Ambiente: Hawái prohíbe alimentar animales ferales para proteger especies nativas
La nueva ley del condado en la Big Island busca resguardar animales endémicos

La norma, aprobada por el consejo del condado, busca limitar el impacto de los gatos ferales —mascotas abandonadas y sus descendientes— considerados por los biólogos como un superdepredador introducido en un ecosistema especialmente frágil. Sin embargo, la decisión desató una fuerte polémica entre defensores del bienestar animal y conservacionistas.
La prohibición afecta a lugares como el centro de transferencia y reciclaje de Kealakehe, cerca del distrito turístico de Kona, donde unas 200 colonias de gatos reciben alimento de manera regular. Una de las voluntarias es Liz Swan, que desde hace 33 años alimenta gatos ferales en la isla. "No creo que los gatos deban ser exterminados", sostuvo.
Las autoridades ambientales advierten que los gatos ferales amenazan a las especies nativas tanto de forma directa —al cazarlas— como indirecta. Los restos de comida dejados para los felinos atraen aves y otros animales silvestres a zonas urbanas y carreteras, aumentando el riesgo de atropellos. Además, las heces de gato pueden transmitir toxoplasmosis, una enfermedad que ya ha causado la muerte de aves nativas y focas monje hawaianas.
El año pasado, un macho murió atropellado en Hilo cuando cruzaba una ruta para llegar a un punto donde se alimentaba a gatos. Su pareja había perdido previamente un pequeño por toxoplasmosis, según el Departamento de Tierras y Recursos Naturales del estado, que respalda la prohibición como una herramienta clave de protección.
Los opositores a la ley sostienen que la medida dificultará los programas de captura, esterilización y devolución (TNR, por sus siglas en inglés), al empujar a los gatos hambrientos a cazar más activamente. Muchos de los animales que viven en colonias visibles ya están esterilizados, como indican las marcas en sus orejas, señalan los voluntarios.
El biólogo estatal Raymond McGuire, dueño de un gato, reconoce el dilema, pero sostiene que no hay margen cuando las especies nativas luchan por sobrevivir. "Hay aves que mis hijos nunca verán y que yo sí pude conocer", afirmó, al explicar que el ecosistema hawaiano evolucionó sin depredadores mamíferos.
El alcalde de la isla, Kimo Alameda, dejó que la ley entrara en vigor sin firmarla, pese a sus reparos personales. La controversia fue tan intensa que recibió mensajes de odio, según relató. Alameda expresó su deseo de que la policía trate la aplicación de la norma como una baja prioridad, aunque las infracciones contemplan multas de hasta US$50 en la primera falta y US$500 en reincidencias.
La discusión refleja un conflicto más amplio en Hawái, donde la protección de un patrimonio natural único choca con el apego de muchos residentes a los animales ferales, en un territorio donde la relación entre cultura, naturaleza y especies animales es profundamente simbólica. (ANSA).



