ANSA/Navidad: Ideas para unas fiestas diferentes
Propuestas a lo largo y ancho de la península italiana.

Entre quienes se desplazan, el 34% lo hace si encuentra precios convenientes, el 22% cambia de destino cada año, el 20% visita a familiares lejanos y el 14% regresa a su ciudad natal.
Aquí, destinos para pasar las próximas fiestas de Navidad en Italia.
Massa Martana, pueblo medieval ubicado en el corazón de Umbría, alberga la 22ª edición de la Exposición Nacional del Pesebre Artístico, organizada por la Pro Loco con el patrocinio del municipio. Hasta el 6 de enero, el borgo umbro recibe pesebres de toda Italia en el complejo monumental La Pace.
La gran atracción de este año es un pesebre de hielo dedicado a san Carlo Acutis, canonizado el 7 de septiembre: una obra de más de 10 metros cuadrados, esculpida con 30 quintales de hielo y conservada a -17 grados. Luminoso y espectacular, es candidato al título de Pesebre más bello de la Navidad 2025.
Los visitantes también pueden admirar pesebres clásicos realizados por destacados maestros italianos y numerosas obras de arte dedicadas a la Natividad, creadas por escultores y ceramistas.
El evento se desarrolla en el sugestivo casco histórico, entre fogones en las plazas, melodías navideñas y una atmósfera de postal. La experiencia se completa con la visita al nuevo Museo del Pesebre, único en su tipo en Umbría, inaugurado hace apenas un año y ya valorado por su riqueza y belleza.
Para quienes buscan combinar tradición, deporte y cultura, la Navidad en Bressanone ofrece experiencias inolvidables.
Hasta el 6 de enero, en el mercado navideño de la plaza del Duomo, 44 casitas de 28 expositores reciben a los visitantes con artesanías únicas y auténticas delicias del Tirol del Sur.
Cada día, a la apertura, suena el carillón de la Torre Blanca, que hace resonar su melodía sobre los techos de la ciudad, y cada noche, hasta el 24 de diciembre, se abre una ventana del gran calendario de Adviento en el Bauzanum, también en la plaza.
El patio de la Hofburg, sede cada Navidad del espectáculo de luces y música, celebra sus 10 años con el show Oops, un videomapping sobre las arquitecturas barrocas acompañado por música de Giorgio Moroder. Cada entrada contribuye a proyectos de Unicef en Zambia, combinando encanto y solidaridad.
Quienes llegan en tren —la estación está a pocos minutos del mercado— acceden a descuentos para el espectáculo de luces, que se presenta todos los días hasta el 6 de enero a las 17.30 y 18.30, y los sábados también a las 19.30.
A pocos pasos de la ciudad, la abadía de Novacella es otra joya imperdible: allí se visitan el claustro, la basílica y el patio con el Pozo de las Maravillas, cubierto por un templete octogonal. Con visita guiada se accede a la pinacoteca y a la imponente biblioteca de dos niveles, que conserva 98.000 volúmenes.
El orgullo de la abadía es, además, su prestigiosa bodega.
Y, por supuesto, no puede faltar una jornada de esquí en las pistas del monte Plose, un verdadero paraíso para los amantes del esquí y el snowboard.
Tradición, diversión y mucho deporte también caracterizan a Courmayeur, la localidad del Valle de Aosta a los pies del Mont Blanc. El 24 de diciembre, en la céntrica plaza Abbé Henry, entre música y luces, se espera a Rhémy de Noël, el simpático deshollinador que en la Nochebuena baja al valle para llevar regalos a los chicos que iluminaron su camino con una linterna.
A lo largo de la vía Roma, las compras se mezclan con luces y decoraciones, mientras en las mesas y en los comercios se degustan especialidades gastronómicas, desde quesos y embutidos artesanales de montaña hasta mieles y mermeladas de frutos del bosque, acompañadas por el licor alpino génépy.
Pero Courmayeur es, sobre todo, un paraíso para los amantes de la nieve: el dominio esquiable ofrece 100 kilómetros de recorridos preparados y fuera de pista, con 33 pistas y notables desniveles.
Gracias a la apertura nocturna del teleférico de Courmayeur, es posible disfrutar de un aperitivo o una cena en altura y contemplar el espectáculo del atardecer sobre el Mont Blanc.
Los aficionados al esquí de fondo cuentan en Val Ferret con un circuito de más de 20 kilómetros entre bosques y praderas nevadas; los freeriders, en cambio, encuentran recorridos fuera de pista entre alerces y abetos en Val Veny.
Quienes prefieren vivir la montaña en clave de relax, con raquetas o crampones, pueden disfrutar de caminatas por los paisajes encantados de la llana Val Ferret, la salvaje Val Veny o incluso alcanzar el glaciar del Toula junto a los guías alpinos de Courmayeur.
Y para quienes viajan en familia, no faltan baby clubs y escuelas de esquí pensadas especialmente para los más chicos.
(ANSA).



