Martina de Marcos, la científica marina obsesionada con el plástico descartable
LA NACION
Todavía no comenzó la nota y Martina de Marcos ya muestra su obsesión. Recién salida del edificio de Retiro donde está viviendo temporalmente, levanta de la vereda de la calle Esmeralda una tapa de plástico de un vaso de café descartable y la tira a un tacho a los pocos metros.
Es que esta científica marina argentina de 27 años está empeñada en que el plástico no siga inundando los océanos, afectando a los animales, que los comen sin poder distinguirlos de su alimento, y, en última instancia, a los seres humanos de todo el mundo, que también terminan ingiriendo microplásticos, según muestran los últimos estudios.
Martina, de 27 años, estudió Ciencias Marinas en la universidad de Sidney con una ayuda del gobierno australiano. "Me impactó mucho el problema del plástico, me pareció que los científicos tienen que hacer algo para comunicar el tema y ese es mi objetivo", comenta.
Ahora está escribiendo una tesis sobre cómo manejar el plástico en lugares remotos, como islas. "En Galápagos, que es un lugar muy cuidado, prohibieron las botellas de plástico, porque no tienen dónde mandarlas. Mi sueño es que las empresas vendan las botellitas y después se las lleven. Es ridículo que las empresas lleguen a todos lados con sus productos y después no se lleven lo que dejan", afirma con decisión.
El clic lo hizo en 2010, cuando estaba de vacaciones en Bali. "Allí es muy grave el problema, porque es una isla y hay mucha basura, mucha gente, mucho consumismo. Pero lo vi como te lo enseñan en la escuela, 'no tires basura en la calle'. Como que no ves más allá de 'queda feo, estás ensuciando', pero cuando ves el impacto en la fauna, lo que está pasando con los animales, pensé que necesitábamos hablar más de eso. Uní lo que veía con lo que estaba estudiando.
La ONU estima que al menos ocho millones de toneladas de plástico entran a los océanos cada año, causando anualmente la muerte de más de un millón de aves y de cerca de 100.000 tortugas y mamíferos.
Mensaje en una botella (descartable)
¿Cómo llega el plástico al mar?
Eso es lo más importante que la gente entienda, porque la mayoría piensa que es cuando lo tira en la playa. Pero la basura que tirás en la calle va a las alcantarillas, de ahí al río y de ahí al mar. Para evitar inundaciones, las rejas de las alcantarillas son muy grandes y por ahí pasa la basura. En Australia están poniendo redes en las alcantarillas que dan al mar, pero los filtros no son tan chicos, una pajita pasa.
Por ejemplo, Panamá tiene temporada seca y de lluvia y ahí la diferencia es muy notoria. En seis meses no cae basura y después cae toda la basura acumulada y es imposible de contener. Creo que la gente no conecta esos puntos. Pero esa basura va a llegar al mar, a una ballena o un pingüino.
Hay corrientes, entonces se provocan concentraciones de basura, que a veces se les dicen islas, aunque no lo son. La basura que vos tirás acá puede llegar adonde sea. En 1991 cayeron miles de patitos de plástico de un contenedor en el Pacífico y por las corrientes llegaron a las costas de Estados Unidos, América del Sur, Gran Bretaña y hasta el Artico.
Siempre apuntamos a los individuos pero el sistema te obliga a consumir plástico. ¿La solución no debería venir de las empresas y los gobiernos?
Hay un tema económico muy fuerte. Las empresas cambiaron a un sistema de envases descartables por un tema económico. Y es tan grande el peso que a menos que venga una ley muy estricta es difícil que se cambie. Hay leyes que me gustan de países de Asia, como Corea del Sur y Taiwán, donde son muy buenos reciclando. Tienen regulación para el plástico que vos usás, lo que facilita el reciclaje. Porque las botellas tienen tres tipos de plástico, el envase en sí, la tapita y el etiquetado. Y después hay botellitas de diferentes colores, la transparente, la celeste, verde, la amarilla, eso hace que sea mucho más difícil el reciclaje, porque para reciclar tiene que ser muy igual el plástico. Entonces en esos países dispusieron que todas las botellas tienen que ser transparentes. lo que hace que se puedan reciclar juntas. También hay una regulación para las etiquetas y las tapitas. La empresa que no cumple se lleva una multa muy grande. Además, las empresas que fabrican plástico tienen que subvencionar el reciclaje, que es caro.
¿No se puede prohibir los envases de plástico descartables?
La Unión Europea prohibió los platos y cubiertos de plástico descartable, los hisopos y las pajitas. Vanuatu fue el primer país que prohibió los pañales descartables, que eran el 30% de su basura. Hay dos proyectos para prohibir todos los descartables, uno de Esteban Bullrich y otro de Brenda Austin, a quienes yo asesoré. Estudié muchas leyes alrededor del mundo.
Hasta los 90, los envases de gaseosas eran retornables.
Es que es muy barato el plástico virgen. En lugares remotos de Panamá conocí gente que prefería usar cubiertos y platos descartables todos los días antes que lavarlos. Bangladesh fue el primer país del mundo en prohibir las bolsas plásticas en 2002 por las inundaciones que causaban.
Otro mal hábito es el del café, que antes se tomaba en el lugar en una taza y ahora se lleva en vasos descartables.
E incluso mucha gente toma el café en vasos en el lugar. Yo les digo, '¿sabías que podés tomarlo en taza?' Eso me vuelve loca. Es para ahorrar tener una persona que lave. Deberían prohibirlo o regularlo. Es ridículo que uses algo una vez y lo tires. El plástico está hecho de petróleo, que tarda millones de años en formarse. Tarda mucho en sacarse de la tierra, en procesarse, en hacer la cucharita, en llegar al supermercado y después vos te comés el yogur y tirás la cucharita. Entonces tenemos que pensar como sociedad, porque vivimos en un mundo donde todo tiene consecuencias.
¿No se está pensando en envases descartables que se puedan degradar?
Sí, pero yo no estoy a favor de esos porque es seguir con esa costumbre del descarte.
¿Los gobiernos están preocupados con el tema de la basura?
Siento que es un tema más. Aunque por ejemplo el ministro de Ambiente Antigua y Barbuda es impresionante lo que está logrando. Prohibió las bolsas plásticas, el telgopor y va por todos los desechables.
¿Qué tiene que pasar para que todos vean el problema? ¿Que te comas un pescado y tenga una tapita adentro?
Ya hay videos de eso, de peces y aves llenos de plástico. Creo que la sociedad tiene que empezar a cambiar internamente. La información ya está. Tenemos que hacernos responsables de nuestro planeta. Es importante cuidar el lugar donde vivimos, somos parte, estamos conectados, mis acciones tienen un impacto.
Recién te vi que levantabas una tapita. ¿Lo hacés siempre?
Sí, a veces con mucho asco. En la playa levanto feliz. Cuando hay mucha basura voy llenando una bolsa. Al principio me enojaba pero me di cuenta de que la gente no sabía lo que hacía. Dicen que tenés que hacer tres acciones buenas por día. En Australia, hay mucha cultura de mar. Hacemos limpiezas y no podés creer lo que hay en la playa.
Viaje para generar conciencia
Entre marzo y diciembre del año pasado, Martina viajó junto a su novio, de Tijuana a la Patagonia en auto, colectivo y avión dando charlas sobre el uso del plástico en escuelas y universidades, en el marco de su proyecto Limpiando el mundo.
Ahora, la joven va a volver a Australia para terminar una maestría en Gestión Ambiental, enfocada en la gestión de la basura plástica en islas y lugares remotos, que está haciendo en la Universidad de Nueva Gales del Sur.
"En esos lugares ni siquiera pasa el camión recolector, entonces queman la basura o la tiran al río, al mar o la entierran si se ponen mucho las pilas. Todas estas soluciones son problemáticas. Quemarla produce cosas terribles en los pulmones. La mayoría de los proyectos están enfocados en las ciudades, por eso decidí investigar eso. Y ahí también usan plástico. No importa adonde vayas vas a encontrar envases plásticos. Hasta en el medio del Amazonas", comenta.
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