende bolsas con ofrendas de harina, azúcar y galletitas a 50 pesos. Marcelo viajó toda la noche, se tomó el ómnibus en Junín y esta madrugada llegó a Retiro y se vino directo para el santuario de Liniers. "Estaba muy cansado y con hambre, por eso me encantó el gesto de los voluntarios que me trajeron te, lo mismo que a todos los que estamos en la fila. Y nadie me hizo comentarios negativos por mi pañuelo verde. Me sorprendieron", cuenta.
Desde una postura distinta, el cardenal Poli hizo su pedido: "Le pedimos a San Cayetano una vez más que nos dé una mano, que la defensa de la vida por nacer se concrete en gestos, como él lo hizo en su tiempo, ayudando a parejas de jóvenes con su dinero, con préstamos para construir casas. Que aprendamos como él a multiplicar los esfuerzos para que las jóvenes mamás embarazadas y solas encuentren espacios para compartir temores y encuentren el abrazo y la ternura de mujeres que tuvieron la alegría de concebir a pesar de todo", dijo
Por último, hizo un pedido para que el debate del aborto no tape otros temas. "Que este debate no nos haga olvidar el verdadero problema de la Argentina, que son los pobres, que hoy suman la tercera parte de la población y siguen esperando", apuntó.