ANSA/EEUU: Trump elogia los "kei cars" japoneses y plantea autos diminutos
El magnate destacó los vehículos compactos japoneses como alternativa barata y eficiente

"Son muy pequeños, realmente lindos, y me pregunté cómo funcionarían en este país", dijo Trump a comienzos de diciembre tras verlos de primera mano durante una visita a Japón. Días después, aseguró en su red Truth Social haber aprobado la idea de fabricar "autos diminutos" en Estados Unidos, a los que describió como "económicos, seguros y eficientes".
Los kei cars —abreviatura de kei-jidōsha, o "vehículos livianos"— surgieron en Japón tras la Segunda Guerra Mundial como una política estatal para estimular la industria automotriz y facilitar el acceso al automóvil, ofreciendo beneficios fiscales y menores costos de seguro. No constituyen una marca en sí misma, sino una categoría regulada por tamaño y potencia, producida por fabricantes como Honda, Suzuki o Daihatsu, con versiones a combustión y eléctricas.
En Japón, un kei truck suele costar alrededor de US$10.000, una fracción del precio de una camioneta estadounidense promedio como la Ford F-150. También es considerablemente más pequeño y menos potente: motores de unos 60 caballos de fuerza frente a los más de 300 de las camionetas de gran porte.
Aunque son omnipresentes en zonas rurales japonesas y utilizados para tareas cotidianas, los kei cars siguen siendo una rareza en Estados Unidos. Sin embargo, las importaciones han aumentado en los últimos años, impulsadas por su bajo costo de mantenimiento y consumo reducido, según datos de exportación japoneses.
Expertos advierten, no obstante, que las barreras para una adopción masiva en Estados Unidos son significativas. Muchos de estos vehículos no cumplen con los estándares federales de seguridad —algunos carecen incluso de airbags—, lo que limita su importación a unidades con más de 25 años de antigüedad, bajo una exención legal. Además, existe un mosaico de normativas estatales que restringen su circulación a calles de baja velocidad o directamente los excluyen de las vías públicas.
"El desafío no es solo cultural, sino también regulatorio y económico", señalan analistas. Fabricar desde cero un vehículo de este tipo que cumpla con las normas estadounidenses implicaría costos elevados, lo que haría difícil mantener precios cercanos a los del mercado japonés.
Especialistas subrayan además que el gusto estadounidense se inclina históricamente hacia vehículos grandes, pensados para viajes largos y mayor confort, lo que reduce el atractivo de los kei cars como vehículo principal. En el mejor de los casos, estiman, podrían ocupar un nicho como segundo o tercer auto familiar, o en entornos urbanos densos y comunidades cerradas, como ya ocurre con los carritos de golf en algunas zonas.
Pese al entusiasmo presidencial, economistas y expertos en movilidad coinciden en que una "revolución kei" en Estados Unidos no parece inminente, salvo que el Congreso o las agencias federales impulsen cambios profundos en la legislación de seguridad vehicular, un proceso que llevaría años.
Mientras tanto, el debate reabre una discusión más amplia sobre el modelo de transporte, los costos de vida y la sostenibilidad del parque automotor estadounidense, en un país donde los autos son cada vez más grandes —y más caros— que nunca. (ANSA).



